Vacuna contra el VPH: eficacia, dosis y seguridad

La vacuna contra el VPH es la principal forma de prevención contra las infecciones por los tipos oncogénicos del virus, reduciendo el riesgo de cáncer de cuello uterino, orofaringe y otras neoplasias.

Dr. Pedro Pinheiro
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Tiempo estimado de lectura del artículo: 7 minutos

Introducción: ¿Qué es el VPH?

El virus del papiloma humano (VPH) es una infección de transmisión sexual extremadamente común que afecta la piel y las mucosas. Se estima que la mayoría de las personas sexualmente activas estarán expuestas al virus en algún momento de su vida. En la mayoría de los casos, la infección es transitoria y asintomática, resolviéndose de forma espontánea. Sin embargo, algunos tipos del VPH pueden persistir en el organismo y causar lesiones que, con el tiempo, pueden evolucionar hacia diversos tipos de cáncer.

Hasta la fecha, se han identificado más de 200 genotipos distintos de VPH. De ellos, alrededor de 40 infectan preferentemente la región anogenital y la orofaringe, transmitiéndose principalmente a través del contacto sexual —incluyendo relaciones vaginales, anales y orales—.

Los genotipos de VPH se dividen en dos grandes grupos:

  • VPH de bajo riesgo: asociados principalmente con verrugas genitales (condilomas), sin potencial oncogénico relevante.
  • VPH de alto riesgo: vinculados al desarrollo de cánceres del cuello uterino, ano, pene, vagina, vulva y orofaringe. Los tipos 16 y 18 son los más peligrosos, responsables de aproximadamente el 70 % de los casos de cáncer cervical.

Afortunadamente, existen vacunas seguras y eficaces que previenen la infección por los principales tipos del VPH. La vacunación sistemática durante la adolescencia representa una estrategia clave para reducir de forma significativa la incidencia de cánceres asociados al VPH en las próximas décadas.

En este artículo hablaremos sobre la vacunación contra el VPH, sus indicaciones, eficacia y efectos secundarios. También hablaremos sobre los mitos que rodean a la vacuna contra el VPH.

Si está buscando información sobre el virus del papiloma humano o las verrugas genitales, acceda a los siguientes enlaces:

Subtipos del VPH

El virus del papiloma humano (VPH) constituye un grupo extenso de virus, con más de 200 subtipos identificados. De ellos, aproximadamente 40 infectan preferentemente la región anogenital y la orofaringe, y se transmiten principalmente a través del contacto sexual —incluyendo relaciones vaginales, anales y orales—.

Estos subtipos se clasifican en dos grandes grupos, según su potencial oncogénico:

1. VPH de bajo riesgo oncogénico

Están generalmente asociados a lesiones benignas, como verrugas genitales (condilomas) y papilomas. Los tipos 6 y 11 son los más frecuentes y son responsables de aproximadamente el 90 % de los casos de condiloma acuminado. Aunque estos subtipos raramente evolucionan hacia el cáncer, pueden causar molestias físicas, impacto emocional y estigmatización social.

2. VPH de alto riesgo oncogénico

Son aquellos capaces de provocar alteraciones celulares persistentes que pueden progresar hacia el desarrollo del cáncer. Los subtipos más relevantes desde el punto de vista clínico son el VPH-16 y el VPH-18, responsables de cerca del 70 % de los casos de cáncer de cuello uterino. Estos genotipos también están implicados en neoplasias de vulva, vagina, pene, ano y orofaringe.

Otros subtipos de alto riesgo incluyen el 31, 33, 45, 52 y 58, que también tienen potencial oncogénico y pueden inducir lesiones precancerosas y cánceres invasivos, aunque con menor frecuencia que el 16 y el 18.

Por esta razón, los subtipos más prevalentes y peligrosos son los principales objetivos de las vacunas contra el VPH, cuyo propósito es prevenir tanto la infección como las enfermedades asociadas al virus.

Vacunas disponibles contra el VPH

Actualmente, existen tres vacunas profilácticas autorizadas a nivel internacional para la prevención del virus del papiloma humano (VPH): la vacuna bivalente (Cervarix®), la tetravalente (Gardasil®) y la nonavalente (Gardasil 9®).

Todas ellas han demostrado ser seguras, inmunógenas y altamente eficaces, especialmente cuando se administran antes del inicio de la actividad sexual.

Vacuna tetravalente (Gardasil®)

Ofrece protección frente a cuatro subtipos del virus:

  • VPH-6 y VPH-11: responsables de aproximadamente el 90 % de las verrugas genitales (condilomas).
  • VPH-16 y VPH-18: responsables de cerca del 70 % de los casos de cáncer de cuello uterino, así como de otros cánceres anogenitales y de orofaringe.

Esta vacuna se produce a partir de partículas similares al virus (VLPs – virus-like particles), sin material genético viral, lo que significa que no puede causar la infección. Por tratarse de una vacuna inactivada, es segura incluso en personas inmunodeprimidas.

Vacuna nonavalente (Gardasil 9®)

Proporciona una protección más amplia, cubriendo nueve subtipos del VPH:

  • 6, 11, 16, 18, 31, 33, 45, 52 y 58.

Esta formulación amplía la protección frente a los tipos oncogénicos menos frecuentes y permite prevenir aproximadamente el 90 % de los casos de cáncer de cuello uterino. Es la vacuna utilizada en varios calendarios oficiales de inmunización, incluidos programas públicos de salud en algunos países europeos y latinoamericanos.

Vacuna bivalente (Cervarix®)

Está diseñada específicamente para prevenir la infección por los tipos 16 y 18, los más relacionados con el cáncer de cuello uterino. No protege contra las verrugas genitales. Aunque menos utilizada actualmente en algunos sistemas de salud pública, sigue siendo una opción válida para la prevención de cánceres asociados al VPH.

Consideraciones sobre la elección de vacuna

La elección de una u otra formulación depende de factores como:

  • Las políticas de vacunación de cada país;
  • La disponibilidad en el sistema público o privado de salud;
  • La edad del paciente y el esquema de vacunación recomendado;
  • La indicación médica individualizada.

Lo más importante es que todas las vacunas autorizadas contra el VPH han demostrado niveles elevados de eficacia y seguridad, con beneficios significativos tanto a nivel individual como colectivo. La vacunación temprana, preferentemente antes del inicio de la actividad sexual, ofrece la mayor protección posible frente a las infecciones por VPH y sus complicaciones.

¿Quién debe vacunarse contra el VPH?

La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) está especialmente indicada para niños, niñas y adolescentes antes del inicio de la actividad sexual, etapa en la que el sistema inmunológico responde mejor y el riesgo de exposición al virus es menor.

Además de prevenir infecciones futuras, la vacunación precoz contribuye significativamente a la reducción de la incidencia de diversos tipos de cánceres relacionados con el VPH, así como de verrugas genitales.

Población objetivo recomendada

Organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los programas nacionales de vacunación de múltiples países recomiendan la inmunización de:

  • Niñas y niños entre los 9 y 14 años de edad, preferiblemente con esquema de una o dos dosis, según las pautas locales.
  • Adolescentes mayores de 14 años no vacunados previamente, como parte de estrategias de recuperación.
  • Personas de hasta 45 años, en situaciones especiales o por indicación médica individualizada.

Grupos prioritarios con indicación especial

En algunos contextos, la vacunación también está indicada —con esquemas de tres dosis— para personas con condiciones clínicas particulares, como:

  • Personas que viven con VIH/sida;
  • Pacientes inmunodeprimidos o en tratamiento oncológico;
  • Personas trasplantadas de órganos sólidos o médula ósea;
  • Usuarios de profilaxis preexposición al VIH (PrEP);
  • Víctimas de abuso sexual.

La recomendación en estos casos se basa en una mayor vulnerabilidad a la persistencia de la infección o a la progresión de lesiones asociadas al VPH.

Personas ya expuestas al virus

El haber estado expuesto previamente a un subtipo del VPH no contraindica la vacunación. Incluso en estos casos, la vacuna puede proteger frente a los demás tipos del virus incluidos en su composición.

Embarazo y lactancia

  • Embarazo: la vacunación no está recomendada durante la gestación por falta de datos suficientes sobre su seguridad. Si una mujer embarazada ha iniciado el esquema, debe posponer las dosis restantes hasta después del parto.
  • Lactancia: se puede administrar la vacuna sin restricciones durante el período de amamantamiento.

Personas inmunocomprometidas

La vacuna es segura y eficaz en personas inmunocomprometidas, aunque se requiere un esquema completo de tres dosis para garantizar una protección adecuada.

Igualdad de género en la vacunación

Aunque originalmente se centró en la prevención del cáncer de cuello uterino, hoy en día se reconoce la importancia de vacunar también a los varones. El VPH es responsable de diversos tipos de cáncer que también afectan a los hombres, como los de ano, pene y orofaringe, además de las verrugas genitales.

La inclusión de niños y adolescentes varones en los programas de vacunación ayuda a interrumpir la cadena de transmisión del virus, protege directamente a los hombres y contribuye a la inmunidad colectiva, amplificando el impacto de salud pública de esta estrategia preventiva.

Eficacia de la vacunación contra el VPH

La vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) es una de las estrategias más eficaces para prevenir diversos tipos de cánceres y verrugas genitales causadas por este virus. Cuando se administra antes del inicio de la actividad sexual —idealmente entre los 9 y 14 años—, la respuesta inmunitaria es más fuerte y la protección obtenida es máxima.

Evidencia clínica

Numerosos estudios clínicos a gran escala, con seguimiento a largo plazo, han demostrado la alta eficacia de las vacunas contra el VPH:

  • Prevención de lesiones precancerosas del cuello uterino (NIC 2/3): eficacia superior al 90 % en personas vacunadas antes de la exposición al virus.
  • Prevención de verrugas genitales: eficacia entre el 90 % y el 100 % frente a los subtipos 6 y 11.
  • Eficacia en varones: estudios muestran una protección de hasta el 90 % frente a verrugas genitales y cerca del 75 % frente a lesiones anales asociadas al VPH en hombres no expuestos previamente.
  • Vacunación en mujeres sexualmente activas: aunque la eficacia es menor después del inicio de la vida sexual (debido a la posible exposición previa), la vacuna sigue siendo útil al ofrecer protección frente a subtipos que aún no hayan sido adquiridos.

Datos del mundo real

La efectividad de la vacuna también ha sido confirmada fuera de los ensayos clínicos, en entornos poblacionales reales. Uno de los casos más destacados es el de Australia, que implementó su programa nacional de vacunación contra el VPH en 2007:

  • Reducción de más del 90 % en la incidencia de verrugas genitales entre adolescentes y adultos jóvenes.
  • Disminución del 88 % en las lesiones cervicales de alto grado en mujeres menores de 20 años.
  • Se proyecta que Australia podría convertirse en el primer país del mundo en eliminar el cáncer de cuello uterino como problema de salud pública antes de 2035.

Duración de la protección

Los estudios de seguimiento indican que la protección conferida por la vacuna es duradera:

  • Al menos 14 años de eficacia comprobada para la vacuna tetravalente (Gardasil);
  • Al menos 10 años de protección sostenida para la vacuna nonavalente (Gardasil 9), con perspectivas de duración aún más prolongada.

Hasta la fecha, no se ha identificado la necesidad de dosis de refuerzo (booster) en personas inmunocompetentes.

Limitaciones

Aunque altamente eficaz, es importante tener en cuenta que:

  • La vacuna no trata infecciones por VPH ya establecidas ni revierte lesiones precancerosas existentes.
  • La inmunización no protege contra todos los subtipos oncogénicos, razón por la cual el cribado ginecológico sigue siendo necesario, incluso en mujeres vacunadas.

Esquemas de dosis de la vacuna contra el VPH

El esquema de vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) depende de varios factores, como la edad del paciente, el estado del sistema inmunitario y las políticas de salud de cada país. No obstante, existen principios generales compartidos por la mayoría de los programas nacionales de inmunización.

Esquema estándar recomendado

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y muchas autoridades sanitarias recomiendan actualmente el siguiente esquema:

  • Niñas y niños entre 9 y 14 años:
    • 1 dosis única o 2 dosis (0 y 6 meses), según el programa nacional.
  • Adolescentes de 15 años o más no vacunados previamente:
    • 2 o 3 dosis, dependiendo de la edad de inicio y de las condiciones clínicas.
  • Personas inmunocomprometidas (con VIH, en tratamiento oncológico, trasplantadas, etc.):
    • 3 dosis: a los 0, 2 y 6 meses.

Esquemas especiales

En determinadas situaciones clínicas o contextos sociales específicos —como en víctimas de violencia sexual o personas en profilaxis preexposición al VIH (PrEP)— también se recomienda el esquema de tres dosis, siempre bajo indicación médica individualizada.

Flexibilidad en los intervalos

En caso de retraso entre las dosis, no es necesario reiniciar el esquema de vacunación. Las dosis faltantes deben aplicarse lo antes posible, siguiendo la pauta médica correspondiente.

Importancia de la vacunación temprana

La vacunación es más eficaz cuando se realiza antes del inicio de la actividad sexual, ya que así se garantiza la protección antes de cualquier posible exposición al virus. Diversos países han incorporado la vacuna contra el VPH en sus calendarios oficiales para niñas y niños entre los 9 y 12 años, lo que ha permitido aumentar las tasas de cobertura y reducir la incidencia de enfermedades asociadas al virus.

Papanicolaou en mujeres vacunadas

La vacunación contra el VPH es una de las estrategias más efectivas para prevenir el cáncer de cuello uterino. Sin embargo, incluso en mujeres vacunadas, el examen de Papanicolaou (también conocido como citología cervical) sigue siendo imprescindible.

¿Por qué sigue siendo necesario el cribado?

Aunque la vacuna tetravalente protege contra los tipos 16 y 18 del VPH —responsables de aproximadamente el 70 % de los casos de cáncer cervical—, y la vacuna nonavalente amplía esta protección hasta cerca del 90 % de los tipos oncogénicos, ninguna vacuna cubre el 100 % de los tipos de VPH que pueden causar cáncer.

Además:

  • La vacuna no tiene efecto terapéutico, es decir, no trata infecciones ya existentes ni lesiones precancerosas previas a la vacunación;
  • Algunas mujeres pueden haber estado expuestas al virus antes de completar el esquema vacunal;
  • Una pequeña proporción de los cánceres de cuello uterino no está relacionada con el VPH.

Por lo tanto, la citología cervical sigue siendo fundamental para la detección temprana de alteraciones celulares, incluso en mujeres que han recibido la vacuna.

¿Es segura la vacuna contra el VPH?

Sí. La vacuna contra el VPH tiene un perfil de seguridad excelente, comparable al de otras vacunas utilizadas rutinariamente. Desde su introducción en 2006, se han administrado millones de dosis en todo el mundo, bajo vigilancia constante de las agencias sanitarias internacionales y nacionales.

Evidencia de seguridad

Antes de su aprobación, la seguridad de las vacunas fue evaluada en estudios clínicos con más de 50.000 participantes. Tras su implementación a gran escala, la farmacovigilancia postcomercialización ha seguido documentando los posibles efectos adversos.

Organismos como la OMS, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) coinciden en que:

  • La gran mayoría de los efectos adversos son leves y transitorios, como dolor en el lugar de la inyección, enrojecimiento, inflamación, fiebre, náuseas o dolor de cabeza;
  • Los efectos adversos graves son extremadamente raros y, cuando ocurren, no suelen tener una relación causal comprobada con la vacuna.

Estudios de gran escala

Un estudio estadounidense que analizó más de 57 millones de dosis de la vacuna tetravalente (Gardasil) entre 2006 y 2013 concluyó que:

  • Solo el 0,03 % de las dosis aplicadas generaron notificaciones de eventos adversos.
  • Más del 90 % de esos eventos fueron clasificados como leves.
  • No se encontró relación entre la vacuna y muertes, enfermedades autoinmunes graves ni infertilidad.

Tampoco se ha demostrado un aumento del riesgo de síndrome de Guillain-Barré, trombosis venosa profunda ni reacciones anafilácticas severas más allá de los casos esperados.

Efectos secundarios de la vacuna contra el VPH

Como ocurre con cualquier vacuna o medicamento, la vacuna contra el VPH puede causar efectos secundarios, aunque en la mayoría de los casos son leves, pasajeros y autolimitados.

Efectos adversos más comunes

  • Dolor en el sitio de aplicación (el más frecuente).
  • Inflamación o enrojecimiento en el brazo.
  • Fiebre leve.
  • Dolor de cabeza.
  • Náuseas o malestar general.
  • Mareo o sensación de desmayo, especialmente en adolescentes sensibles al procedimiento.

Estos síntomas suelen resolverse en pocas horas o días y no representan un riesgo clínico relevante.

Síncope (desmayo)

Es relativamente común que los adolescentes sufran un desmayo reflejo (síncope vasovagal) inmediatamente después de la inyección, debido a ansiedad o miedo. Este fenómeno ocurre también con otras vacunas. Por ello, se recomienda que la persona permanezca sentada o acostada durante 15 minutos tras la vacunación.

Reacciones poco frecuentes o graves

Casos muy raros reportados incluyen:

  • Reacciones alérgicas, como urticaria o anafilaxia, en personas con hipersensibilidad a componentes de la vacuna.
  • Trombosis venosa profunda (TVP), generalmente en pacientes con factores de riesgo conocidos.
  • Síndrome de Guillain-Barré, sin mayor frecuencia observada en personas vacunadas en comparación con la población general.

Conclusión

La vacuna contra el VPH ha demostrado tener un altísimo nivel de seguridad, con efectos adversos leves y poco frecuentes. Sus beneficios —como la prevención de múltiples tipos de cáncer y verrugas genitalessuperan ampliamente cualquier riesgo potencial.

La vigilancia continúa activa a nivel mundial y, hasta la fecha, no se ha identificado ningún peligro significativo para la salud pública asociado a esta vacuna.


Referencias


Dr. Pedro Pinheiro

Médico graduado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna y Nefrología otorgados por la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN), la Universidad de Oporto y el Colegio de la Especialidad de Nefrología de Portugal.


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