Diferencias entre neumonía y tuberculosis

Dr. Pedro Pinheiro

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Introducción

En la mayoría de los casos, no es difícil distinguir entre la neumonía y la tuberculosis pulmonar. Sin embargo, en pacientes ancianos, diabéticos, pacientes con insuficiencia renal crónica, hepáticos o portadores del virus VIH, el cuadro clínico y radiológico, tanto de la neumonía como de la tuberculosis, puede ser atípico, lo que hace difícil establecer un diagnóstico correcto.

La situación más común en que la distinción correcta entre la neumonía y la tuberculosis se hace necesaria es cuando el paciente presenta un cuadro sugestivo de neumonía, fiebre y tos, pero no responde adecuadamente a los antibióticos. Por lo tanto, la tuberculosis pulmonar es uno de los principales diagnósticos diferenciales a pensarse en los casos de neumonía de difícil resolución.

En este artículo se resumen las principales diferencias clínicas y radiológicas de la tuberculosis en su forma pulmonar y de la neumonía.

Para obtener más informaciones acerca de la tuberculosis y la neumonía, accede a los siguientes enlaces a continuación:

Principales diferencias entre la tuberculosis y la neumonía

Los casos de neumonía y tuberculosis pueden distinguirse a través de la evaluación cuidadosa de los signos y síntomas de las pruebas complementarias e historia epidemiológica.

Agentes etiológicos

Mientras que la neumonía puede ser causada por varias bacterias diferentes, además de los hongos o virus, la tuberculosis tiene un agente etiológico único, que es el Mycobacterium tuberculosis, una bacteria conocida como bacilo de Koch.

La neumonía bacteriana generalmente es causada por una bacteria llamada Streptococcus pneumoniae, pero infecciones producidas por Haemophilus influenzae, Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila pneumoniae, Klebsiella pneumoniae, Pseudomonas aeruginosa y varias otras bacterias también son muy comunes.

Transmisión

Mientras que la tuberculosis es una enfermedad contagiosa que puede transmitirse a través de contacto y requiere el aislamiento del paciente durante unos días, la neumonía no pasa de una persona a otra, no es necesario quitar el paciente infectado de sus amigos y familiares.

La tuberculosis es una infección transmitida por el aire, principalmente a través de gotitas expulsadas durante la tos o mientras el paciente habla. Un contacto es necesario para la transmisión del bacilo. Miembros de la familia y personas que trabajan en el mismo entorno están en mayor riesgo de contagio.

La neumonía, por el contrario, es causada por la aspiración de bacterias normalmente presentes en la orofaringe. En situaciones normales, el sistema inmune de las vías respiratorias puede neutralizar las bacterias de la boca, manteniendo los pulmones libres de gérmenes. Sin embargo, por varios factores, como inmunidad reducida, tabaquismo, estrés, falta de sueño adecuado, la presencia de otras enfermedades,  contacto con las bacterias más virulentas que habitual, etc., las defensas  de las vías respiratorias pueden fallar y las bacterias invasoras pueden llevar al desarrollo de una infección pulmonar.

Tiempo de enfermedad

Una diferencia esencial entre la neumonía y la tuberculosis es el tiempo de evolución de ambos. La neumonía es una infección aguda de rápida progresión. En unas horas, el cuadro clínico del paciente empeora y aún siente la necesidad de buscar atención médica. En general, el intervalo entre la aparición de los primeros síntomas y busca atención médica es de 48 a 72 horas.

A veces, la neumonía es precedida por un cuadro gripal. El paciente tiene un resfriado común y a los pocos días nota un empeoramiento repentino del cuadro, con el empeoramiento del estado general, de falta de aliento y tos con esputo.

En la tuberculosis la evolución es diferente. Los síntomas se presentan lentamente y poco a poco. El paciente nota adelgazamiento y una caída progresiva del estado general. La fiebre generalmente comienza baja y empieza a elevarse. Lo mismo ocurre con la tos que empeora con el tiempo. Pueden pasar semanas hasta que el paciente decida buscar ayuda médica

Signos y síntomas

Los síntomas más comunes de neumonía son fiebre, que es normalmente alta, por encima de 38,5°C y tos con esputo amarillo o verde. También son comunes dolor en el pecho, especialmente a la respiración profunda, fatiga y dificultad para respirar, el paciente generalmente se encuentra con estado general deteriorado, con taquicardia (frecuencia cardíaca aumentada) y taquipnea (respiración rápida).

En los ancianos, sin embargo, el cuadro puede ser anormal, más arrastrado y sin los síntomas habituales. Incluso la fiebre y la tos pueden no ser evidentes.

La tuberculosis, por su vez, suele presentar fiebre moderada, entre 37,5ºC y 38,5°C, de predominio vespertino (más alta en el final de la tarde). Sudoración y escalofríos por la noche también son comunes. El paciente suele presentar fatiga progresiva, pérdida de apetito y pérdida de peso.

Tos con esputo es común y, después de algunos días de enfermedad, el esputo puede llegar a ser sangriento.

Resultados radiológicos

En neumonía, la radiografía de tórax generalmente destaca infiltrados o condensaciones.  La imagen típica es una mancha blanca homogénea o heterogénea en la base del pulmón afectado o en el tercero medio. Derrame pleural en el mismo lado es común también (Lee: DERRAME PLEURAL).

La tuberculosis suele causar una cavitación en el ápice del pulmón que proporciona una imagen redondeada, con aire en el interior. Se encuentra también derrame pleural.

Neumonia y tuberculosis

Obviamente, la imagen radiológica no siempre es tan clara como en los ejemplos siguientes

Respuesta al tratamiento

La neumonía, cuando se trata con los antibióticos apropiados, generalmente muestran signos de mejoría en las primeras 48 horas. En algunos pacientes, en 24 horas es posible notar mejoría clínica. El tratamiento suele durar solamente 8 días y el paciente en 3 o 4 días está completamente libre de síntomas.

Ya la tuberculosis es una infección que tarda más en responder. La sensación de mejora tarará unos días para aparecer y la fiebre puede desaparecer sólo después de 15 días. La recuperación es más lenta y el tiempo de tratamiento es mucho más grande, por lo menos 6 meses de duración.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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