Parto por cesárea: ventajas, riesgos y recuperación

Dr. Pedro Pinheiro

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Introducción

La cesárea, también llamada parto por cesárea, es un método quirúrgico de parto.

La cesárea sigue siendo la forma más común de nacimiento en varios países del mundo, a pesar de que el parto normal (parto vaginal) es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y varias entidades médicas como la mejor forma del bebé nacer.

Según las recomendaciones de la OMS, sólo el 15% de los partos tienen indicación de cesárea y el 85% restante debe darse por vía vaginal.

¿Qué es una cesárea?

La cesárea es una forma de parto realizada mediante un acto quirúrgico, en el que se hace una incisión en el abdomen y otra en el útero para llegar al bebé. Una cesárea dura de media entre 45 minutos y una hora. El bebé suele nacer en los primeros 15 minutos de la operación, pero el obstetra aún necesita al menos otros 30 minutos para realizar todas las suturas, incluyendo el útero, los músculos y la piel.

Salvo en los casos de parto quirúrgico de urgencia, la incisión de la cesárea se hace horizontalmente, en una región baja del abdomen, a la altura del vello púbico, para que no sea visible en el futuro cuando la mujer tenga el vientre a la vista, como en la playa o en el gimnasio.

Como cualquier intervención quirúrgica, la cesárea debe realizarse con anestesia, normalmente epidural o espinal. La anestesia general sólo se utiliza en situaciones especiales. Durante una cesárea, la paciente está despierta, pero no puede mover la parte inferior de su cuerpo, que permanece anestesiada durante algún tiempo tras el final de la intervención. No hay sedación durante el parto.

Elección de la forma de nacimiento

El modo de parto preferido debe ser siempre el parto vaginal normal. Sin embargo, la cesárea puede estar indicada por razones médicas debidas a problemas durante el embarazo, o simplemente a petición de la madre.

La exagerada popularización de las cesáreas en las últimas décadas ha dado a la población la falsa impresión de que los partos por cesárea son más seguros y causan menos complicaciones al bebé. Sin embargo, lo correcto es lo contrario. Algunos estudios muestran que el riesgo de complicaciones en las cesáreas es dos veces mayor que en los partos normales.

Parto por cesárea en curso
Parto por cesárea en curso

La madre tiene pleno derecho a elegir la vía del parto, pero es el obstetra quien debe explicar todas las ventajas del parto normal antes de aceptar un parto por cesárea sin plena indicación médica.

En general, las madres que optan por una cesárea lo hacen por miedo al dolor del parto, por traumas psicológicos debidos a problemas en el parto vaginal en familiares o amigas, o por la presión familiar/profesional para que el embarazo tenga una fecha de finalización previamente estipulada. Todos estos temores y problemas pueden evitarse fácilmente con una orientación médica adecuada y la aclaración de los pros y los contras del parto por cesárea.

Ventajas

El hecho de que la cesárea no sea la vía elegida en la mayoría de los casos no significa que no tenga algunas ventajas sobre un parto normal. Lo que debe quedar claro es que, en los casos sin indicación médica, estas ventajas no compensan los riesgos de someter a la madre a un procedimiento quirúrgico.

Entre las ventajas y comodidades que proporciona la cesárea, podemos mencionar

  • Posibilidad de elegir la fecha exacta de nacimiento por adelantado.
  • Ayuda a reducir el estrés de la madre durante el parto, ya que da la idea de un entorno totalmente controlado, en el que todo se desarrolla de una manera previamente estipulada.
  • El trabajo de parto es corto y de duración previsible.
  • Garantiza que el obstetra de la mujer embarazada estará disponible el día del parto.
  • Evita que se produzcan partos postérmino (más de 42 semanas de gestación), que se asocian a un mayor riesgo de problemas para el recién nacido.
  • Elimina el riesgo de complicaciones relacionadas con el proceso de parto vaginal, como la lesión del plexo braquial relacionada con la distocia del hombro, el traumatismo óseo (fracturas de clavícula, cráneo y húmero) o la asfixia causada por complicaciones intraparto.
  • Reduce el riesgo a largo plazo de prolapso uterino o vesical y de incontinencia urinaria en la madre.

Riesgos y desventajas

Cuando una mujer embarazada se somete a una cesárea, deja de ser simplemente una paciente en trabajo de parto y se convierte en una paciente quirúrgica que está en trabajo de parto. Por tanto, además de los riesgos potenciales inherentes a cualquier parto, también existen los riesgos inherentes a cualquier cirugía mayor.

Entre las complicaciones que la gestante se queda expuesta podemos citar:

  • Mayor riesgo de infecciones.
  • Mayor riesgo de trombosis de los miembros inferiores.
  • Mayor riesgo de hemorragia.
  • Mayor riesgo de reacciones a los anestésicos.
  • Recuperación más larga después del parto.
  • Mayor incidencia de dolor postoperatorio.

En lo que respecta al bebé, el parto por cesárea conlleva un mayor riesgo de problemas respiratorios en el periodo posparto inmediato, como la taquipnea transitoria del recién nacido. Este riesgo se minimiza si la mujer embarazada tiene al menos 39 semanas de gestación y si se le permite entrar en parto espontáneamente antes de realizar la cesárea.

Además de los problemas inmediatos de una cesárea, también están las consecuencias a largo plazo. Con cada cesárea, la mujer tiene un mayor riesgo de implantación anormal de la placenta, especialmente de placenta previa, en los embarazos posteriores. Otro problema es el mayor riesgo de rotura uterina en el siguiente embarazo en caso de que el parto, de esta vez, sea por vía vaginal.

Cuando está indicada la cesárea

A pesar de los riesgos inherentes a una cesárea, hay ciertas situaciones médicas que hacen que un parto normal sea más peligroso que una cesárea. En estos casos, que se dan de media en 1 de cada 7 embarazadas, el médico debe optar por una cesárea para proteger a la madre y/o al bebé.

Dependiendo del motivo, la elección de una cesárea puede hacerse con antelación o sólo en el momento del parto en caso de que surja algo imprevisible durante el trabajo de parto normal.

Entre las situaciones médicas que suelen indicar la programación previa de una cesárea, podemos mencionar

  • Cuando el bebé está en una posición incorrecta, de lado o con la cabeza levantada.
  • Cuando el bebé es demasiado grande y hay una desproporción entre su tamaño y la pelvis de la madre, lo que dificulta su salida del canal vaginal.
  • Embarazo de gemelos.
  • Cuando la placenta se implanta de forma anormal, como en los casos de placenta previa.
  • Mujeres que han tenido más de una cesárea anteriormente.
  • Mujeres que han tenido recientemente una cesárea.
  • Madres infectadas con enfermedades que se transmiten durante el parto, como el herpes genital o el VIH.
  • Sospecha de alguna anomalía genética en el bebé.
  • Mioma grande que puede obstruir el paso del bebé.
  • Cirugía uterina previa, como la extirpación de miomas.

Entre las situaciones médicas que indican un cambio a una cesárea durante un parto normal ya iniciado, podemos mencionar

  • Parto que no progresa como debería, aunque las contracciones ya hayan comenzado hace horas.
  • Signos de sufrimiento fetal inmediatamente antes o durante el parto, como una reducción de la frecuencia cardíaca del bebé.
  • Hemorragia abundante por desprendimiento prematuro de la placenta.
  • Posición inadecuada del bebé, no reconocida antes del inicio del parto.
  • Protrusión del cordón umbilical fuera del útero antes de que nazca el bebé.

De hecho, la conversión de un parto normal a una cesárea debe hacerse siempre que haya algún problema durante el parto que ponga en peligro la salud de la madre o del bebé.

Recuperación tras una cesárea

La estancia media en el hospital tras una cesárea es de 2 a 4 días. Sin embargo, la recuperación total de la operación puede llevar hasta 6 semanas, lo que es mucho más largo que en un parto normal. Evita hacer esfuerzos y coger peso innecesario al menos durante las primeras 3 o 4 semanas.

El dolor más intenso del postoperatorio suele durar 2 ó 3 días y a menudo se necesitan analgésicos. También son frecuentes los cólicos y las contracciones uterinas. La herida quirúrgica puede permanecer más sensible hasta 3 ó 4 semanas.

El sangrado vaginal tras una cesárea es normal y puede durar hasta 6 semanas, aunque el sangrado no suele ser tan abundante como tras un parto vaginal. Esta hemorragia es la forma que tiene el cuerpo de deshacerse del tejido y de la sangre sobrantes del útero que mantenían al bebé sano durante el embarazo. Es como un largo periodo menstrual.

En los primeros días, la sangre es de color rojo intenso y pueden salir coágulos del tamaño de una pelota de golf. La hemorragia se va haciendo cada vez más ligera, volviéndose rosa, luego marrón y finalmente amarillenta antes de detenerse.

Puedes notar un adelgazamiento del cabello en los primeros 3-4 meses. Esto es normal. La causa es el cambio de los niveles hormonales. Hablamos específicamente de la caída del cabello después del parto en el artículo: Efluvio telógeno gravídico: caída del cabello después del parto.

Las estrías rojas o moradas en el vientre y los pechos son comunes, especialmente en las mujeres embarazadas menores de 30 años. Las estrías que aparezcan no desaparecerán, pero se harán menos intensas y más ligeras con el paso de los meses.

En la segunda semana después de la cesárea, la paciente suele ser evaluada de nuevo por su obstetra. En ese momento, tu médico inspeccionará el sitio de la incisión quirúrgica y comprobará que tu recuperación progresa adecuadamente.

Cicatriz fresca de una cesárea

Cicatriz fresca de una cesárea

La cicatriz de la cesárea es horizontal, justo por debajo de la línea del bikini y suele tener entre 10 y 20 cm de longitud.

La cicatriz será inicialmente roja y muy visible, pero normalmente se desvanecerá con el tiempo y quedará cubierta por tu vello púbico. Algunas mujeres con cesáreas múltiples pueden tener un hueco de vello púbico en la zona de la cicatriz.

Si tienes antecedentes de cicatrices hipertróficas o queloides, habla con un dermatólogo antes de la cirugía para intentar reducir el riesgo de desarrollar una cicatriz estéticamente incómoda.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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