Apendicitis: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Dr. Pedro Pinheiro
Dr. Pedro Pinheiro

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Apendicitis: qué es, síntomas, causas y tratamiento

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¿Qué es el apéndice?

El apéndice es una prolongación del ciego, una región que delimita el final del intestino delgado y el comienzo del intestino grueso (colon).

El apéndice mide unos 10 cm de largo y tiene un fondo ciego, como un dedo de guante. Su forma se asemeja a la de un gusano, por lo que también se llama apéndice vermiforme.

Aunque no es un órgano esencial, el apéndice no es una estructura completamente inútil o inerte. Su pared contiene tejido linfático, que participa en la producción de anticuerpos.

Además, el apéndice también sirve como reservorio de bacterias intestinales que ayudan en el proceso de digestión. En situaciones de diarrea severa, cuando la flora intestinal se desregula y aumenta la cantidad de bacterias patógenas, el apéndice parece servir como refugio, protegiendo las bacterias buenas para que puedan repoblar los intestinos más rápidamente después de la resolución de la infección.

Sin embargo, las funciones del apéndice no van mucho más allá, y muchos expertos tratan este órgano como un remanente evolutivo que puede hacer más daño, como en la apendicitis, que beneficios. El hecho es que si el apéndice no es inútil todo, no parece hacer mucho falta cuando extirpado quirúrgicamente.

Ubicación del apéndice
Ubicación del apéndice

¿Qué es la apendicitis?

Apendicitis es el nombre que se le da a la inflamación del apéndice, cuadro que se presenta con frecuencia como un intenso dolor abdominal. Generalmente, se trata de una emergencia médica que necesita de tratamiento quirúrgico. Si no es tratado a tiempo, existe el riesgo de rotura e infección generalizada.

¿Cómo surge?

El apéndice normalmente produce un volumen constante de mucosidad que es drenada hacia el ciego y se mezcla en las heces. Su gran problema es que es la única región de todo el tracto gastrointestinal que tiene un fondo ciego, o sea, es un tubo sin salida, como un dedo de guante.

Cualquier obstrucción en el drenaje de la mucosidad hace que esta se acumule, causando dilatación del apéndice. Conforme el órgano se hace más grande, comienza a haber compresión de los vasos sanguíneos y necrosis de su pared. El proceso puede evolucionar hasta romper el apéndice, lo que es llamado de apendicitis supurada.

Existen varias causas para la obstrucción del apéndice. En los jóvenes, es común un aumento de los tejidos linfáticos en respuesta a alguna infección viral o bacteriana. Como el diámetro interior del apéndice tiene menos de un centímetro, cualquier aumento en su pared puede obstruir la salida. En los ancianos, lo más usual es la obstrucción por pedazos resecados de heces. También existe la posibilidad de obstrucción por tumores o por lombrices intestinales, como oxiuros.

Cuando el apéndice queda obstruido e inflamado, las bacterias que viven en el interior de los intestinos consiguen atravesar su pared y alcanzar la circulación sanguínea y el peritoneo (membrana que recubre todo el tracto intestinal). Este proceso es llamado de translocación bacteriana y es responsable de gran parte de los síntomas de la apendicitis.

Síntomas

El ciego y el apéndice quedan en el cuadrante inferior derecho del abdomen, por eso una apendicitis se presenta típicamente como un dolor en esta región. El problema es que en fases iniciales, cuando solamente hay distensión del apéndice, incluso sin intensa inflamación a su alrededor, los síntomas pueden ser muy vagos y no necesariamente localizados en este sitio.

En el inicio de la apendicitis, el dolor puede ser difuso, normalmente localizado en la región del estómago o en la proximidad del ombligo.

El apéndice está mal inervado y su inflamación aislada es mal percibida por el cerebro. Solo cuando el peritoneo, este sí rico en terminaciones nerviosas, queda inflamado, el cerebro consigue identificar de forma más precisa la región afectada. El cuadro típico es el de un súbito dolor, alrededor del ombligo, que se torna más intenso conforme se dirige hacia el cuadrante inferior derecho.

Náuseas, vómitos y fiebre son síntomas comunes en las fases avanzadas de la apendicitis. También puede haber diarrea o presión de vientre.

¿Puede la apendicitis conducir a la muerte?

Cuando la inflamación y la distensión conducen a la perforación del apéndice, se produce peritonitis (inflamación del peritoneo) debido al flujo intenso de materia fecal y bacterias intestinales hacia la cavidad abdominal.

El paciente con peritonitis presenta intenso dolor y el abdomen suele quedar duro como una piedra. El enfermo siente dolor con estímulos simples como pisar el suelo o cambiar de posición.

Esta condición generalmente se llama abdomen agudo, y el tratamiento de la apendicitis se convierte en una emergencia, ya que la condición puede empeorar rápidamente. Si no se opera pronto, el paciente puede progresar a la muerte por sepsis, también conocida como infección generalizada.

¿De qué lado del vientre suele estar el dolor?

Como ya se explicó, el dolor de la apendicitis suele estar en el cuadrante inferior derecho del abdomen. Pero recuerda que no siempre está tan bien ubicado. Un dolor difuso en la parte inferior del abdomen, debajo del ombligo, también puede ser la presentación de una apendicitis.

Por otro lado, el dolor aislado en el lado izquierdo no suele ser causado por el apéndice. No es imposible tener apendicitis con dolor en el lado izquierdo, pero es muy poco común.

Si quieres entender mejor los síntomas de la apendicitis, lea: 10 Síntomas de la apendicitis.

Apendicitis crónica

Algunos pacientes presentan cuadros de obstrucción intermitente de la apéndice, habiendo desobstrucción espontánea siempre que la presión dentro de la luz queda elevada.

Imagine un pedazo resecado de heces alojado exactamente en la salida del apéndice, que ahora ya no tiene cómo escurrir la mucosidad producida. Si este pequeño trozo de heces no está correctamente adherido, a medida que aumenta la presión dentro del apéndice, termina siendo empujado hacia atrás por el exceso de mucosidad que se acumula, y la obstrucción desaparece.

Otra hipótesis ampliamente aceptada es el caso de la hipertrofia de la mucosa del apéndice (tejido que recubre la pared interna), que conduce a una reducción del diámetro de su orificio de salida, dando como resultado la acumulación de secreciones en su interior. Con el aumento de la presión, las secreciones pueden superar la obstrucción y, cuando se expulsan, mejoran la inflamación y los síntomas.

La apendicitis crónica se presenta como una condición de dolor abdominal cíclico que a menudo es difícil de diagnosticar. Los síntomas solo desaparecen de forma permanente cuando se extirpa quirúrgicamente el apéndice.

Diagnóstico

Como en cualquier enfermedad, el diagnóstico comienza por la evaluación de los signos y síntomas a través de la historia clínica y el examen físico. Tal como se explicó antes, el apéndice es poco enervado y cuando aún no hay inflamación de los órganos a su alrededor, como, por ejemplo, del peritoneo, pueden incluso no existir señales claras de apendicitis en el examen físico.

Conforme la inflamación progresa, se torna fácil detectar un intenso dolor al palpar profundamente el cuadrante inferior derecho del abdomen. Cuando existe peritonitis, el paciente siente mucho dolor durante el examen físico en el momento en que apretamos el abdomen con una de las manos y súbitamente la retiramos. Este dolor al descomprimir es típico de procesos inflamatorios del peritoneo.

Los exámenes de laboratorio también son útiles, ya que los pacientes con peritonitis suelen presentar un número elevado de leucocitos en el hemograma (leucocitosis).

No obstante, una sospecha clínica o un hallazgo de laboratorio de un peritoneo inflamado no es suficiente para que consolidemos el diagnóstico de la apendicitis, ya que existen varias causas de peritonitis (ver a continuación en diagnóstico diferencial).

Casos típicos de apendicitis, principalmente si son avalados por médicos con experiencia, pueden ser diagnosticados sin mayores dificultades, pero actualmente es muy común y fácil solicitar exámenes de imagen para confirmar el diagnóstico. Los dos exámenes más solicitados son la ecografía abdominal y la tomografía computarizada, siendo esta última la más indicada en casos dudosos o con sospechas de complicaciones.

Diagnóstico diferencial

La apendicitis es una de las principales causas de dolor y necesidad de cirugía abdominal. Otros procesos inflamatorios dentro del abdomen pueden ser parecidos a los síntomas de la apendicitis, como:

Lea también: 40 causas de dolor abdominal (derecho, izquierdo, bajo…).

Tratamiento

El tratamiento de la apendicitis se realiza, en la mayoría de los casos, mediante apendicectomía, es decir, extirpación quirúrgica del apéndice. La apendicectomía se puede hacer de forma tradicional, llamada cirugía abierta, o por laparoscopia.

El abordaje laparoscópico es actualmente el más utilizado en casos de apendicitis no complicada, ya que es menos invasivo y proporciona un tiempo de recuperación más corto. La laparoscopia puede estar indicada en cualquier paciente, pero es la forma quirúrgica preferida para pacientes obesos, ancianos o cuando el diagnóstico de apendicitis aún no es 100% confirmado en el momento de la cirugía.

 Apendicectomía
Apendicectomía

La cirugía abierta también es una opción válida. A pesar de ser un procedimiento más agresivo y con un tiempo de recuperación más largo, tiene una tasa de complicaciones menor que el abordaje laparoscópico. La decisión de la vía quirúrgica depende del cirujano. Él elegirá, según las características clínicas del paciente, qué vía es la más adecuada para cada situación.

¿Es posible tratar la apendicitis sin cirugía?

La cirugía es inmediatamente indicada en aquellos casos con menos de 3 días de evolución.

En los casos en que el paciente demora en buscar atención médica, la inflamación puede ser tan grande que llegue a dificultar la acción del cirujano, aumentando así el riesgo de complicaciones.

En estos casos, si la tomografía computarizada demuestra presencia de mucha inflamación alrededor del apéndice, con formación de absceso, puede ser preferible tratar la infección con antibióticos durante algunas semanas antes de recurrir a la cirugía.

Otra situación en la que se puede tratar la apendicitis sin cirugía es en los casos de diagnóstico dudoso. Si después de todas las pruebas el equipo médico no está seguro del diagnóstico de apendicitis, o si el caso parece muy leve y el paciente se encuentra en buenas condiciones generales, puede estar indicado el tratamiento con antibióticos únicamente.

La cirugía se reserva solo para los casos que no mejoran. Este abordaje, sin embargo, no suele ser el más utilizado por los cirujanos, ya que la tasa de recurrencia de la afección a medio plazo es alta.

Postoperatorio

Dado que la apendicectomía es una cirugía que a menudo se realiza en personas jóvenes y saludables, una de las preguntas más comunes es sobre la cantidad de descanso que se necesita.

En general, la hospitalización dura solo 1 o 2 días, si no se identifican complicaciones postoperatorias inmediatas.

El tiempo de recuperación tras la extirpación del apéndice depende de varios factores: edad del paciente, estado clínico, tipo de cirugía realizada, complicaciones intraoperatorias, etc.

Como regla general, los primeros 7 días son de descanso absoluto. El paciente debe evitar esfuerzos, e incluso no suele recomendarse conducir un vehículo. Después del 7° día, el paciente puede comenzar a regresar a sus actividades normales. Los niños pueden volver a la escuela y los adultos al trabajo.

Durante el primer mes, sin embargo, el paciente debe evitar el esfuerzo físico o situaciones que ejerzan mucha presión sobre los músculos abdominales. Practique deportes solo después de un mínimo de 4 a 6 semanas después de la operación. Las relaciones sexuales deben evitarse durante los primeros 10 días. Después de este período, si todo salió bien en la recuperación, el cirujano puede autorizar el regreso de las relaciones de manera parsimoniosa.


Referencias


Autor(es)

Dr. Pedro Pinheiro

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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