Introducción
Las principales enfermedades de la glándula tiroides, como la tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves, tienen origen autoinmune, es decir, son provocadas por la aparición de anticuerpos contra la propia tiroides (anticuerpos antitiroideos).
Actualmente, es posible identificar mediante análisis de sangre la presencia de al menos tres anticuerpos antitiroideos que nos ayudan en el diagnóstico de la tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves:
- Anticuerpos antiperoxidasa tiroidea (anti-TPO), también llamados anticuerpos antimicrosomales.
- Inmunoglobulina estimulante de la tiroides (TSI), también llamada anticuerpos contra el receptor de TSH (TRAb).
- Anticuerpos antitiroglobulina (anti-Tg).
En este artículo explicaremos qué son los anticuerpos antitiroideos y cómo interpretar sus resultados.
¿Qué es una enfermedad autoinmune?
Una enfermedad autoinmune es aquella que surge debido a un defecto del sistema inmunológico, el cual, de manera inapropiada, comienza a producir anticuerpos contra las células del propio organismo.
En lugar de producir anticuerpos solamente contra virus, bacterias u otros agentes invasores, el sistema inmunológico genera anticuerpos que presentan dificultades para distinguir entre una bacteria o virus y una proteína natural de un órgano o tejido del propio cuerpo.
Existen decenas de enfermedades autoinmunes. Entre ellas podemos citar:
En el caso de las enfermedades autoinmunes de la glándula tiroides, las dos más comunes son la tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves.
Explicamos las enfermedades autoinmunes en detalle en el artículo: ¿Qué son las enfermedades autoinmunes?
¿Qué son los anticuerpos antitiroideos?
Tanto en la tiroiditis de Hashimoto como en la enfermedad de Graves, el sistema inmunológico pasa a producir anticuerpos que atacan proteínas específicas de la glándula tiroides.
Los anticuerpos antitiroideos se unen a determinadas estructuras de la tiroides y las atacan, provocando una intensa reacción inflamatoria local y destrucción del tejido sano de la glándula.
Anticuerpos antiperoxidasa tiroidea (anti-TPO)
La tiroperoxidasa (TPO) es una enzima presente en las células epiteliales de la tiroides que participa en la síntesis de las hormonas tiroideas.
Más del 90 % de los pacientes con tiroiditis de Hashimoto presentan anticuerpos anti-TPO (anteriormente llamados anticuerpos antimicrosomales).
Los anticuerpos anti-TPO también pueden estar presentes en la enfermedad de Graves, aunque con menor frecuencia, alrededor del 75 % de los casos.
Sin embargo, es importante señalar que aproximadamente un 15 % de la población general sana y de las mujeres embarazadas, sin enfermedades tiroideas, puede tener anticuerpos anti-TPO positivos, sin que esto tenga un significado clínico inmediato.
Los anticuerpos anti-TPO también son comunes en familiares de pacientes con enfermedades autoinmunes de la tiroides. Un 50 % de ellos puede tener anti-TPO positivo sin presentar ninguna manifestación de enfermedad tiroidea.
Por lo tanto, no basta con la presencia de anticuerpos antitiroideos para desarrollar una enfermedad autoinmune de la tiroides. Se requieren otros factores aún no totalmente esclarecidos.
En general, los pacientes con anticuerpos anti-TPO presentan un mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes de la tiroides, especialmente si ya cumplen criterios para hipotiroidismo subclínico.
De hecho, este es el grupo de pacientes que más se beneficia de la investigación del anti-TPO, ya que un valor elevado sugiere que el paciente tiene el doble de probabilidad de que el hipotiroidismo subclínico evolucione a un hipotiroidismo franco, en comparación con los pacientes sin anticuerpos anti-TPO.
Como la gran mayoría de los casos de hipotiroidismo es provocada por la tiroiditis de Hashimoto, muchos médicos no solicitan la investigación del anti-TPO, dado que el resultado probablemente será positivo y esto no influirá en el tratamiento de la enfermedad. La investigación de los anticuerpos antiperoxidasa tiroidea resulta más útil cuando existen dudas sobre el origen de una alteración tiroidea.
No se recomienda solicitar la determinación de anticuerpos anti-TPO (ni de cualquier otro autoanticuerpo) en la población general sin una indicación clínica específica. La única excepción son las personas sanas, pero con antecedentes familiares de enfermedad autoinmune tiroidea, pues la presencia de anti-TPO sugiere un mayor riesgo de alteraciones tiroideas en el futuro.
Aun así, se cuestiona la utilidad de este examen si el paciente no cumple criterios para hipotiroidismo subclínico. Como ya hemos visto, tener el anticuerpo en sangre no significa, necesariamente, que el paciente desarrollará algún problema tiroideo.
Valores de referencia anti-TPO:
En la mayoría de los laboratorios, el valor de referencia para el anti-TPO es menor de 15 U/ml. Sin embargo, existen laboratorios que consideran hasta 60 U/ml como rango de normalidad.
Por lo tanto, lo más adecuado es comparar el valor del anti-TPO del paciente con el valor de referencia del laboratorio. Cuanto mayor sea el resultado, mayor es la probabilidad de enfermedad autoinmune tiroidea.
Anticuerpos antitiroglobulina (anti-Tg)
La tiroglobulina es una proteína precursora de las hormonas tiroideas, que se almacena en el tejido tiroideo. La presencia de anticuerpos contra la tiroglobulina es muy común en la tiroiditis de Hashimoto, estando presente en el 80 a 90 % de los casos.
En general, los pacientes con Hashimoto presentan tanto anti-tiroglobulina como anti-TPO positivos. La presencia de anti-tiroglobulina positivo y anti-TPO negativo en la tiroiditis de Hashimoto es poco frecuente.
Así como ocurre con los anticuerpos anti-TPO, los anticuerpos anti-tiroglobulina también pueden estar presentes en la enfermedad de Graves. Aproximadamente el 50 a 70 % de los pacientes con Graves presentan estos anticuerpos positivos.
Aunque están muy relacionados con las enfermedades autoinmunes tiroideas, la presencia de anticuerpos anti-tiroglobulina no significa, necesariamente, que el paciente tenga o vaya a desarrollar algún problema tiroideo. Cerca de un 15 % de la población sana y de las gestantes puede tener estos anticuerpos detectables en sangre sin relevancia clínica.
A diferencia de los anti-TPO, los anticuerpos anti-tiroglobulina pueden desaparecer tras años de tratamiento del hipotiroidismo.
Valores de referencia anti-Tg:
En la mayoría de los laboratorios, el valor de referencia para anti-tiroglobulina es menor de 100 U/ml. Existen laboratorios con otros valores de normalidad, por lo que lo más importante es comparar el resultado del paciente con los valores de referencia indicados en el informe.
Inmunoglobulina estimulante de la tiroides (TSI)
La TSH es una hormona liberada por la glándula hipófisis que estimula la producción de hormonas por la tiroides. Los receptores de TSH localizados en la tiroides pueden ser blancos de ataque por anticuerpos, conocidos como inmunoglobulina estimulante de la tiroides (TSI) o anticuerpos contra el receptor de TSH (TRAb).
A diferencia del anti-TPO y del anti-Tg, que son más comunes en la tiroiditis de Hashimoto que en la enfermedad de Graves, el TSI está presente en hasta el 95 % de los casos de Graves y solo en aproximadamente el 20 % de los pacientes con Hashimoto. Otra diferencia importante es que el TSI no suele estar presente en la población sana.
Los anticuerpos anti-receptor de TSH pueden unirse a los receptores de TSH y estimularlos, llevando a la tiroides a producir un exceso de hormonas tiroideas. El TSI también puede, en algunos casos, bloquear estos receptores, impidiendo la acción de la TSH en la tiroides y provocando así hipotiroidismo.
La determinación del TSI puede emplearse para monitorizar la eficacia del tratamiento, ya que los valores suelen disminuir a medida que se controla la enfermedad de Graves.
Valores de referencia para TSI:
En la mayoría de los laboratorios, el valor de referencia para TSI es menor de 1,5 U/L. En algunos laboratorios, los valores normales corresponden a menos del 130 % de la actividad basal.
¿Cuándo se debe investigar la presencia de anticuerpos antitiroideos?
En general, el TSI, el anti-TPO y el anti-Tg no son imprescindibles para el diagnóstico de las enfermedades tiroideas.
Como la gran mayoría de los casos de hipotiroidismo es causada por la tiroiditis de Hashimoto, la determinación de anti-TPO y anti-Tg aporta poca información clínica adicional. Su utilidad es mayor en la evaluación de la progresión de los casos de hipotiroidismo subclínico.
En los pacientes con hipertiroidismo, el mejor examen para investigar la causa es la gammagrafía tiroidea con yodo, pues permite distinguir entre las distintas enfermedades que provocan hiperfunción tiroidea.
La investigación del TSI resulta especialmente útil cuando no se dispone fácilmente de gammagrafía con yodo en el lugar de residencia del paciente. Un resultado positivo de TSI en pacientes con hipertiroidismo es altamente indicativo de enfermedad de Graves. Un TSI negativo prácticamente descarta esta entidad, aunque no permite identificar las otras causas de hipertiroidismo como lo hace la gammagrafía.
Como ya se mencionó, la determinación de TSI también puede ser útil en el seguimiento de los pacientes en tratamiento por hipertiroidismo, ya que el control de la enfermedad suele asociarse con la disminución de los valores de TSI.
Referencias
- American Thyroid Association Guidelines for Use of Laboratory Tests in Thyroid Disorders – JAMA.
- Clinical Review: Clinical Utility of TSH Receptor Antibodies – The Journal of clinical endocrinology and metabolism.
- Pathogenesis of Graves’ disease – UpToDate.
- Pathogenesis of Hashimoto’s thyroiditis (chronic autoimmune thyroiditis) – UpToDate.
- Laboratory assessment of thyroid function – UpToDate.
- Grebe SKG: Thyroid disease. In The Genetic Basis of Common Diseases. Second edition. Edited by RA King, JI Rotter, AG Motulsky. New York, Oxford University Press, 2002.
- Salvatore D, Cohen R, Kopp PA, Larsen PR. Thyroid pathophysiology and diagnostic evaluation. In: Melmed S, Auchus RJ, Goldfine AB, Koenig RJ, Rosen CJ, eds. Williams Textbook of Endocrinology. 14th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2020.
Médico graduado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna y Nefrología otorgados por la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN), la Universidad de Oporto y el Colegio de la Especialidad de Nefrología de Portugal.