¿Qué es la bacteriuria asintomática?
La bacteriuria significa la presencia de bacterias en la orina. La presencia de bacterias en la orina suele asociarse con una infección del tracto urinario (ITU), pero esto no siempre es cierto. Es perfectamente posible tener bacterias en la orina sin padecer una infección urinaria.
El tracto urinario está compuesto por los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. Por lo tanto, una infección del tracto urinario, o simplemente infección urinaria, ocurre cuando uno o más de estos componentes del sistema urinario presentan síntomas debido a la presencia de algún microorganismo, habitualmente bacterias, aunque también pueden ser hongos o virus (explicamos los síntomas de la infección urinaria en el artículo: 10 síntomas comunes de la infección urinaria).
Cuando un paciente presenta bacterias en la orina, pero no manifiesta ningún signo o síntoma de infección urinaria, decimos que tiene únicamente bacteriuria asintomática.
Por lo tanto, la bacteriuria asintomática es el término médico utilizado cuando, mediante un examen llamado urocultivo, se detecta una cantidad de bacterias en la orina mayor de lo esperado en un individuo que no presenta signos ni síntomas de infección urinaria.
Factores de riesgo
La bacteriuria asintomática es bastante común y se vuelve más frecuente con la edad avanzada. Su incidencia también varía según el sexo, la actividad sexual y las condiciones clínicas del individuo.
Las mujeres jóvenes saludables y sexualmente activas presentan más bacteriuria que los hombres jóvenes saludables, en quienes la frecuencia de bacteriuria es prácticamente nula.
La frecuencia de bacteriuria asintomática en mujeres saludables aumenta conforme avanza la edad, desde aproximadamente el 1 % en niñas en edad escolar hasta casi el 50 % en mujeres mayores de 80 años. La incidencia en hombres también aumenta con la edad, llegando hasta un 20 % en mayores de 80 años.
Algunos factores que contribuyen al aumento de la incidencia de bacteriuria asintomática en los adultos mayores son:
- Obstrucción del tracto urinario causada por hiperplasia prostática o cálculos renales.
- Enfermedades neuromusculares que afectan al funcionamiento normal de la vejiga.
- Menopausia con alteraciones en la flora habitual de la vagina.
Las mujeres embarazadas, las personas diabéticas, quienes presentan anomalías genitourinarias y aquellas que necesitan utilizar un catéter vesical también tienen mayor riesgo de desarrollar bacteriuria asintomática.
La bacteria más comúnmente encontrada en casos de bacteriuria asintomática es la Escherichia coli, lo que no resulta sorprendente considerando que esta bacteria también es la más frecuentemente identificada en episodios de infección del tracto urinario.
Sin embargo, dependiendo de las características del paciente, el tipo de bacteria más comúnmente encontrada puede variar. Por ejemplo, en pacientes con catéter vesical es frecuente la identificación de múltiples bacterias en una misma muestra, situación conocida como bacteriuria asintomática polimicrobiana.
Diagnóstico
Como ya se mencionó, el examen indicado para detectar la presencia de bacterias en la orina es el urocultivo. Se considera que un urocultivo es positivo cuando hay crecimiento de un único microorganismo en una cantidad igual o superior a 100.000 unidades formadoras de colonias por mililitro de orina (10⁵ UFC/ml).
Un urocultivo positivo en personas sin ningún síntoma compatible con infección urinaria suele ser suficiente para establecer el diagnóstico de bacteriuria asintomática.
Es fundamental asegurarse de que la muestra de orina haya sido recolectada correctamente antes de confirmar el diagnóstico, ya que un recuento alto de bacterias podría reflejar únicamente una contaminación de la muestra por factores externos posteriores a la micción, como el uso de un recipiente colector no esterilizado o la proliferación bacteriana debida al almacenamiento inadecuado de la muestra.
Mientras que en hombres basta con una única muestra de orina para diagnosticar la bacteriuria asintomática, en mujeres es necesario repetir el examen con un intervalo de dos semanas para confirmar el crecimiento del mismo microorganismo en ambas muestras antes de establecer definitivamente el diagnóstico.
Esto se debe a que la bacteriuria puede ser transitoria en las mujeres o puede resultar de una contaminación de la orina por bacterias procedentes de la vagina o heces, situación más frecuente en el sexo femenino que en el masculino. Un estudio mostró que alrededor del 60 % de las mujeres jóvenes asintomáticas que presentaron crecimiento de la bacteria E. coli en una primera muestra de orina ya no presentaban bacterias en la orina dos semanas después.
La bacteriuria asintomática es frecuentemente malinterpretada por los pacientes e incluso por los médicos. Muchas personas reciben un diagnóstico erróneo de infección del tracto urinario simplemente por presentar un urocultivo positivo, especialmente pacientes adultos mayores que manifiestan síntomas inespecíficos, como delirium, cambios de conducta o caídas frecuentes.
La infección urinaria es la enfermedad infecciosa más común después de los 65 años, pero se vuelve más difícil diagnosticarla correctamente con el envejecimiento debido al aumento en la incidencia de síntomas urinarios crónicos (dificultad para orinar, incontinencia urinaria, micción frecuente, etc.), alteraciones cognitivas y la bacteriuria asintomática en esta población.
En la población adulta mayor, es importante saber diferenciar entre una simple bacteriuria asintomática y un caso real de infección urinaria, para evitar la prescripción frecuente e innecesaria de antibióticos.
Existe abundante evidencia científica que demuestra que no hay beneficios en el tratamiento de la bacteriuria asintomática y que prescribir antibióticos en este contexto puede favorecer la selección de microorganismos resistentes. Los intentos de mejorar síntomas inespecíficos con el uso indiscriminado de antibióticos acaban incrementando el riesgo de efectos secundarios, interacciones medicamentosas y resistencia bacteriana.
Presencia de piuria en el examen general de orina (EGO)
El examen general de orina (EGO), también conocido como análisis de orina simple o tipo 1, es un estudio sencillo que permite detectar la presencia de pus (piuria), que es un signo común de infección urinaria.
Sin embargo, aunque la mayoría de los pacientes con infección urinaria presentan piuria en el análisis de orina, lo contrario no es necesariamente cierto: no todos los pacientes con piuria tienen infección urinaria. Hasta el 60 % de las muestras de orina de pacientes adultas mayores con piuria presentan urocultivo negativo. Por lo tanto, no solo es posible, sino bastante frecuente, tener pus en la orina sin padecer una infección urinaria.
En consecuencia, incluso cuando un paciente presenta piuria en el análisis de orina y un urocultivo positivo, si no tiene síntomas, esto también se clasifica como un caso de bacteriuria asintomática. Alrededor del 80 % de los pacientes diabéticos con bacteriuria asintomática presentan piuria.
¿Por qué algunas personas con bacteriuria desarrollan infección urinaria y otras no?
Probablemente debido a características específicas de la bacteria, del huésped (la persona afectada) o de ambos factores combinados. Las bacterias que con más frecuencia causan bacteriuria asintomática son las mismas que provocan infecciones urinarias con mayor frecuencia; sin embargo, algunas cepas de estas bacterias podrían tener la capacidad de multiplicarse rápidamente sin adherirse a los tejidos, siendo así incapaces de causar una infección.
Otra teoría plantea que estas bacterias, por ser menos agresivas, no serían verdaderos patógenos, es decir, organismos capaces de causar una enfermedad (en este caso, la infección urinaria). Algunos investigadores sugieren incluso que la colonización del tracto urinario por bacterias «uroprotectoras» podría prevenir la infección por patógenos más agresivos.
Por otro lado, algunos estudios indican que el sistema inmunológico del huésped podría reaccionar de forma diferente ante las bacterias, explicando así cómo el mismo microorganismo puede causar infección en un individuo y solamente bacteriuria asintomática en otro.
Tratamiento
De modo general, no está indicado el uso de antibióticos para tratar casos de bacteriuria asintomática, así como tampoco se recomienda realizar urocultivos de cribado en personas asintomáticas en la mayor parte de la población.
En la gran mayoría de los casos, la bacteriuria asintomática es autolimitada, es decir, se resuelve espontáneamente sin requerir tratamiento específico alguno.
Aunque existe riesgo potencial de progresión desde bacteriuria asintomática hacia infección urinaria en ciertas poblaciones, diversos estudios ya han demostrado que tratar la bacteriuria asintomática no aporta beneficios, ni reduce la frecuencia de infecciones sintomáticas, complicaciones relacionadas con la ITU o mortalidad.
La presencia de bacteriuria asintomática por sí misma no se asocia con ninguna complicación seria, como hipertensión arterial, enfermedad renal crónica o aumento en la mortalidad.
Un estudio realizado en 2006 con 600 mujeres diabéticas no mostró pérdida de función renal en el grupo con bacteriuria asintomática frecuente luego de seis años de seguimiento.
Aunque los antibióticos inicialmente consiguen esterilizar la orina en casi todos los pacientes, aproximadamente en la mitad de ellos la bacteriuria reaparece posteriormente. Por otro lado, individuos con bacteriuria asintomática no tratada pueden experimentar una resolución espontánea del cuadro. Tras un año de seguimiento, la incidencia de bacteriuria asintomática en pacientes tratados y no tratados es similar.
¿Cuándo tratar la bacteriuria asintomática?
Según la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas, en la población adulta solamente existe indicación para el cribado y tratamiento de la bacteriuria asintomática en las siguientes situaciones:
- Embarazo: la presencia de bacteriuria asintomática en embarazadas se asocia a un mayor riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer, además de aumentar de 3 a 4 veces la posibilidad de desarrollar pielonefritis, que es una infección urinaria alta que afecta a los riñones. Por lo tanto, se recomienda realizar el cribado durante el primer trimestre y, si se detecta bacteriuria, tratarla con antibióticos adecuados.
- Pacientes que serán sometidos a algún procedimiento urológico: en estos casos, la presencia de bacterias en el tracto urinario puede provocar complicaciones infecciosas postoperatorias, especialmente si hay lesión de la mucosa y sangrado urológico.
Algunos especialistas realizan cribado rutinario y tratan la bacteriuria asintomática durante los primeros 3 meses posteriores a un trasplante renal. La justificación en estos casos es la muy alta incidencia de bacteriuria asintomática en el postoperatorio, especialmente durante el primer mes, la cual está asociada a un riesgo más elevado de infección urinaria y, consecuentemente, a disfunción del injerto renal.
¿Cuándo no tratar la bacteriuria asintomática?
No existen evidencias de beneficios del uso de antibióticos para tratar la bacteriuria en las siguientes situaciones:
Pacientes con sistema inmunológico comprometido: aunque tienen mayor riesgo de desarrollar infecciones, los estudios no han demostrado un aumento en el riesgo específico de infección urinaria. Por ello, no está indicado realizar urocultivos rutinarios ni tratar la bacteriuria asintomática en estos pacientes.
Adultos mayores: la incidencia de bacteriuria asintomática en residencias geriátricas es muy alta, superando incluso el 50 % en algunos casos, llevando a ciertas instituciones a adoptar urocultivos rutinarios. A pesar de ser una práctica común, no existe ninguna indicación para tratar la bacteriuria asintomática en adultos mayores, incluidos aquellos que residen en hogares geriátricos. En estas situaciones, el uso recurrente de antibióticos puede erradicar temporalmente la bacteria, pero, como ya se ha mencionado, no aporta beneficios debido a la recurrencia de la bacteriuria y al mayor riesgo de desarrollar resistencia bacteriana.
Pacientes diabéticos: la bacteriuria asintomática es más común en diabéticos tipo 1 y tipo 2, en todas las edades, comparado con la población general. En mujeres diabéticas, la probabilidad de desarrollar bacteriuria asintomática es de 3 a 4 veces mayor, especialmente si usan insulina, llevan más de 10 años con la enfermedad, o tienen diabetes avanzada o mal controlada.
La mayor incidencia de bacteriuria en esta población podría deberse a lesiones de los nervios del sistema nervioso autónomo por la diabetes, causando disfunción vesical. Sin embargo, los estudios no han mostrado ningún beneficio en el uso de antibióticos: no hubo reducción de episodios de infección urinaria, retraso en la aparición de síntomas ni disminución en las hospitalizaciones por infecciones. Además, en el 50-80 % de los casos, la bacteriuria reaparece meses después de finalizado el tratamiento.
Por consiguiente, no se recomienda el tratamiento de la bacteriuria asintomática en pacientes diabéticos de ningún grupo etario o sexo.
Preoperatorio de cirugías no urológicas: salvo que el paciente sea sometido a una intervención sobre el tracto urinario, no tiene sentido realizar urocultivos de cribado, ya que tampoco existe indicación de tratamiento.
Aunque en ciertas situaciones clínicas como la colocación de prótesis articulares se ha considerado la bacteriuria como fuente potencial de infección, numerosos estudios han comprobado que, cuando ocurre una infección postoperatoria, la bacteria encontrada en el sitio quirúrgico no es la misma que la hallada en la orina, descartando la bacteriuria asintomática como factor de riesgo en este tipo de complicaciones postoperatorias.
Pacientes con catéter vesical: el catéter vesical se introduce hasta la vejiga a través de la uretra y su uso está indicado cuando existe dificultad para evacuar la orina desde la vejiga hacia el exterior. En determinadas situaciones, es necesario mantener el catéter por periodos prolongados, de manera continua o intermitente.
En estos casos, todos los pacientes desarrollan bacteriuria y cuanto más tiempo permanezca el catéter, mayor será su incidencia. Es frecuente que en estos casos la orina se torne turbia o con olor fuerte, generando preocupación al paciente y familiares. Se estima que la tasa de bacteriuria oscila entre el 3 y el 10 % por día de cateterización, aunque más del 90 % de estos casos son asintomáticos.
Existe un aumento en el riesgo de desarrollar infección urinaria en pacientes con catéter vesical que presentan bacteriuria asintomática; sin embargo, el uso de antibióticos en estas situaciones, nuevamente, no aporta ningún beneficio clínico, aumentando el riesgo de generar cepas bacterianas resistentes. No reduce la incidencia de fiebre, episodios de infección urinaria, bacteriuria ni mejora el funcionamiento del catéter.
Efectos adversos de los antibióticos
El tratamiento de la bacteriuria asintomática con antibióticos está asociado a la aparición de microorganismos resistentes, no solo en la persona tratada, sino también a nivel comunitario e institucional (en hospitales y residencias de ancianos, por ejemplo).
Al eliminar el uso de antibióticos para tratar la bacteriuria asintomática, también se reducen sus efectos secundarios, la toxicidad de los medicamentos y, probablemente, los episodios más graves de ITU, al permitir que bacterias menos virulentas, es decir, menos agresivas y con menor potencial de causar enfermedades significativas, colonicen el tracto urinario.
Referencias
- Clinical Practice Guideline for the Management of Asymptomatic Bacteriuria: 2019 Update by the Infectious Diseases Society of America – Infectious Diseases Society of America (IDSA).
- Asymptomatic Bacteriuria in Adults – American Family Physician.
- Asymptomatic bacteriuria in adults – UpToDate.
- Antimicrobial treatment in diabetic women with asymptomatic bacteriuria – The New England Journal of Medicine.
- Bacteriuria in a population sample of women: 24-year follow-up study. Results from the prospective population-based study of women in Gothenburg, Sweden – Scandinavian journal of urology and nephrology.
- Asymptomatic bacteriuria: when to screen and when to treat – Infectious disease clinics of North America.
- Asymptomatic Bacteriuria – Medscape.
Médico graduado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna y Nefrología otorgados por la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN), la Universidad de Oporto y el Colegio de la Especialidad de Nefrología de Portugal.