¿Qué es la meningitis?
Meningitis es el nombre que damos a la inflamación de las meninges, membrana que cubre el sistema nervioso central.
La meningitis es una enfermedad potencialmente grave, causada generalmente por agentes infecciosos como bacterias, virus y hongos.
La meningitis meningocócica, que es un tipo de meningitis bacteriana causada por la bacteria Neisseria mengitidis, es la forma más temida debido a que su evolución puede ser rápida y devastadora.
Causas
De la misma manera que el pulmón está rodeado por la pleura y el corazón por el pericardio, el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) está rodeado por las meninges. Las meninges son membranas que actúan como una barrera física contra agentes infecciosos, estando compuesta por tres capas (siga el texto con la ilustración a continuación):
- Piamadre: es la membrana más cercana al cerebro.
- Aracnoides: es la membrana media situada entre la piamadre y la duramadre.
- Duramadre: es la membrana más externa, junto a los huesos del cráneo. Es la capa más gruesa y opaca.
El líquido cefalorraquídeo se encuentra entre la piamadre y la aracnoides.
Como ya se mencionó, la meningitis es el nombre dado a la inflamación de las meninges. En general, la membrana aracnoides y el líquido cefalorraquídeo son las estructuras más comprometidas.
Aunque generalmente es causada por gérmenes infecciosos, la meningitis también puede ser causada por procesos inflamatorios, como el cáncer (metástasis para meninges), lupus, reacción a ciertos medicamentos, traumatismo craniano y cirugías cerebrales.
Solamente las meningitis bacteriana y viral son contagiosas.
Tipos
Meningitis bacteriana
La meningitis bacteriana es la forma más grave. Esta forma de meningitis es generalmente causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae o Neisseria meningitidis.
Otras bacterias, como Listeria monocytogenes, Staphylococcus aureus y Streptococcus del grupo B también pueden ser la causa, pero no son tan comunes como las tres primeras.
Con la inclusión de la vacuna contra el Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae en el calendario de vacunación de varios países, la incidencia de meningitis por estas dos bacterias viene cayendo dramáticamente, particularmente entre los niños. Sin embargo, en adultos que no han sido vacunados, la incidencia de meningitis por S. pneumoniae es todavía alta.
Actualmente, la Neisseria meningitidis, también conocida como meningococo, es la principal causa de meningitis bacteriana en niños y adultos.
Algunas enfermedades bacterianas, como la sífilis y la tuberculosis también pueden complicar, evolucionando con acometimiento meníngeo.
Meningitis viral
La meningitis también puede ser causada por virus, generalmente de la familia de los enterovirus.
La meningitis viral es menos severa que la bacteriana, con tasa de mortalidad mucho más baja y con resolución espontánea sin necesidad de tratamiento específico en la mayoría de los casos.
Los enterovirus son los agentes más comunes; sin embargo, una variedad de infecciones virales puede complicar, afectando a las meninges, como, por ejemplo:
- VIH.
- Herpes.
- Paperas.
- Infección por Varicela zoster (virus de la varicela y del herpes zoster).
- Epstein-Barr virus (virus de la mononucleosis).
- Citomegalovirus.
Meningitis fúngica
La meningitis fúngica es una forma rara, siendo generalmente resultado de la propagación de un hongo a través de la sangre hasta las meninges. La meningitis fúngica es típica de pacientes inmunosuprimidos como, por ejemplo, en casos de pacientes con SIDA o cáncer.
La meningitis por hongos no es contagiosa y sus principales causas son los hongos Cryptococcus y Coccidioides.
Transmisión
Meningitis bacteriana
El modo más común de transmisión de la meningitis es por contacto con secreciones respiratorias de personas infectadas.
Contrariamente a la creencia popular, la meningitis no se transmite tan fácilmente como la gripe, y un contacto prolongado es necesario para la transmisión. Los miembros de la familia, compañeros de clase, novios y personas que viven en el mismo dormitorio son los que corren mayor riesgo.
La meningitis se transmite por la saliva, sin embargo, compartir vasos y cubiertos no parece ser un factor de riesgo importante. Es necesario que este comportamiento se repita con frecuencia para haber un alto riesgo. Ya el intercambio de besos, principalmente si de lengua y prolongados, es una vía peligrosa de transmisión.
Contactos ocasionales, como solamente un estrechón de manos, una charla rápida o compartir el mismo ambiente por poco tiempo, ofrece poco riesgo. Incluso que durante una clase te sientes al lado de alguien infectado, si la exposición es menos de que 6 horas, el riesgo de contagio es bajo.
Las bacterias no sobreviven en el ambiente, no siendo necesario aislamiento de los lugares donde fue registrado algún caso. Cerrar escuelas y aulas es innecesario y solo sirve para causar pánico en la población.
No hay riesgo de transmisión de la meningitis durante los funerales. Primero, porque el difunto no respira y, por lo tanto, no libera bacterias en las secreciones respiratorias. Segundo, porque en un funeral el tiempo de exposición es mucho menor de que seis horas.
La mayoría de las personas que se infectan con el meningococo no desarrollan la enfermedad. Las bacterias permanecen en la orofaringe durante algún tiempo antes de ser eliminadas por el sistema inmunitario.
Aunque no desarrollan meningitis, las personas infectadas pueden transmitir la bacteria a otros. De hecho, solo el 1 % de las personas que tienen meningococo en la saliva se enferman, el resto simplemente se vuelven asintomáticos y transmisores transitorios de la bacteria.
Por lo tanto, puedes notar que hay mucho sensacionalismo con respecto a la meningitis. Antes de entrar en pánico porque algún conocido está con la enfermedad, hay que recordar que no todos los casos son causados por bacterias (los más graves), que para haber contagio es necesario un contacto más cercano y prolongado, y que la mayoría de las personas infectadas no se enferma.
La meningitis bacteriana también puede ocurrir sin ser por transmisión entre personas. Raramente, algunas infecciones de las vías aéreas, tales como sinusitis y otitis pueden complicar, evolucionando para acometimiento de las meninges.
Los usuarios de drogas por vía intravenosa o los pacientes con traumatismo craneano, en que hay exposición de meninges, también están en riesgo de desarrollar meningitis.
Meningitis viral
Los enterovirus que causan la meningitis pueden transmitirse a través del contacto directo con la saliva, la mucosidad nasal o las heces. Se propagan fácilmente a través de la tos, los estornudos o las manos contaminadas por restos fecales.
Es importante señalar que solo una minoría de los pacientes infectados con enterovirus desarrollarán meningitis. Los niños pequeños, los ancianos y los pacientes con sistemas inmunitarios debilitados son el principal grupo de riesgo.
Prevención
Todos aquellos que han tenido contacto prolongado o íntimo con un paciente con meningitis bacteriana deben comenzar el tratamiento profiláctico con antibióticos dentro de las primeras 24 horas después de la identificación del primer caso. Estas personas deben permanecer bajo observación durante 10 días (no se requiere hospitalización) y deben buscar atención médica delante de la aparición de cualquier síntoma.
La profilaxis reduce en un 95 % la probabilidad de infección, además de eliminar el estado de portador asintomático de la bacteria, lo que reduce la cadena de transmisión.
Síntomas
La meningitis bacteriana es un cuadro grave y agudo. Ya la meningitis viral no es tan grave y el paciente generalmente mejora espontáneamente a lo largo de los días. El problema es que, generalmente, no es posible distinguir una meningitis viral de una meningitis bacteriana solamente por los síntomas. Inicialmente, todos los cuadros de meningitis son semejantes.
De ahora en adelante, concentrémonos más en los síntomas de la meningitis bacteriana, ya que esta es la forma más grave.
El período de incubación de la meningitis bacteriana es en promedio de 3 a 4 días. La mayoría de los pacientes es hospitalizada 24 horas después del inicio de los primeros síntomas.
El cuadro típico es de fiebre alta, rigidez del cuello, dolor de cabeza intenso y postración. La evolución para sepsis es rápida y cuanto más se retrasa la iniciación del tratamiento con antibióticos, peor será el pronóstico.
La crisis convulsiva también puede ser una de las manifestaciones iniciales de la meningitis.
En la meningitis causada por el meningococo puede aparecer un exantema, que son lesiones cutáneas enrojecidas que en ocasiones se confunden con otras infecciones, como la rubéola, el sarampión o dengue.
Cuando la infección ultrapasa las meninges y llega al cerebro, tenemos un cuadro de meningoencefalitis, pudiendo ocurrir convulsiones, coma y parálisis motora.
El diagnóstico se realiza por punción lumbar, donde se aspira el líquido cefalorraquídeo para evaluación en el laboratorio. A través de esta evaluación se puede determinar no solo la existencia de meningitis, sino también su causa.
Tratamiento
Hasta la aparición de los antibióticos a principios del siglo pasado, la meningitis era una enfermedad con una mortalidad cercana al 100 %. Incluso hoy, con todos los avances, al menos el 15-20 % de las meningitis bacterianas progresan hasta la muerte. Por lo tanto, es una enfermedad muy grave.
La meningitis bacteriana es una emergencia médica y el tratamiento con antibióticos intravenosos debe iniciarse tan pronto como sea posible, preferiblemente poco después de la punción lumbar. El retraso de algunas horas puede tener influencia en el pronóstico. Si se sospecha de meningitis, el paciente debe ser encaminado inmediatamente a un servicio de urgencia.
En la meningitis viral, no se necesitan antibióticos y, a menudo, el paciente ni siquiera necesita ser hospitalizado. El tratamiento es únicamente sintomático. El cuadro solo es preocupante en los recién nacidos.
Sin embargo, la distinción con la meningitis bacteriana no se puede hacer solamente por el cuadro clínico, y la evaluación médica es indispensable y urgente. El diagnóstico diferencial generalmente se realiza a través de los resultados de la aspiración de líquido cefalorraquídeo por punción lumbar.
Vacuna
Como ya se explicó, la meningitis puede ser causada por más de un tipo de bacteria, por lo que no hay una vacuna única que impida todos los casos. Sin embargo, existen vacunas contra las principales bacterias.
La vacuna contra Haemophilus influenzae hace parte del calendario de vacunación básica. También ya existe vacuna para la bacteria Streptococcus pneumoniae, una bacteria que a menudo se asocia con neumonía, otitis y sinusitis, pero que suele ser la causa de la meningitis.
La Neisseria meningitidis, la bacteria que causa la meningitis meningocócica, que suele ser la forma más grave de meningitis bacteriana, presenta una particularidad. Esta bacteria tiene 13 diferentes serogrupos. 8 de estos serogrupos son responsables de casi todas las epidemias de meningitis meningocócicas: A, B, C, X, Y, Z, W135 y L, siendo B y C los más comunes.
Actualmente, existe solamente una vacuna contra el meningococo C y una vacuna conjugada que trabaja contra los meningococos A, C, Y, W135.
Recientemente, se ha introducido en el mercado una vacuna contra el meningococo B. En la mayoría de los países, esta vacuna aún no forma parte del calendario oficial, y solamente está disponible para su compra en las farmacias.
Secuelas
Los pacientes que se recuperan de meningitis pueden tener secuelas, como ACV con parálisis motora, sordez, disminución de la capacidad intelectual y epilepsias.
La meningitis viral, en general, no deja secuelas.
Referencias
- Meningitis – National Center for Immunization and Respiratory Diseases.
- Viral Meningitis – Medscape.
- Clinical features and diagnosis of acute bacterial meningitis in adults – UpToDate.
- Viral meningitis: Epidemiology, pathogenesis, and etiology in children – UpToDate.
- Advances in treatment of bacterial meningitis – The Lancet.
- Meningitis, encephalitis, brain abscess, and empyema. In: Harrison’s Principals of Internal Medicine. 20th ed. New York, N.Y.: McGraw-Hill Education.
Autor(es)
Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.