Trastorno de estrés postraumático: qué es y tratamiento

Dr. Pedro Pinheiro

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¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es un problema de salud mental que algunas personas desarrollan después de eventos traumáticos, como accidentes, desastres naturales, violencia urbana, abuso sexual, terrorismo o situaciones de guerra.

El evento traumático no precisa necesariamente haber ocurrido con el paciente; él puede simplemente haber sido testigo de una tragedia como, por ejemplo, ver a alguien siendo asesinado.

Es importante destacar que es absolutamente normal tener recuerdos inquietantes, sentirse inseguro o tener problemas para dormir después de cualquier evento que ha puesto tu vida en riesgo. En general, estos sentimientos quedan más suaves con el pasar del tiempo, y el individuo puede mantenerse profesionalmente y socialmente estable.

En el trastorno por estrés postraumático, sin embargo, los síntomas de angustia y el estrés no mejoran inclusive después de meses o años. En muchos casos, incluso empeoran e interfieren con la vida personal y profesional del paciente.

Como veremos más adelante, las personas que tienen TEPT presentan una serie de síntomas físicos y emocionales, y habitualmente se sienten estresadas o asustadas todavía cuando claramente no están en peligro.

Causas

Varias son las situaciones de trauma que pueden resultar en el cuadro de estrés postraumático.

Hasta 20% de las personas expuestas a eventos traumáticos terminan desarrollando TEPT. Este número se eleva a casi un 70% cuando se consideran solamente las situaciones de tragedias.

Se estima que en toda la población hasta un 8% de las personas desarrollarán un cuadro de estrés postraumático durante toda su vida.

Un estudio de la Harvard Medical School con más de 47.000 personas en 24 países investigó la aparición del TEPT después de 29 tipos de eventos traumáticos y llegó a los siguientes números:

  • El 33% de los casos fueron causados por violencia sexual, como violación, abuso sexual o violencia de la pareja.
  • Un 30% se produjeron por experiencias traumáticas con familiares o amigos cercanos, como la muerte inesperada de alguien cercano, enfermedad potencialmente mortal de un niño o un evento traumático que involucra un ser querido.
  • El 14% se presentó en las situaciones de violencia organizada, tales como zonas de guerra, refugiados, secuestros, robos, terrorismo, encontrar accidentalmente cadáveres o ser testigos de asesinatos.
  • El 12% de los casos fueron causados por violencia interpersonal, como el abuso físico en la infancia, agresión física, bullying, amenazas de violencia o testigo de violencia contra otros.
  • El 11% fueron causados por eventos traumáticos accidentales, como accidente grave de un vehículo, supervivientes de accidentes aéreos, desastres naturales o la exposición a productos químicos tóxicos.

En mujeres, la violencia sexual es la causa más común de estrés postraumático, representando más del 60% de los casos.

Síntomas

Los síntomas del trastorno de estrés postraumático suelen aparecer en los 3 primeros meses después del evento traumático. En aproximadamente el 25% de los pacientes, sin embargo, el TEPT se presenta solamente después de 6 meses. Y también hay casos en que los signos de trastorno de estrés postraumático aparecen solamente después de varios años.

La mayoría de los individuos que experimentan un episodio relevante de trauma reacciona negativamente cuando recuerda lo que pasó. En pacientes con TEPT, sin embargo, esta respuesta negativa es mucho más intensa y provoca cambios afectivos y de comportamiento. A menudo, el paciente revive el trauma como si él estuviese otra vez ocurriendo en aquel momento exacto.

Los pacientes con trastorno de estrés postraumático, sabiendo que esta reacción negativa es incontrolable, intentan de todo para evitar cualquier situación que pueda recordar el trauma. Esto puede resultar en entumecimiento emocional, disminución de interés en actividades diarias y, en casos extremos, puede ocasionar la separación de amigos y familiares.

Si el cuadro estrés que ocurrió después de un evento traumático tiene una duración de solamente 4 semanas, decimos que el paciente tuvo un trastorno por estrés agudo. Por otro lado, si el cuadro persiste después de 4 semanas, decimos que el paciente tiene trastorno de estrés postraumático.

Para que se pueda hacer el diagnóstico del TEPT, los pacientes necesitan tener más de seis años y mostrar todos los criterios de A a H, descritos a continuación:

A. Exposición o amenaza real de muerte, lesiones graves o violencia sexual en una o más de las siguientes maneras:

1. Experimentando directamente el evento traumático.
2. Presenciando personalmente el evento traumático de otras personas.
3. Tomando ciencia de que el evento traumático ocurrió a un pariente cercano o amigo íntimo.
4. Experimentando exposición repetida o extremadamente detallada de eventos traumáticos (por ejemplo: profesionales que recolectan restos humanos de accidentes o crímenes o policías repetidamente expuestos a detalles de abuso infantil).

B. Presencia de uno o más de los siguientes síntomas de intrusión (memorias no deseadas) asociados con el evento traumático en una o más de las siguientes maneras:

1. Recuerdo angustiante del evento traumático que surge de manera recurrente, involuntaria e intrusiva.
2. Pesadillas recurrentes en las que el contenido del sueño está relacionado con el evento traumático (en los niños, las pesadillas pueden no tener contenido reconocible).
3. Reacciones disociativas, como flashbacks, en que el individuo se apaga del mundo y reacciona como si el acontecimiento traumático estuviera sucediendo otra vez (en los niños los flashbacks pueden surgir en forma de juegos).
4. Signos de angustia marcada después de la exposición a hechos que simbolizan o se asemejan al acontecimiento traumático.

C. Fuga constante de estímulos que pueden estar asociados con el evento traumático en al menos una de las siguientes maneras:

1. Esfuerzos constantes para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos asociados con el evento traumático.
2. Esfuerzos constantes para evitar el contacto con elementos externos que despiertan recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos sobre el evento traumático, tales como personas, lugares, conversaciones, actividades u objetos.

D. Cambios negativos de la cognición y del estado de ánimo asociados con el evento traumático que se evidencia por dos o más de los siguientes hechos:

1. Incapacidad para recordar detalles importantes del evento traumático, generalmente debido a la amnesia disociativa.
2. Exageradas creencias o expectativas negativas acerca de uno mismo u otros, como, por ejemplo: “Soy una mala persona”, “Nadie es digno de confianza”, “El mundo es demasiado peligroso” o “Todo mi sistema nervioso está permanentemente arruinado.”.
3. Percepción distorsionada sobre las causas y consecuencias del acontecimiento traumático, que llevan al individuo a culpar a si u otros por lo que ocurrió.
4. Persistente estado emocional negativos (miedo, terror, ira, culpa o vergüenza).
5. Notable reducción del interés o participación en actividades que antes eran comunes.
6. Sentimientos de desapego o alejamiento de amigos o familiares.
7. Incapacidad para experimentar emociones positivas (felicidad, satisfacción, afecto o sentimientos románticos).

E. Exagerada excitación o reacción asociadas con el evento traumático evidenciada por dos o más de los siguientes hechos:

1. Frecuente irritación o arrebatos de ira, sin razón justificable, generalmente expresado como agresión verbal o física hacia personas u objetos.
2. Comportamiento imprudente o autodestructivo.
3. Hipervigilancia.
4. Persistente estado de alarma.
5. Problemas de concentración.
6. Trastornos del sueño.

F. Los signos y síntomas descritos en los criterios B, C, D y E duran más de un mes.

G. Los síntomas causan un deterioro significativo en los ámbitos sociales, profesionales y familiares.

H. El cuadro clínico no puede atribuirse a otras enfermedades o al uso de sustancias químicas, tales como drogas, alcohol o medicamentos.

Tratamiento

El tratamiento efectivo del TEPT incluye medicamentos y psicoterapia.

Psicoterapia

Existen varias técnicas de psicoterapia que ayudan en el tratamiento del TEPT. La más utilizada es la llamada terapia de exposición.

La terapia de exposición ayuda a los pacientes a enfrentar sus recuerdos de una forma terapéutica. Revivir el trauma a través de esta forma de terapia permite al paciente emocionalmente procesar sus sentimientos, volviéndolos menos dolorosos.

Al enfrentar repetidamente sus memorias traumáticas, el individuo puede volver a vivirlas con seguridad hasta que entienda que los recuerdos en si no son peligrosos y que el acontecimiento traumático real no existe más.

Muchos pacientes evitan sus recuerdos a todo costo, no sólo porque la sensación es muy mala, sino también porque piensan que recordar el trauma empeora el cuadro psicológico. Sin embargo, lo que ocurre es lo contrario. Con el tratamiento, cada memoria se convierte menos angustiante y más fácil de manejar.

La terapia de exposición utiliza a menudo los lugares o las situaciones asociadas con el evento traumático, como regresar a la escena del accidente de coche. Los eventos traumáticos también pueden ser revividos a través de la descripción verbal, escrita o por medios más modernos, como la realidad virtual.

La terapia de exposición es generalmente asociada con técnicas de control de la ansiedad y técnicas de control de relajación.

Medicamentos

Los antidepresivos de la clase de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son los fármacos de primera línea en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático. Entre los más fármacos comúnmente usados incluyen: paroxetina, sertralina, fluoxetina o escitalopram.

Otra opción viable son los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina-norepinefrina (ISRSN), como la venlafaxina.

El tratamiento generalmente se realiza durante al menos 6 meses a 1 año.

La quetiapina y la risperidona son opciones para los pacientes que no responden satisfactoriamente a los antidepresivos de primera línea.

En pacientes con pesadillas, el antihipertensivo prazosin, asociado con el tratamiento de primera línea, generalmente tiene buena respuesta.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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