Metformina: qué es, para qué sirve y efectos secundarios

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¿Qué es la metformina?

La metformina, cuyo nombre técnico es clorhidrato de metformina, es un fármaco de la clase de los hipoglucemiantes orales utilizado para controlar los niveles de glucemia (azúcar en sangre) en pacientes diagnosticados de diabetes mellitus de tipo 2.

Utilizado desde la década de 1950, el clorhidrato de metformina sigue siendo en la actualidad uno de los principales fármacos en el tratamiento de la diabetes de tipo 2, ya sea en monoterapia o en combinación con otros agentes hipoglucemiantes orales.

La metformina forma parte de un grupo de fármacos antidiabéticos denominados biguanidas. Actualmente es el único fármaco de este grupo que sigue comercializándose. Sus análogos Fenformina y Buformina fueron prohibidos en los años 70 debido a sus efectos tóxicos.

En el artículo hablamos específicamente de todos los grupos de fármacos hipoglucemiantes: Antidiabéticos (remedios para la diabetes de tipo 2).

¿Cómo actúa la metformina?

A diferencia de la diabetes mellitus tipo 1, que es el resultado de una producción insuficiente de insulina por parte del páncreas, la diabetes tipo 2 se desarrolla porque la insulina producida no funciona eficazmente.

Esta diferencia significa que la diabetes de tipo 2 puede tratarse inicialmente con medicamentos orales, conocidos como antidiabéticos orales o hipoglucemiantes orales. Entre ellos, el clorhidrato de metformina destaca por ser eficaz en pacientes que aún mantienen la producción de insulina en niveles relevantes.

La metformina actúa sobre el control glucémico en la diabetes de tipo 2 a través de tres mecanismos principales:

  • Reducción de la producción de glucosa por el hígado.
  • Aumento de la sensibilidad de los tejidos, especialmente los músculos, a la insulina. La metformina no aumenta la producción de insulina, sino que optimiza la acción de la insulina ya producida.
  • Disminución de la absorción de glucosa en el tracto gastrointestinal.

Metformina y pérdida de peso

La metformina es una excelente opción para los pacientes diabéticos obesos, ya que su uso no se asocia a un aumento de peso no deseado, a diferencia de otros antidiabéticos orales y de la insulina.

Sin embargo, es un mito que la metformina favorezca una pérdida de peso significativa. La mayoría de los pacientes que toman este fármaco mantienen su peso estable, pero algunos pueden incluso perder una pequeña cantidad de grasa. Sin embargo, esta pérdida rara vez supera los 2 ó 3 kg.

Si el objetivo del paciente es tratar la diabetes y ayudar a perder peso al mismo tiempo, existen nuevos antidiabéticos mucho más eficaces, como los agonistas de los receptores de GLP-1 (Semaglutida, Liraglutida y Dulaglutida) o los agonistas de los receptores de GLP-1 y GIP (Tirzepatida). Los fármacos de estas dos clases pueden tomarse en combinación con metformina si es necesario para controlar la glucemia.

Beneficios cardiovasculares de la metformina

Algunos estudios sugieren que la metformina puede ayudar a reducir el riesgo de acontecimientos cardiovasculares adversos, como infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, en personas con diabetes de tipo 2.

Uno de los mecanismos propuestos es su capacidad para reducir los lípidos, lo que se traduce en una disminución de las concentraciones sanguíneas de triglicéridos y ácidos grasos libres. Además, se produce una ligera reducción de las concentraciones séricas de “colesterol malo” (LDL), acompañada de un modesto aumento de las concentraciones séricas de “colesterol bueno” (HDL) (lectura recomendada: Colesterol: ¿qué son HDL, LDL, VLDL y triglicéridos?).

Otras posibles indicaciones de la metformina además de la diabetes

La principal indicación de la metformina es para el tratamiento de la diabetes de tipo 2. Sin embargo, este fármaco también se ha utilizado off-label en otras afecciones que presentan resistencia a la insulina, como:

Síndrome de ovario poliquístico (SOP)

La metformina se utiliza a menudo off-label en pacientes con SOP, especialmente las que tienen sobrepeso, irregularidades menstruales o hirsutismo (exceso de vello). Sin embargo, nunca se ha demostrado la eficacia de la metformina en estos casos y la tendencia actual es no utilizarla como tratamiento de primera línea en estos casos.

Hablamos específicamente del SOP en el artículo: Ovario poliquístico – Síntomas y tratamiento.

Esteatosis hepática

La esteatosis hepática, también conocida como enfermedad del hígado graso, es una afección en la que se acumula grasa en las células del hígado.

Durante algún tiempo se consideró si la metformina podía ser útil en estos pacientes, especialmente en los que presentaban signos de resistencia a la insulina. Sin embargo, estudios recientes no han demostrado ningún efecto beneficioso sobre la evolución de la esteatosis hepática.

En el artículo hablamos específicamente de la esteatosis hepática: ¿Qué es la esteatosis hepática (hígado graso)?

Prediabetes

En pacientes con prediabetes, la metformina parece ayudar a prevenir, o al menos retrasar, la transición a una diabetes mellitus establecida. Sin embargo, es importante subrayar que los estudios han demostrado que la pérdida de peso y la actividad física regular son superiores a la metformina en la prevención de la diabetes de tipo 2.

En el artículo hablamos específicamente de la prediabetes: Prediabetes: síntomas, diagnóstico y tratamiento.

Nombres comerciales

La metformina es un medicamento que puede encontrarse en las farmacias en forma genérica o con los siguientes nombres comerciales:

  • Dabex.
  • Dimefor.
  • Glucofage​.
  • Glucophage.
  • Glucophage XR.
  • Glafornil.
  • Glucaminol.
  • Diaformina.

Cómo tomar – Posología

Los comprimidos de metformina se presentan en concentraciones de 500 mg, 850 mg y 1000 mg. Los comprimidos de acción prolongada se presentan en concentraciones de 750 mg o 1000 mg.

Tratamiento de la diabetes mellitus de tipo 2

Adultos ≥ 17 años:

Dosis inicial: 500 mg dos veces al día u 850 mg una vez al día. La dosis puede aumentarse en 500 mg cada quince días. Si se requiere una dosis superior a 2000 mg al día, la dosis debe cambiarse a tres veces al día. La dosis total máxima recomendada es de 2550 mg al día.

En el caso de los comprimidos de liberación prolongada, la dosis inicial es de 500 a 1.000 mg una vez al día. La dosis puede aumentarse en 500 mg cada semana, siendo la dosis máxima de 2000 mg una vez al día.

En muchos casos, no se consiguen respuestas clínicas significativas con dosis inferiores a 1.500 mg al día; sin embargo, para minimizar los efectos secundarios gastrointestinales, se recomienda una dosis inicial baja, pensando en un aumento gradual a lo largo de las semanas.

La metformina debe tomarse con las comidas y el comprimido debe tragarse entero, evitando romperlo o masticarlo.

Tratamiento del síndrome de ovario poliquístico (off-label)

  • 1500 mg a 2000 mg al día, divididos en 2 ó 3 dosis diarias (dosis inicial de 500 mg al día, con incrementos de 500 mg cada 1 ó 2 semanas).
  • En comprimidos de liberación prolongada, la dosis es de 1000 mg dos veces al día (dosis inicial de 500 mg al día, con incrementos de 500 mg cada 1 ó 2 semanas).

Contraindicaciones

La metformina es un fármaco con muy pocas contraindicaciones, pero hay una muy importante: la insuficiencia renal avanzada.

La metformina no debe utilizarse en pacientes con insuficiencia renal:

  • Si el paciente tiene una tasa de filtración glomerular inferior a 45 ml/minuto, se sugiere no empezar a tomar metformina.
  • Si el paciente ya está tomando metformina y tiene una tasa de filtración glomerular inferior a 30 ml/minuto, debe suspenderse el fármaco.

Para estimar la tasa de filtración glomerular, también llamada aclaramiento de creatinina, se necesita un análisis de sangre con dosaje de creatinina.

Le proporcionamos algunas calculadoras para que pueda evaluar el funcionamiento de sus riñones: Calculadoras del aclaramiento de creatinina (GFR).

El uso de metformina en pacientes con insuficiencia renal se asocia a un alto riesgo de acidosis láctica (aumento del ácido láctico en la sangre), una complicación potencialmente mortal (véanse los efectos secundarios más adelante).

Los pacientes con enfermedad hepática o insuficiencia cardiaca grave tampoco deben tomar metformina.

Embarazo y lactancia

La metformina no está contraindicada en el embarazo, pero en este grupo debe preferirse siempre la insulina.

La metformina puede utilizarse cuando la embarazada no puede tomar insulina o cuando la insulina sola no puede controlar los niveles glucémicos a dosis bajas.

Estudios publicados recientemente demuestran que no existe un mayor riesgo de defectos congénitos o acontecimientos adversos para el feto tras el uso materno de metformina para la diabetes mellitus gestacional o la diabetes mellitus tipo 2 cuando se mantiene el control glucémico.

En las mujeres en periodo de lactancia, la presencia de metformina en la leche suele ser escasa y su uso durante la lactancia suele estar autorizado por los pediatras.

Efectos secundarios

La metformina es un fármaco generalmente bien tolerado, sobre todo si se respeta la contraindicación para pacientes con enfermedad renal crónica avanzada.

Entre los efectos secundarios más frecuentes se encuentran la diarrea, las náuseas y el sabor metálico en la boca.

La hipoglucemia (nivel bajo de glucosa en sangre), un efecto secundario frecuente de otros hipoglucemiantes orales y de la insulina, es poco frecuente con la metformina.

Acidosis láctica

La acidosis láctica, un efecto secundario raro, pero potencialmente mortal asociado a la metformina, se manifiesta especialmente en individuos con insuficiencia renal avanzada. En estos pacientes, la capacidad de metabolizar la metformina está comprometida, lo que conduce a la acumulación de este fármaco en la sangre y, en consecuencia, a una intoxicación.

La acidosis láctica inducida por metformina es grave y se caracteriza por niveles elevados de ácido láctico en la sangre, que pueden evolucionar a una acidosis metabólica grave, a menudo con riesgo inminente de parada cardiaca.

Los síntomas de la acidosis láctica incluyen fatiga extrema, debilidad, dolor muscular, dificultad para respirar, dolor abdominal, sensación de frío, mareos y ritmo cardiaco irregular.

En caso de acidosis láctica, la intervención médica inmediata es vital y el tratamiento debe incluir la interrupción del uso de metformina, hidratación intravenosa y hemodiálisis de urgencia en los casos más críticos.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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