Tratamientos caseros para la diarrea

Dr. Pedro Pinheiro

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Introducción

Los cuadros de diarrea son muy comunes a lo largo de la vida de una persona. La mayoría de nosotros presenta al menos un episodio de diarrea al año. Afortunadamente, en la mayoría de las veces, los cuadros de diarrea son autolimitados, curándose espontáneamente después de algunos días sin causar ningún tipo de complicación.

Sin embargo, a pesar de tener corta duración y ser relativamente benigna en la mayoría de los pacientes, tener un cuadro de diarrea durante 3 o 4 días puede provocar grandes trastornos en la vida personal y/o profesional, especialmente si el paciente evacua varias veces al día con intervalo de tiempo corto entre las deyecciones.

Además, incluso los casos leves de diarrea pueden provocar deshidratación si no se tratan adecuadamente. Esto es especialmente común entre los niños pequeños y los ancianos.

En este artículo vamos a discutir cuáles son los tratamientos caseros que pueden ser utilizados para los cuadros ligeros de diarrea. Vamos a emplear el término “tratamiento casero” de una forma más amplia, incluyendo no solo los tratamientos sin medicación, sino también el uso de los medicamentos simples, que son fácilmente comprados sin receta médica y están generalmente presentes en el botiquín de la mayoría de la gente con aceptable condición socioeconómica.

Por lo tanto, se considerará tratamiento casero cualquier medida que el paciente pueda tomar en casa sin previo contacto con un médico.

Si deseas saber más acerca de las causas más comunes de la diarrea y los síntomas, consulta el siguiente artículo: Diarrea – Causas, Tipos y Tratamiento.

Antes de seguir con las explicaciones sobre el tratamiento casero de la diarrea, hay que destacar cuáles son los signos de gravedad de la diarrea que apuntan a la necesidad de una evaluación médica y tratamiento con medicamentos.

Aunque la mayoría de las diarreas sean benignas y de corta duración, hay casos más graves que no deben ser tratados exclusivamente con medidas caseras.

Clasificación de las diarreas

Se puede clasificar las diarreas según el tiempo de duración:

  • Aguda: 14 días o menos duración.
  • Persistente: entre 15 y 30 días de duración.
  • Crónica: más de 30 días de duración.

Las diarreas también pueden ser clasificadas según sus características clínicas:

  • Diarreas inflamatorias (disentería): cuadros de diarrea con presencia de sangre y moco (o pus) en las heces. Fiebre intensa y dolor abdominal tienden a estar presentes.
  • Diarrea no inflamatoria: cuadros de diarrea acuosa o pastosa sin sangre, moco o fiebre.

La clasificación de la severidad de la diarrea puede variar dependiendo de la fuente de búsqueda, pero una clasificación aceptable es la siguiente:

  • Intensa: más de 10 deposiciones al día.
  • Moderada: entre 3 y 10 deposiciones al día.
  • Leve: menos de 3 deposiciones al día.

El tratamiento casero es solamente aceptable en las diarreas ligeras o moderadas, agudas y no inflamatorias.

Cualquier diarrea prolongada, intensa o que contenga sangre o acompañada de fiebre alta u otros síntomas debe ser evaluada por un médico. Insistir en el tratamiento casero en estas situaciones solamente retrasa el establecimiento de un diagnóstico y la aplicación de un tratamiento eficaz, facilitando la aparición de complicaciones.

Signos y síntomas que indican severidad

Inclusive en las diarreas agudas y no inflamatorias, el tratamiento hecho en casa también puede no ser la mejor opción si el paciente presenta signos de gravedad. Cualquier paciente con una de las situaciones a continuación debe buscar evaluación médica en lugar de quedarse en casa automedicándose y esperando que la diarrea mejore:

  • Diarrea intensa, con más de 4-5 días de duración, sin signos de mejora.
  • Diarrea moderada o severa con signos de deshidratación (sed intensa, postración, fuerte reducción en la producción de orina, dolor de cabeza, debilidad, mareos y boca muy seca).
  • Diarrea moderada o severa con hipotensión arterial.
  • Diarrea moderada o severa, asociada a vómitos e incapacidad para ingerir líquidos.
  • Diarrea moderada o severa con más de 3 días de evolución en pacientes ancianos o debilitados por otras enfermedades.
  • Cualquier diarrea en niños que rechazan la comida o se presentan poco activos.
  • Cualquier diarrea en niños menores de 8 kilos o 3 meses de edad.
  • Cualquier diarrea con heces negras.
  • Cualquier diarrea asociada con dolor abdominal o rectal grave, persistente e intratable.

Tratamientos caseros

Afortunadamente, la mayoría de las diarreas es de intensidad leve a moderada y no muestra los signos de severidad descritos anteriormente. Estos cuadros pueden, en principio, tratarse en casa, con medidas sencillas que se explican a continuación.

Hidratación

En cualquier diarrea, el principal tratamiento es la hidratación, ya que la deshidratación causada por la pérdida de agua en las heces es la mayor causa de complicaciones. Soluciones que contienen agua, sodio y glucosa son mejores que el agua pura, porque en la diarrea perdemos no solo agua, sino también electrolitos.

Históricamente, la solución de rehidratación casera siempre ha sido la forma de hidratación favorita para la diarrea. Recientemente, sin embargo, debido al reconocimiento que existen frecuentes errores en el momento de la preparación de la solución, la Organización Mundial de la Salud pasó a indicar el uso de soluciones de rehidratación oral previamente preparadas, que son pequeños sobres que vienen con las cantidades adecuadas de cloruro de sodio, glucosa, potasio y citrato en polvo para diluir en 1 litro de agua. Estas soluciones pueden encontrarse en farmacias y clínicas de salud (generalmente gratis).

En casos de diarrea moderada a severa, la reposición debe ser entre 150 y 300 mL por hora (entre 2,5 y 4,5 litros por día mientras el paciente esté despierto) o 10 mL por kilogramo de peso después de cada evacuación (600 mL de solución casera después de cada evacuación en un paciente de 60 kg). En niños, lo recomendable es 50 mL por kilo de peso a cada 4 horas (un niño de 10 kilos debe consumir 500 mL de solución salina a cada 4 horas).

Tés, bebidas gaseosas, bebidas isotónicas (Gatorade) y zumos de frutas no son las mejores opciones, pero pueden ser utilizados en casos de diarrea leve, con poca o ninguna deshidratación.

Estos líquidos no son ideales porque contienen baja cantidad de sodio y alta cantidad de azúcar, que en algunos casos puede inclusive empeorar la diarrea y causar trastornos hidroelectrolíticos en la sangre, especialmente si el cuadro de la diarrea es moderado o severo y la reposición con estos líquidos es elevada.

La mejor manera de controlar la hidratación es a través de la orina. El objetivo es mantener una buena diuresis, con una orina de color claro y sin olor fuerte (lea: Mal olor en la orina: causas y tratamiento).

Mantenerse hidratado durante una diarrea es un gran paso para superar la enfermedad sin complicaciones. En muchos casos, es la única medida necesaria.

Los pacientes que presentan vómitos y no pueden hidratarse correctamente pueden utilizar medicamentos antieméticos, tales como la metoclopramida, para inhibir los vómitos y ser capaz de ingerir líquidos. En estos pacientes, la mejor táctica es consumir pequeños volúmenes a la vez, pero con gran frecuencia, para que no se distienda el estómago, que es uno de los factores que estimulan el reflejo del vómito.

Si el paciente con vómitos y diarrea no puede hidratarse, el tratamiento casero debe ser interrumpido y un médico debe ser consultado.

Dieta

Uno de los grandes mitos con relación al tratamiento casero de la diarrea es la orientación para mantener el ayuno o consumir lo menos posible de alimentos, limitándose a unas galletas de agua.

No hay nada malo con las galletas de agua, son una buena opción para el paciente que también presenta vómitos y no puede consumir alimentos correctamente. Sin embargo, si el paciente tiene apetito, no solo puede, como debe tratar de mantener una alimentación normal, solamente evitando grasas, alimentos ricos en azúcar y derivados de leche (¡leche materna no hay problema!).

La alimentación ayuda a recuperar las células de la pared intestinal inflamada y reduce el tiempo de la enfermedad.

Algunas buenas opciones de comida durante la diarrea son: patatas, pasta (sin salsas grasosas), arroz, trigo, avena, galletas con sal, tostadas, plátanos, sopas, legumbres cocidos, pollo o pescado a la plancha.

En los niños que todavía están en lactancia materna, la leche materna es una gran forma de hidratación. En los adultos que quieren tomar leche, se puede intentar la versión libre de lactosa.

Cafeína y el alcohol deben evitarse, ya que pueden agravar la diarrea.

En Internet encontrarás decenas de recetas de zumos, tés y mezclas que se suponen que son buenas para el control diarrea. Ninguno de estos “consejos” tiene base científica. No existe evidencia sólida que cualquier alimento o conjunto de alimentos puede ser utilizado específicamente para curar una diarrea.

Las diarreas se curan solas, la mayoría de ellas en 3 o 4 días. Lo que necesitas es de una dieta que, además de hidratar, no irrite el intestino y no contenga nutrientes que son difíciles de ser absorbidos durante una diarrea, como la leche, por ejemplo.

Probióticos

Los probióticos (no deben ser confundidos con los antibióticos) son medicamentos que contienen bacterias no patógenas que ayudan en la recolonización de la flora intestinal. Los probióticos que contienen Lactobacillus o Saccharomyces boulardii presentan pruebas científicas de ser efectivos para reducir la duración de la diarrea, especialmente en niños.

Los probióticos no son exactamente una “medicina casera”, pero cómo pueden comprar sin receta y prácticamente no tienen efectos secundarios, incluimos en este artículo.

Qué no hacer en el tratamiento casero

Antidiarreicos

Muchos pacientes tienen en su botiquín los medicamentos que inhiben la motilidad intestinal y son capaces de detener la diarrea. El más famoso de ellos es la loperamida.

A pesar de ser un antidiarreico muy eficaz, lo que la loperamida hace realmente no es detener la diarrea, pero evitar el peristaltismo del intestino. Esto significa que el paciente todavía está perdiendo líquidos en el intestino; la única diferencia es que las heces líquidas no son eliminadas porque el intestino dejó de contraerse. La diarrea es “detenida” a la espera de la mejoría clínica y recuperación de la capacidad de los intestinos para reabsorber el agua.

Este efecto sobre la motilidad intestinal trae tres consecuencias potencialmente peligrosas, si no se utiliza el medicamento sabiamente:

1. Una de las funciones de la diarrea es eliminar los microorganismos y las toxinas presentes en los intestinos. Si de repente se interrumpe el funcionamiento del intestino y se interrumpe las evacuaciones, estas toxinas y microorganismos permanecen y se acumulan en sus intestinos, prolongando el tiempo de la enfermedad y aumentando el riesgo de complicaciones.

2. El paciente continúa perdiendo líquidos en los intestinos, pero puesto que él no defeca no nota esta pérdida. La falsa sensación de cura de la diarrea lleva el paciente a consumir menos líquido, lo que aumenta el riesgo de deshidratación.

3. La interrupción de la peristalsis puede causar la acumulación de heces en el intestino y la consecuente expansión del mismo, causando lo que llamamos megacolon (efecto secundario raro).

Por lo tanto, la loperamida no debe ser considerada como parte del tratamiento casero de las diarreas. Su uso puede estar indicado, pero lo correcto es que el paciente tome este medicamento después de una evaluación médica cuidadosa. La automedicación con este medicamento no es segura.

Antibióticos

Los antibióticos se indican solamente en un pequeño porcentaje de casos de diarrea. En la mayoría de los casos, los antibióticos no solo son ineficaces, sino también pueden perpetuar la diarrea o causar complicaciones.

Si tienes antibióticos almacenados en casa, no los utilice para tratar una diarrea sin autorización médica.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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