Cistitis: qué es, síntomas y tratamiento

Dr. Pedro Pinheiro

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¿Qué es la cistitis?

La infección del tracto urinario (ITU) es una enfermedad extremadamente común, especialmente en las mujeres. Alrededor del 60% de las mujeres adultas tendrán al menos un episodio de infección urinaria durante su vida.

Existen tres tipos de infección urinaria:

  • Cistitis: infección de la vejiga.
  • Pielonefritis: infección de los riñones.
  • Uretritis: infección de la uretra.

La cistitis, tema de este artículo, es una inflamación de la vejiga (y también de la uretra en muchos casos) provocada por una infección bacteriana, en la mayoría de los casos por la bacteria Escherichia coli.

La cistitis es habitualmente una enfermedad de simple tratamiento, no obstante, puede ser dolorosa e incómoda.

La infección de la vejiga puede convertirse en un problema de salud grave si las bacterias viajan a los riñones y causan lo que se llama pielonefritis. Mientras que la cistitis es una enfermedad simple, la pielonefritis puede conducir a la sepsis y, en consecuencia, a la muerte por infección generalizada.

¿Cómo se produce una infección urinaria?

Más del 80% de las infecciones urinarias son causadas por una bacteria que vive en nuestro intestino, llamada de Escherichia coli.

Una infección del tracto urinario ocurre cuando estas bacterias, que deberían permanecer en el tracto intestinal, logran colonizar el área alrededor de la vagina. La colonización de la región vaginal es el primer paso en el desarrollo de la cistitis. Las bacterias de los intestinos que logran establecerse alrededor de la vagina tienen más facilidad para penetrar la uretra y llegar a la vejiga.

Las cepas de E.coli que causan una infección del tracto urinario son inofensivas si permanecen dentro del intestino. Solo causan enfermedades si llegan a otros órganos del cuerpo, como la vejiga. Además de la E.coli, otras bacterias del tracto intestinal también pueden causar cistitis, entre ellas: Proteus mirabilis, Enterococcus y Klebsiella pneumoniae.

Cistitis en hombres y mujeres

La siguiente imagen muestra la anatomía del tracto urinario inferior de mujeres y hombres. Observe cómo la salida de la uretra en las mujeres está mucho más cerca del ano que en los hombres. Además, la uretra masculina es más extensa, lo que hace que la E.coli recorra un camino más largo para llegar a la vejiga.

Anatomía genitourinaria de hombres y mujeres.
Anatomía genitourinaria de hombres y mujeres

Esto significa que, anatómicamente, es mucho más fácil que las bacterias del ano lleguen a la vejiga femenina que a la masculina. Por lo tanto, la anatomía genitourinaria explica por qué las mujeres a menudo tienen cistitis y los hombres no.

Sin embargo, existen situaciones en las que esta ventaja anatómica no es suficiente para proteger a los hombres de infecciones del tracto urinario. Algunos ejemplos:

Sexo anal activo (homosexual o heterosexual)

La penetración del pene en el ano elimina por completo esta distancia anatómica que protege a los hombres. La salida de la uretra del pene entra en contacto directo con las bacterias intestinales. La E.coli en este caso se lanza directamente a la uretra, debiendo tan solo atravesarla para llegar a la vejiga. Por lo tanto, el sexo anal activo sin condón es un atajo a una infección del tracto urinario.

Aun así, incluso en los hombres que tienen sexo anal activo, la cistitis no es una enfermedad común. Además de la barrera anatómica, existen otros factores que dificultan la cistitis en los varones. La región alrededor de la uretra masculina es un área menos húmeda que en las mujeres, lo que dificulta la colonización de bacterias. Además, en el fluido prostático, eliminado durante el acto sexual, existen sustancias antibacterianas.

Enfermedades de la próstata

Los hombres mayores suelen tener una próstata agrandada, lo que comprime la uretra y obstruye la salida de la orina. El acto de orinar protege contra la cistitis, ya que la orina ayuda a transportar las bacterias que se alojan en la vejiga y la uretra. Como la próstata obstruye, aunque sea parcialmente, la uretra, la vejiga siempre tiene una reserva de orina en su interior, siendo una gran vía para que las bacterias se multipliquen.

Por lo tanto, siempre que un hombre adulto tenga más de un episodio de infección urinaria, se deben considerar algunos cambios anatómicos, como la enfermedad de la próstata o las lesiones de la vejiga.

¿Cómo evitar las infecciones de orina?

La mayoría de las personas tiende a pensar que si la cistitis surge cuando las bacterias que se encuentran en las heces colonizan el área vaginal, simplemente lavar bien la vagina y el área que la rodea matará a estos intrusos y evitará infecciones. La cistitis sería, por tanto, una enfermedad de personas que no se lavan bien. ¡Este razonamiento está incorrecto! En medicina, lo que sucede no siempre es lo más lógico.

Vamos a los hechos. La vagina de las mujeres presenta su propia flora de bacterias, que son inofensivas. Para que una bacteria procedente del ano colonice esa región, necesita competir con las que ya viven en dicha región. Cuando se hace una higiene íntima excesiva, matamos la flora natural de la vagina, facilitando mucho el proceso de colonización de los gérmenes que están por llegar. Lo que más quiere la E. coli es llegar a la región alrededor de la vagina y poder multiplicarse a gusto sin tener que “pelear” con otras bacterias por espacio y alimento.

Tener cistitis no significa tener malos hábitos de higiene. En realidad, los dos extremos favorecen la infección urinaria: poca higiene o mucha higiene.

Sabiendo cómo surgen las infecciones de la vejiga, podemos ahora ofrecer algunas sugerencias para evitarlas:

  • Higiene íntima con moderación. Debe prestarse especial atención a la limpieza después de las evacuaciones. Quien usa papel higiénico debe siempre realizar la limpieza de frente hacia atrás, es decir en dirección contraria a la vagina.
  • Nunca haga ducha vaginal. Ese procedimiento empuja las bacterias en dirección a la vejiga y favorece el aparecimiento de cistitis. La ducha anal puede ser utilizada, pero lo ideal es darse una ducha después de la evacuación.
  • Tenga preferencia por las duchas, evite darse baños en bañeras.
  • Evite desodorantes en spray en el área genital o cualquier otro producto de limpieza que pueda irritar la vagina.
  • Siempre orine después de la relación sexual. El coito favorece la entrada de bacterias en la uretra y el acto de orinar ayuda a expulsarlas
  • Ingiera líquidos en abundancia para orinar con frecuencia, «lavando» las bacterias de la vejiga y la uretra.
  • No utilice condones que contengan espermicidas, pues estos no presentan mayor eficacia y más bien aumentan el riesgo de cistitis. Lo mismo vale para los diafragmas.
  • El uso indiscriminado de antibióticos puede alterar la flora natural de la vagina, facilitando las infecciones.
  • Las mujeres en la menopausia deben usar cremas vaginales a base de estrógeno para reducir el resecamiento de la mucosa vaginal. La mucosa reseca favorece el surgimiento de lesiones, que a su vez propician la fijación de las bacterias.

Factores de riesgo

Pese a tener todos los cuidados, algunas personas presentan una predisposición hacia las infecciones urinarias. Algunas mujeres tienen infección urinaria recurrente, con varios episodios durante el año. Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de cistitis, podemos citar:

Síntomas

La infección de la vejiga causa algunos síntomas típicos:

  • Ardor al orinar, llamado disuria.
  • Urgencia para orinar y dificultad de contener la orina.
  • Ganas de orinar incluso con la vejiga vacía.
  • Sensación de pesadez en el estómago.
  • Presencia de sangre en la orina, llamado hematuria.

Fiebre baja y dolor lumbar también pueden ocurrir, no obstante, siempre que esos síntomas surjan debe pensarse en pielonefritis, principalmente si la fiebre es alta y está acompañada de vómitos, pérdida del apetito y mal estar general.

Algunas personas asocian la orina de olor fuerte con una infección del tracto urinario. Esto a menudo no es real. La causa principal del olor fuerte es la orina muy concentrada. Si su orina es de color amarillo muy fuerte y huele mal, debe beber más líquidos. Esto generalmente resuelve el problema y ayuda a prevenir la formación de cálculos renales.

En los hombres mayores, las enfermedades de la próstata pueden causar síntomas similares a los de una infección del tracto urinario, además de ser un factor de riesgo para la infección del tracto urinario en sí.

En hombres jóvenes con disuria, siempre es importante considerar las ETS como diagnóstico diferencial, ya que este tipo de infección es más común en este grupo que la cistitis.

Para obtener más información sobre los síntomas de la cistitis, lea también: 10 síntomas de la infección urinaria.

Diagnóstico

En la mayoría de los casos, el diagnóstico de la cistitis es clínico y la mayoría de los médicos prescribe el tratamiento sin solicitar ningún tipo de examen. Si es fácil, se puede solicitar un rápido análisis de orina para confirmar la presencia de pus, pero esto no es estrictamente necesario.

El examen definitivo para la infección urinaria es el cultivo de orina (urocultivo). Sin embargo, como el examen demora entre dos y tres días para estar listo, y el cuadro clínico suele ser muy característico, en la cistitis se torna un examen casi siempre innecesario. El urocultivo es mucho más importante en el caso la pielonefritis que en el caso de la cistitis.

En la práctica, las mujeres jóvenes con ardor al orinar tienen cistitis hasta que se demuestre lo contrario. No está mal que un médico prescriba antibióticos para una infección del tracto urinario sin solicitar ninguna otra prueba. En el 99% de los casos, este procedimiento curará al paciente. Solo en casos de cistitis recurrentes, infecciones en hombres o cuando existen dudas sobre el diagnóstico es relevante un urocultivo.

No se debe solicitar urocultivo en personas sin síntomas (excepto en las embarazadas, explico por qué más adelante). Algunas personas tienen bacterias en la orina sin que necesariamente desarrollen cistitis. Esta condición se llama bacteriuria asintomática.

Por lo tanto, no se solicita cultivo de orina ni se indica tratamiento para personas sin síntomas de infección del tracto urinario. El tratamiento de estos casos no aporta ningún beneficio y además facilita el desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos.

Tratamiento

Toda cistitis debe siempre ser tratada con antibióticos para evitar recurrencias y evolución hacia la pielonefritis. En general, solamente tres días son suficientes.

Los medicamentos más usados son el Bactrim® (Sulfametoxazol + Trimetoprima), uno de los antibióticos de la familia de las quinolonas (en general ciprofloxacino o norfloxacino), un derivado de la penicilina (por 5 días) o nitrofurantoína (por 7 días).

En los hombres, el tratamiento debe realizarse siempre por al menos 7 días.

Algunos medicamentos muy prescritos para la cistitis como el Cystex y la Pyridium no tienen efecto antibiótico y sirven solamente para aliviar temporalmente los síntomas de la infección urinaria. Para tratar de verdad la cistitis es necesario eliminar la bacteria, y eso solo es posible con antibióticos.

Pese a todos los cuidados listados en este texto, algunas mujeres presentan infecciones urinarias recurrentes. Son en general personas con predisposición genética. Algunas se benefician con la toma de un comprimido de antibiótico después de las relaciones sexuales. En los casos más graves, con varias infecciones urinarias por año, puede ser necesario el uso prolongado (hasta un año) de antibióticos.

Para quien tiene preferencia por medicamentos naturales, una fruta llamada arándano (Cranberry), de la familia de las moras, comprobadamente reduce el riesgo de infecciones. Se puede tomar en jugo o zumo o comprar píldoras que ya están a la venta en algunas farmacias.

Otra opción para la prevención de la cistitis es el Uro-Vaxom, una especie de vacuna con 16 cepas diferentes de E. coli. Parece que el uso de este medicamento durante tres meses reduce la ocurrencia de cistitis. Es importante destacar que este medicamento solo funciona en aquellos que tienen infecciones de repetición por la E. coli. Si otra bacteria es la responsable por las cistitis, la vacuna no tendrá efecto.

Infección urinaria en embarazadas

La presencia de infección urinaria en embarazadas está asociada al parto prematuro y a bebés con bajo peso al nacer. Por lo tanto, incluso las gestantes con bacteriuria asintomática deben ser tratadas.

Las quinolonas (ciprofloxacina y norfloxacina) son contraindicadas en el embarazo y el Bactrim debe ser evitado, principalmente en el primer trimestre. Las mejores opciones son la nitrofurantoína, fosfomicina o amoxicilina + ácido clavulánico.

Para obtener más información sobre la infección urinaria en el embarazo, lea: Infección del tracto urinario en el embarazo.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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