Lagrimeo excesivo (epífora ocular): causas y tratamiento

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¿Qué es la epífora ocular?

Epífora es el término médico utilizado para describir el lagrimeo excesivo o persistente. El lagrimeo de ojos puede aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente en lactantes y ancianos.

La epífora puede ser causada por diversas afecciones, algunas simples y benignas, como las alergias o el uso de lentes de contacto, y otras más graves, como el glaucoma, los tumores o las lesiones corneales.

Ante un paciente que se queja de lagrimeo, el primer paso es determinar si la epífora está causada por un aumento de la producción lagrimal o por una disminución del drenaje lagrimal.

Producción de lágrimas – sistema lagrimal

Las lágrimas son producidas por las glándulas lagrimales, que están situadas en los párpados superiores, en la región superior-lateral de las órbitas oculares, como puede verse en la siguiente ilustración.

Sistema lagrimal: así se producen las lágrimas
Sistema lagrimal: así se producen las lágrimas

Las lágrimas producidas siguen siempre un mismo camino: salen de la glándula lagrimal, bañan los ojos, descienden hacia los canalículos lagrimales superior e inferior, situados en el ángulo de los ojos más cercano a la nariz, y finalmente son drenadas por el conducto nasolagrimal hacia la cavidad nasal. Esta comunicación de los ojos a la cavidad nasal es la razón por la que nos moquea la nariz cuando lloramos.

Sin embargo, la producción de lágrimas no se produce sólo en el momento en que lloramos. El acto de llorar sólo hace que aumente mucho la producción de lágrimas. Si te fijas, nuestros ojos están siempre húmedos, con una fina cubierta llamada película lagrimal.

Los ojos producen lágrimas constantemente, a razón de 2 microlitros por minuto. La lágrima producida se extiende por todo el ojo y se dirige a los canalículos lagrimales cada vez que parpadeamos. En el intervalo entre cada parpadeo, la película lagrimal se evapora, por eso sentimos molestias y la sensación de ojo seco cuando no parpadeamos durante mucho tiempo.

La película lagrimal, además de su función obvia de lubricación, también suministra nutrientes, oxígeno y anticuerpos a la superficie ocular.

La producción lagrimal depende de factores hormonales y también de algunos estímulos externos, como la polución, los alérgenos o los traumatismos.

Causas del lagrimeo

Cuando el paciente empieza a lagrimear con frecuencia, sobre todo si no tiene un estímulo claro para llorar, debemos intentar averiguar si la glándula lagrimal está sufriendo algún estímulo para producir lágrimas en exceso o si los canalículos lagrimales están obstruidos y el drenaje hacia el conducto nasolagrimal está alterado.

Por lo tanto, dividiremos las causas del lagrimeo anormal en dos grandes grupos:

  • Disminución del drenaje nasolagrimal.
  • Aumento de la producción de lágrimas.

Obstrucción del conducto nasolagrimal

La obstrucción del conducto nasolagrimal, denominada dacrioestenosis, es la causa más frecuente de lagrimeo anormal en la población pediátrica, sobre todo durante el primer año de vida.

En los bebés, la dacrioestenosis suele ser congénita, es decir, está presente desde el nacimiento debido a una malformación del conducto nasolagrimal, que puede ser uni o bilateral.

Los bebés con obstrucción del conducto nasolagrimal presentan lagrimeo crónico o intermitente, formación de costras o mucosidad en las pestañas y en el borde del ojo, y, a veces, enrojecimiento de la parte blanca del ojo afectado.

En la mayoría de los casos, la obstrucción desaparece a medida que el bebé crece. No es necesario ningún tratamiento especial, basta con lavar las secreciones con suero fisiológico y masajear el canto del ojo cercano a la nariz dos o tres veces al día para ayudar a que las lágrimas drenen. Si la obstrucción no desaparece a los nueve meses de edad, está indicada una evaluación oftalmológica.

Cuando la obstrucción es más compleja, el conducto nasolagrimal puede dilatarse mucho, provocando un pequeño tumor azulado bajo los ojos, llamado dacriocistocele. En estos casos, también es necesaria la evaluación por un oftalmólogo, independientemente de la edad del bebé.

Dacriocistocele
Dacriocistocele

En los adultos, la obstrucción del conducto nasolagrimal es adquirida, es decir, aparece a lo largo de la vida.

La mayoría de los casos de dacrioestenosis adquirida surgen de forma natural con el envejecimiento, debido a cambios anatómicos en el diámetro del conducto nasolagrimal. Por eso, es frecuente encontrar personas mayores con lagrimeo. Las mujeres, en particular, tienen naturalmente un diámetro menor del conducto nasolagrimal y corren mayor riesgo de sufrir estrechamientos con el tiempo.

La obstrucción aumenta el riesgo de infección del saco lagrimal, la región inicial del conducto nasolagrimal, en la que los canalículos superior e inferior drenan las lágrimas procedentes de los ojos. Esta infección del saco lagrimal se llama dacriocistitis.

Dacriocistitis
Dacriocistitis

Entropión y ectropión

Dos anomalías estructurales de los párpados, llamadas entropión y ectropión, también pueden causar lagrimeo.

El entropión es una alteración en la que el párpado se pliega hacia dentro (inversión del párpado), haciendo que su margen y sus pestañas estén en contacto permanente con la superficie ocular. Además de estimular el lagrimeo al irritar el globo ocular, la mala posición del párpado también dificulta el drenaje en el conducto nasolagrimal.

entropión y ectropión
Entropión y ectropión

El ectropión, por su parte, es una alteración en la que el párpado se dobla hacia fuera (eversión del párpado). En este caso, el lagrimeo se produce porque la eversión del párpado deja más expuesta la superficie ocular, lo que provoca irritación, y porque la mala colocación del párpado altera la trayectoria natura de las lágrimas hacia el conducto nasolagrimal.

Tanto el entropión como el ectropión suelen aparecer de forma natural por el envejecimiento, pero también pueden estar causados por una inflamación crónica, una intervención quirúrgica o un traumatismo ocular.

Otras causas de obstrucción del drenaje lagrimal

Aparte del envejecimiento, otros factores que pueden causar la obstrucción del conducto nasolagrimal son:

  • Traumatismos oculares.
  • Traumatismos nasales
  • Quimioterapia.
  • Radioterapia, como el yodo radiactivo para tratar los tumores de tiroides.
  • Uso prolongado de colirios, especialmente los que contienen yoduro de ecotiofato, adrenalina o pilocarpina.
  • Tumores, especialmente del saco lagrimal, de las pestañas o del conducto nasolagrimal.
  • Infecciones oculares (ya se han descrito infecciones por bacterias, virus, hongos e incluso parásitos como causas de obstrucción del drenaje lagrimal).
  • Sinusitis.
  • Enfermedades inflamatorias sistémicas, como la sarcoidosis, la enfermedad de Kawasaki, la esclerodermia o la granulomatosis de Wegener (actualmente denominada granulomatosis con poliangeítis).
  • Obstrucciones mecánicas del drenaje lagrimal causadas por cuerpos extraños, generalmente por dacriolitos, pequeñas piedras que se forman en la parte interna del conducto lagrimal tras un proceso infeccioso en la estructura ocular.
  • Las cirugías previas del ojo, párpado, nariz o seno nasal pueden dejar cicatrices en el sistema lagrimal y causar obstrucciones.

Aumento de la producción de lágrimas

Cualquier anomalía que provoque irritación de la conjuntiva o de la córnea puede aumentar la producción de lágrimas.

En estos casos, el lagrimeo suele venir acompañado de otros signos y síntomas, como ojos rojos, dolor, sequedad ocular o síntomas víricos.

Las principales causas del lagrimeo debido al aumento de la producción de lágrimas son:

Aunque parezca paradójico, el síndrome del ojo seco es una de las causas más frecuentes de lagrimeo. Los ojos secos son un fuerte estímulo para aumentar la producción de lágrimas, pero las lágrimas producidas en esta enfermedad suelen ser de mala calidad, incapaces de humedecer los ojos adecuadamente, lo que crea un círculo vicioso.

Diagnóstico

Los pacientes con lagrimeo constante deben ser evaluados por un oftalmólogo.

Además de la historia clínica, que puede apuntar a una causa secundaria del lagrimeo, como migraña, alergias, enfermedades sistémicas, uso de medicamentos, antecedentes de traumatismos, etc., el oftalmólogo también realizará un examen cuidadoso de los ojos, buscando lesiones en la córnea, presencia de cuerpos extraños, alteraciones en los párpados y signos de infección ocular.

Si hay dudas sobre el diagnóstico, el oftalmólogo puede realizar algunas pruebas, como:

  • Prueba de retención del colirio: el médico gotea un colirio con un colorante y observa cuánto tarda el ojo en drenarlo.
  • Prueba de permeabilidad del conducto lagrimal: el médico utiliza una pequeña cánula para aplicar un poco de suero en la comisura de los párpados y observa si hay obstrucción a su drenaje.
  • Dacriocistografía: es un examen en el que el médico inyecta un poco de contraste a través del conducto lagrimal y luego capta las imágenes mediante tomografía lineal. Este examen puede señalar la localización de la obstrucción.

Tratamiento

El tratamiento de la epífora depende de su causa. Si el paciente tiene una infección ocular, el tratamiento incluye curar la infección; si hay un cuerpo extraño, hay que extraerlo; si se trata de una alergia, el tratamiento para aliviar los síntomas y la evitación de los factores que desencadenan reacciones alérgicas ayudan a reducir el lagrimeo.

En los bebés, el lagrimeo suele desaparecer espontáneamente con el tiempo y la única medida sugerida es el masaje frecuente del rabillo del ojo para facilitar el drenaje de las lágrimas. Si el cuadro no mejora al cabo de un año de edad, o si el bebé presenta signos de dacriocistocele, el tratamiento suele ser quirúrgico, para desobstruir el conducto nasolagrimal.

En adultos y ancianos, la dacrioestenosis, el ectropión y el entropión pueden corregirse quirúrgicamente.

La dacriocistitis debe tratarse con antibióticos y cirugía para eliminarla.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

El Dr. Renato Oliveira es oftalmólogo egresado de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ) con especialización en Córnea y Enfermedades Oculares Externas de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp). Es miembro del Consejo Brasileño de Oftalmología y de la Sociedad Brasileña de Catarata y Cirugía Refractiva.

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