Introducción
Flujo vaginal es el nombre dado a la secreción de fluidos por la vagina. El flujo vaginal puede ser algo completamente normal o un signo de enfermedad ginecológica.
Las secreciones vaginales naturales son producidas por glándulas en el canal vaginal y desempeñan un papel importante en la salud femenina, ya que ayudan a eliminar las células muertas y las bacterias del sistema reproductor. Esto mantiene la vagina limpia y ayuda a prevenir las infecciones.
En general, los flujos claros, que no están asociados a otros síntomas, son benignos y no necesitan tratamiento. Por otro lado, si el flujo tiene coloración verdosa o amarillenta, mal olor y está asociado al dolor o picazón, es probable que sea una señal de infección ginecológica.
En este texto vamos a abordar las causas del flujo vaginal detallando los signos que pueden indicar una vaginitis o colpitis (inflamación de la vagina).
Flujo vaginal normal
Antes de hablar sobre el flujo vaginal fisiológico, es decir, flujo vaginal normal, no relacionado con enfermedades, hay que hacer un breve repaso de la anatomía ginecológica femenina.
Es muy común la confusión entre vagina y vulva. Cuando miramos hacia al genital externo femenino, lo que vemos es la vulva; en la vagina conseguimos ver solamente el agujero externo, ya que la vagina propiamente dicha es un canal que queda en el interior del cuerpo y termina en el cuello del útero, como se puede ver en la siguiente ilustración.

El flujo, normalmente, se origina en la vagina y solamente se vuelve perceptible cuando deja el agujero externo de la misma. En algunos casos, el flujo puede tener origen en el cuello del útero.
Todas las mujeres en edad reproductiva pueden tener un flujo vaginal normal, llamado flujo vaginal fisiológico. Este flujo es formado por la combinación de células muertas de la vagina, bacterias naturales de la flora vaginal y secreción de moco; suele tener entre 1 y 4 ml de volumen diario y su función es humedecer, lubricar y mantener la vagina limpia, lo que dificulta la aparición de infecciones.
El flujo vaginal fisiológico es estimulado por el estrógeno y, por lo tanto, puede tener su volumen aumentado en periodos donde hay mayor estímulo hormonal, como en el embarazo, durante el uso anticonceptivos a la base de estrógenos, en la mitad del ciclo menstrual, cerca de la ovulación (lee: PERIODO FÉRTIL PARA QUEDAR EMBARAZADA) o días antes de la menstruación.
El flujo vaginal normal suele ser blanco, lechoso o transparente, espeso y con leve olor. Una de las pistas más importantes para identificar un flujo fisiológico es la ausencia de signos o síntomas de irritación, como dolor, ardor, rojez o picazón en la vagina o vulva. No obstante, es importante señalar que una discreta irritación en la vulva puede ocurrir en algunas mujeres con flujo fisiológico.
Flujo vaginal anormal
La leucorrea o flujo vaginal no fisiológico es aquel relacionado con alguna enfermedad ginecológica y puede presentar varias causas. Las más comunes son las vaginitis, también llamadas colpitis, que son infecciones vaginales provocadas normalmente por bacterias u hongos. El flujo también puede surgir debido a una atrofia de la mucosa de la vagina tras la menopausia, alergia a algunas sustancias, como espermicidas, o por la presencia de un cuerpo extraño en la vagina.
Vamos a hablar, resumidamente, sobre las principales causas de vaginitis y flujo vaginal. Más detalles pueden ser leídos en los textos específicos para cada una de las enfermedades descritas a continuación.
Candidiasis
La cándida es un hongo que hace parte de la flora natural de gérmenes de la vagina. Habitualmente, la cándida vive en la piel y no suele causar síntomas. Sin embargo, siempre que hay algún desequilibrio en las condiciones habituales de nuestro organismo, como uso excesivo de antibióticos, estrés, enfermedades como diabetes, inmunosupresión, traumatismos, etc., la cándida puede empezar a multiplicarse excesivamente, pasando a causar síntomas.
La candidiasis vaginal normalmente se manifiesta con picazón o ardor en la vulva, dolor para orinar, dolor durante el acto sexual y un flujo espeso, sin olor fuerte y blancuzco, muchas veces comparado con el queso cottage.
Para más informaciones sobre el flujo provocado por la candidiasis, lee: CANDIDIASIS – SÍNTOMAS, TIPOS Y CAUSAS.
Gonorrea y Clamidia
La gonorrea y la clamidia son dos enfermedades de transmisión sexual (ETS) causadas, respectivamente, por las bacterias Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis. Ambas enfermedades causan una cervicitis (infección de cuello del útero) y pueden evolucionar con flujo vaginal, generalmente de aspecto mocopurulento (amarillo turbio). Otros síntomas asociados incluyen dolor para orinar, dolor durante el acto sexual, normalmente con sangrado después del coito e irritación en la vulva.
Para más informaciones sobre el flujo provocado por la gonorrea o clamidia, lee: GONORREA | Síntomas y tratamiento y Clamidia – Síntomas y Tratamiento.
Tricomoniasis
La tricomoniasis es una enfermedad transmisible causada por un parásito llamado Trichomonas vaginalis. La vaginitis causada por tricomoniasis normalmente se presenta con un flujo fino, amarillo-verdoso, de olor desagradable asociado con otros signos clásicos de vulvovaginitis, como dolor al orinar, irritación de la vulva y sangrado/dolor durante el coito.
El Trichomonas vaginalis puede permanecer asintomático durante mucho tiempo, siendo difícil saber exactamente cuando hubo la contaminación. Para más informaciones sobre el flujo provocado por el Trichomonas.
Vaginosis bacteriana
La vaginosis bacteriana es la principal causa del flujo vaginal anormal. Es una infección causada por alteraciones en la flora natural de la vagina, que ocasionan una reducción en el número de lactobacillus (bacterias “buenas”) y un excesivo crecimiento de bacterias aeróbicas (bacterias “malas”) como Gardnerella vaginalis, Mycoplasma hominis, Prevotella, Porphyromonas, Bacteroides, Peptostreptococcus, Fusobacterium y Atopobium vaginae.
Es muy común asociarse a la vaginosis bacteriana la bacteria Gardnerella vaginalis, pero esta enfermedad es causada por el crecimiento de múltiples bacterias y no solamente de la Gardnerella.
El término vaginosis es usado en vez de vaginitis en este caso porque hay poca o ninguna inflamación de la vagina, solamente proliferación bacteriana. El síntoma típico de la vaginosis es el flujo vaginal fino y grisáceo, con olor muy fuerte, tipo pescado podrido. Otros síntomas de inflamación vulvo-vaginal, como dolor al orinar, picazón de la vulva y dolor durante el coito, son bien menos frecuentes, estando ausentes en gran parte de los casos.
La proliferación de bacterias y el descenso en el número de lactobacillus hace con que haya un aumento significativo del pH de la vagina, siendo esta una de las llaves para el diagnóstico.
Atrofia vaginal
La atrofia de la vagina ocurre, habitualmente, después de la menopausia. El estrógeno estimula el flujo fisiológico, y su falta provoca sequedad y adelgazamiento de la mucosa vaginal. Esta atrofia vaginal puede llevar a la inflamación, con flujo, dolor al orinar e incomodidad durante el acto sexual (lee: MENOPAUSIA – Causas, Síntomas y Tratamiento).
Alergia
Alergia al lubricante del condón, a espermicidas, a perfumes, jabones o productos de higiene íntima, etc., pueden causar una reacción alérgica en la vagina/vulva, llevando al surgimiento del flujo.
Otras causas menos comunes
Las causas mencionadas anteriormente son los más comunes, pero no son las únicas. Si la mujer tiene un flujo vaginal persistente, que no parece ser fisiológico, y no se identificó ninguna de las causas comunes es identificada, el ginecólogo debe pensar también en las siguientes hipótesis:
- Infección por el VPH (virus del papiloma humano).
- Herpes genital.
- Cáncer del cuello del útero.
- Alergia al semen (causa rara).
- Vulvovaginitis por la bacteria Streptococcus.
- Cuerpo extraño retenido dentro de la vagina (absorbente interno o condón “olvidado”, por ejemplo).
- Infección por el verme oxiuro (oxiuriasis).
Flujo vaginal según sus características
Flujo marrón: el flujo de color marrón generalmente es aquel que contiene sangre coagulada. Puede ser causado por restos de la menstruación, traumatismos, infecciones, cuerpo extraño, cáncer ginecológico, implantación del embrión en el útero en los primeros días del embarazo, atrofia vaginal o embarazo ectópico.
Flujo amarillento: el flujo amarillento es, en general, un signo de infección ginecológica, sobre todo si va acompañado de mal olor, ardor o picazón vaginal. Quizás la tricomoniasis sea la principal causa de este tipo de flujo, pero otras infecciones también pueden provocarla, como gonorrea y clamidia.
Flujo blanco: el flujo blancuzco puede ser normal, principalmente si es fino y en pequeña cantidad. Flujo más espeso y grisáceo, asociado a síntomas irritativos, como picazón y dolor vaginal, puede ser candidiasis. Si hay olor, la vaginosis puede ser una posibilidad.
d. Flujo con olor: la vaginosis y la tricomoniasis son las principales causas de flujo con olor fuerte.
Diagnóstico
Para distinguir correctamente los tipos de flujo vaginal se hace necesaria una consulta con el médico ginecólogo. A través del examen ginecológico es posible observar si hay vaginitis, cervicitis o solamente flujo sin signos de inflamación.
También es posible recolectar muestras del flujo para evaluación del pH vaginal, investigación microscópica y cultivo.
Tratamiento
El tratamiento del flujo depende de la causa, variando desde antifúngicos o antibióticos para las infecciones, hasta cremas de estrógeno para la vaginitis atrófica. No hay un tratamiento único que sirva para todos los tipos de flujo.
Si tienes flujo vaginal, busca tu ginecólogo para que la causa sea esclarecida y se pueda instituir el tratamiento adecuado.
Referencias
- Frequently asked questions. Women’s health: Vulvovaginal health – American College of Obstetricians and Gynecologists.
- Vaginal discharge – Textbook of Family Medicine – 9th ed. 2016.
- Vaginal discharge – Mayo Clinic.
- Vaginal Discharge – Palo Alto Medical Foundation (PAMF).
- Evaluation of vaginal complaints – JAMA.
- Approach to women with symptoms of vaginitis – UpToDate.
Autor(es)
Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.