¿Qué hacer en caso de picadura de abeja o avispa?

Dr. Pedro Pinheiro

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Introducción

Ser picado por una abeja o avispa es un acontecimiento muy doloroso y aterrador, pero en la mayoría de los casos no causa complicaciones más serias.

Una picadura de abeja es incómoda y dolorosa, pero no suele causar complicaciones importantes aparte del dolor. La excepción ocurre en pacientes que son alérgicos al veneno de las Hymenoptera, orden de insectos que incluye las abejas y avispas.

Biología de las abejas y avispas

Antes de hablar sobre las picaduras de abejas, vale la pena repasar rápidamente la biología de las abejas y las avispas. Esta parte está bien resumida y simplificada, no te alarmes.

El orden Hymenoptera es uno de los mayores grupos entre los insectos, que abarca las diversas familias de abejas, avispas y hormigas. Sólo para tener una idea, existen más de 10 mil especies de abejas y más de 25 mil especies de avispas. Por ejemplo, la abeja carpintera (Bombus o abejorro) es una especie de abeja grande, que posee cuerpo oscurecido y parecido con un escarabajo. Ya el avispón es el nombre dado a las especies mayores de avispas, generalmente con el cuerpo de color más oscurecido.

Por supuesto, no vamos a perder tiempo discutiendo las diferencias biológicas y geográficas de cada especie de himenópteros, pues eso es irrelevante a los efectos de este artículo.

Abejas y avispas
Abejas y avispas

La mayoría de las especies de abejas y avispas son animales dóciles que no suelen aguijonear al ser humano, a menos que se sientan agredidas. Tener una abeja a tu alrededor no representa peligro, a menos que intentes golpearla o aplastarla accidentalmente contra tu piel.

Las abejas no tienden a atacar sin razón. En general, las abejas y avispas cuando están lejos de sus colmenas no exhiben un comportamiento agresivo y ofrecen poco peligro para los seres humanos. E incluso cerca de sus colmenas, la mayoría de las abejas no son agresivas.

Sin embargo, hay excepciones. Algunas pocas especies, como las abejas africanas, son muy sensibles y pueden atacar a los seres humanos caso sientan que tu presencia pone en peligro su colmena. Ruidos y movimientos bruscos pueden irritarlas y causar ataques de varias abejas al mismo tiempo.

En la práctica, la mayoría de las picaduras de abejas o avispas se produce de forma aislada por un solo insecto, generalmente una abeja obrera que está lejos de su colonia. La picadura se produce cuando el insecto inserta en la piel su aguijón como una defensa al sentirse agredido.

Las avispas y abejas que pican son siempre las hembras porque los machos no tienen aguijón. Hay dos patrones de uso del aguijón: algunas especies, como las abejas comunes, sufren auto amputación, es decir, cuando atacan, pierden su aguijón y parte de las estructuras abdominales, lo que las conduce a la muerte. Hay especies, sin embargo, que no sufren auto amputación y pueden picar a la misma víctima más de una vez. La cantidad de veneno inyectado es normalmente mayor en las especies que pierden su aguijón.

Síntomas

Después de la aguijoneada, el paciente siente un dolor intenso y una leve inflamación de la región afectada. El sitio de la picadura se enrojece e hincha. La lesión generalmente tiene entre 1.0 y 5.0 cm de diámetro y desaparece después de algunas horas. En la mayoría de los casos, el dolor y la inflamación desaparecen como, al máximo, un o dos días.

El 10% de los casos el paciente desarrolla una reacción mayor a las picaduras, con intenso dolor e hinchazón que pueden alcanzar 10 cm de diámetro y llevar hasta 10 días para desaparecer. Este tipo de reacción no significa que el paciente tiene alergia al veneno de las abejas.

Las picaduras aisladas, generalmente, no causan problemas graves en la mayoría de los casos. Sin embargo, en casos de múltiples picaduras de varias abejas al mismo tiempo, la cantidad de veneno inyectado puede ser grande, llevando a síntomas tales como diarrea, vómitos, dolor de cabeza, fiebre, postración y confusión mental.

Para haber riesgo de muerte, son, habitualmente, necesarios centenares de aguijonadas para que haya inoculación de cantidades letales de veneno. En estos casos, pueden surgir complicaciones debido a la acción del veneno como hemólisis (destrucción de las células de la sangre), arritmias cardíacas, insuficiencia renal y rabdomiolisis (destrucción de las células musculares).

Alergia a la picadura de abeja

El gran peligro de las picaduras de abejas y avispas es la reacción alérgica, llamada anafilaxia o choque anafiláctico. La anafilaxia puede ocurrir después de una única picadura de abeja. Alrededor del 3% de la población es alérgica al veneno de abeja y puede desarrollar reacciones anafilácticas después de las aguijoneadas.

Las señales de reacción alérgica grave a la picadura de abejas o avispas emergen rápidamente después de la aguijoneada, generalmente en 5 minutos. Los síntomas de reacción alérgica son: urticaria, hipotensión, vómitos, ronquera, dificultad respiratoria, desorientación y pérdida de la conciencia.

La anafilaxia se presenta generalmente después de una segunda picadura de abeja en personas que han desarrollado reacciones alérgicas cuando pinchadas por la primera vez. Sin embargo, el choque anafiláctico puede presentarse incluso en personas que nunca habían sido picadas por abejas antes.

Si has sido picado por una abeja o avispa y desarrollaste síntomas que estaban más allá de una simple inflamación local, especialmente si hayas tenido urticaria, ataques de angioedema o asma, busca un médico inmunoalergólogo para investigar la posibilidad de que seas alérgico a la picadura de abeja. El riesgo de reacción anafiláctica en una segunda pinchada es demasiado alto.

¿Qué hacer cuando si es picado por una abeja?

En los casos de las abejas y avispas que sufren auto amputación el primer acto del paciente debe ser la retirada inmediata del aguijón de la piel, pues él sigue inyectando veneno durante 1 o 2 minutos. Algunos autores afirman que uno debe tener cuidado para no exprimir la bolsa pequeña que viene con el aguijón ya que contiene el veneno. Se puede quitar el aguijón raspando las uñas en la piel o cualquier objeto duro, como un cuchillo o una tarjeta de crédito.

Sin embargo, hay estudios que dicen que la forma de retiro del aguijón poco influye en la instilación del veneno porque la contracción de la bolsa no aumenta el volumen que será inyectado, ya que esto se hace mediante el mecanismo de la válvula. Por lo tanto, si eres incapaz de eliminarlo inmediatamente, raspándolo, el aguijón debe ser retirado de todo modo pues el tiempo en que él queda atorado en la piel es muy más perjudicial en términos de volumen de veneno inyectado de que la forma como se lo retira.

Incluso si no puedes quitar el aguijón inmediatamente, en tiempo para impedir la entrada de todo el veneno, el mismo debe ser eliminado tan pronto como sea posible, porque su mera presencia puede causar una reacción inflamatoria de la piel.

Una vez extraído el aguijón, el tratamiento de la picadura de abeja es simple. Lava la piel con agua y jabón y aplica compresas frías o hielo local. Si el dolor te molestas, puedes utilizar un analgésico simple. Si hay picazón intensa, un antihistamínico ayuda a aliviarla.

No es necesario aplicar ungüentos u otras sustancias como pasta de dientes, lodo de café, mantequilla, etc. Nada de esto mejora y todavía puede causar infección de la herida. El dolor y la hinchazón de la picadura desaparecen espontáneamente después de un par de horas.

En casos de reacción local más severa, se pueden prescribir ungüentos a base de corticoides y/o corticoides por vía oral, como prednisona, pueden ser prescritos para aliviar el hinchazón. También son útiles los antiinflamatorios y antihistamínicos. Si la herida de la picadura esté empeorando a lo largo de los primeros uno o dos días, busca asistencia médica.

En los casos de reacción alérgica, caracterizadas principalmente por la aparición de urticaria o angioedema, el paciente debe ser llevado tan pronto como sea posible a un servicio de emergencia. En el caso de anafilaxia, se hace el tratamiento con inyección intramuscular de adrenalina.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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