Mononucleosis infecciosa: síntomas y tratamiento

Dr. Pedro Pinheiro

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¿Qué es la mononucleosis?

La mononucleosis infecciosa, también conocida como enfermedad del beso, es una enfermedad contagiosa, causada por un virus de la familia del herpes llamado de virus Epstein-Barr (EBV), que se transmite a través de la saliva.

La gran mayoría de las personas tienen contacto con el virus en los primeros años de vida y desarrollan un cuadro muy leve, que es indistinguible de un simple resfriado. Estos niños infectados sanan espontáneamente y adquieren inmunidad de por vida. Menos del 10% de los niños infectados con Epstein-Barr desarrollan síntomas relevantes, como fiebre o dolor de garganta.

La enfermedad de la mononucleosis, con los síntomas clásicos de fiebre alta, dolor de garganta, postración y agrandamiento de los ganglios linfáticos del cuello, suele presentarse en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta, cuando finalmente entra en contacto alguien que ha logrado pasar la infancia sin infectarse.

Transmisión

El virus Epstein-Barr es transmitido de humano a humano a través de la saliva. Por este motivo ganó el nombre apelativo de «enfermedad del beso». Además del beso, la mononucleosis puede ser transmitida a través de la tos, catarro, objetos como vasos y cubiertos o de cualquier otro forman en que haya contacto con la saliva de una persona contaminada.

Un individuo infectado por el Epstein-Barr pude mantenerse con el virus en su orofaringe por hasta 18 meses después de la resolución de los síntomas, pudiendo contaminar a aquellas personas con las que mantenga algún contacto íntimo, principalmente si es prolongado. Es por eso que la mayoría de las personas que desarrolla mononucleosis no recuerda haber tenido contacto con algún enfermo. La propia persona que transmite el virus tampoco imagina siquiera que aún pueda transmitirlo.

No es de extrañar, por lo tanto, que, pese a la baja infectividad en algunos países, más del 90% de la población adulta ya haya tenido contacto con el virus de la mononucleosis.

Alguien puede pensar: «¡Dieciocho meses! ¡Puedo transmitir mononucleosis por dieciocho meses! ¿Eso significa que no puedo besar a nadie por casi dos años?». No es así del todo. Vamos a explicar:

En la mayoría de los casos, las personas tienen el primer contacto con el virus de la mononucleosis cuando son todavía niños. Esta infección pasa desapercibida porque el virus de la mononucleosis no suele causar enfermedad cuando es adquirido en la infancia. En realidad, menos del 10% de los niños que se contaminan con el Epstein-Barr desarrollan algún síntoma. Por lo tanto, la inmensa mayoría de la población ya tuvo contacto con el virus de la mononucleosis y ya posee anticuerpos, estando inmunes al virus.

Los casos de mononucleosis en la adolescencia y juventud ocurren en aquella minoría que por casualidad no fue contaminada en la infancia. Al contrario de lo que ocurre en los niños, en los adolescentes y adultos jóvenes la mononucleosis infecciosa suele causar los síntomas clásicos que serán explicados más adelante en este texto.

También es importante destacar que a pesar de que la forma de transmisión sea semejante a la gripe, el Epstein-Barr es un virus menos contagioso, con lo cual es posible tener contacto con personas infectadas y no infectarse. La infección sólo ocurre después del contacto prolongado de una persona contaminada con otra que nunca ha sido expuesta al virus.

Por lo tanto, cuando se suma el hecho de que la mayoría de la población ya es inmune a la mononucleosis con la natural baja tasa de contaminación del virus, el riesgo de transmisión entre jóvenes y adultos es muy bajo. Luego, una vez curado de los síntomas, no hay motivos para no volver a establecer contacto íntimo o cercano con otras personas.

Síntomas

Como acabo de explicar, cuando es adquirida en la infancia, la mononucleosis suele pasar desapercibida. Menos del 10% de los niños infectados presentan síntomas. Esa incidencia comienza a subir con el paso de los años, alcanzando su pico entre los 15 y 24 años. Este es el rango de edad que más suele presentar infección sintomática. La mononucleosis es rara después de los 30 años, ya que virtualmente todos en este grupo ya han sido expuestos al virus en algún momento de la vida.

En las personas que desarrollan síntomas, el periodo de incubación, es decir, desde el contacto hasta la aparición de la enfermedad, es en promedio de 4 a 8 semanas.

Los síntomas típicos de la mononucleosis incluyen fiebre, cansancio, dolor de garganta y aumento de los linfonodos del cuello (bubones). Es un cuadro muy semejante a las faringitis comunes causadas por otros virus y bacterias. Otros síntomas inespecíficos, como dolor de cabeza, dolores musculares, toses y náuseas también son comunes.

En la mononucleosis, la fatiga suele ser intensa y persiste por semanas después de la resolución del cuadro.

Mononucleosis
Rash mononucleosis

El aumento de los linfonodos en la mononucleosis infecciosa es un poco diferente de los linfonodos de la faringitis común, acometiendo preferentemente a las cadenas posteriores del cuello y propagándose con frecuencia por el resto del cuerpo. Una pista para el diagnóstico diferencial entre las faringitis bacterianas y la mononucleosis es que en esta última puede aparecer un rash (machas rojas) por el cuerpo después del inicio de antibióticos, principalmente amoxicilina.

Una situación clásica es que el paciente busque al médico por infección de garganta y reciba una prescripción de amoxicilina para el tratamiento. El paciente comienza a tomar los antibióticos y horas después surgen manchas rojas difusas por el cuerpo.

Otra señal característica de la mononucleosis es el aumento del bazo, llamado de esplenomegalia. Cuando esto ocurre, es necesario mantener reposo, debido al riesgo de ruptura del mismo. La ruptura esplénica (ruptura del bazo) es rara, pero cuando sucede corre el riesgo de muere debido al intenso sangrado que se sucede. El bazo aumenta tanto de tamaño que puede ser palpable debajo de las costillas a la izquierda del abdomen.

El acometimiento del hígado no es raro, pudiendo llevar a un cuadro de hepatitis con ictericia en hasta el 20% de los casos. Otras complicaciones descritas, no obstante menos comunes, son el síndrome de Guillain-Barré y la parálisis facial.

La mononucleosis no suele causar mayores problemas cuando es adquirida durante el embarazo. No hay evidencias de aumento de riesgo de malformación, aborto o parto prematuro.

Síndrome de mononucleosis y enfermedad mononucleosis

Un hecho que causa confusión, incluso entre médicos, es la diferencia entre la enfermedad mononucleosis infecciosa y el síndrome de mononucleosis. El primero es causado por el Epstein-barr virus y el punto de discusión de este artículo. En cambio, el síndrome de mononucleosis engloba todas las enfermedades que pueden cursar con dolor de garganta, aumento de linfonodos, fiebre y aumento del bazo. Entre ellas se destacan el VIH, citomegalovirus, linfomas y toxoplasmosis. Por lo tanto, tener mononucleosis infecciosa es diferente de tener síndrome de mononucleosis.

Diagnóstico

El diagnóstico de la mononucleosis se hace a través del cuadro clínico y es confirmado por análisis de sangre.

En el hemograma, un hallazgo típico es el aumento del número de leucocitos (leucocitosis), causado por la mayor producción de linfocitos (linfocitosis), es decir, el paciente presenta leucocitosis y linfocitosis.

Cuando el hígado es acometido, puede haber elevación de las encimas hepáticas, llamadas de TGO y TGP.

El diagnóstico definitivo, no obstante, se hace a través de la serología, con la investigación de anticuerpos. Lo más común y simple es un examen llamado monotest.

Tratamiento

El tratamiento se basa en sintomáticos y reposo. No hay medicamento específico para el virus y el cuadro suele resolverse espontáneamente en dos semanas.

Debido al riesgo de ruptura del bazo, se recomienda evitar ejercicios por al menos cuatro semanas.

Durante muchos años se asoció la mononucleosis con el síndrome de la fatiga crónica. No obstante, hoy se sabe que la fatiga de la mononucleosis es diferente. El cansancio prolongado que puede ocurrir normalmente no está asociado con los otros síntomas del síndrome y normalmente ocurre por reactivaciones más débiles del virus.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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