Anorexia nerviosa: qué es, causas, síntomas y tratamiento

Dr. Pedro Pinheiro

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Introducción

La anorexia nerviosa es un trastorno alimentario potencialmente fatal caracterizado por bajo peso corporal, intenso miedo de ganar peso, percepción distorsionada del propio peso y forma y hábitos dietéticos que provocan restricción en la ingesta de calorías.

A pesar de ser un trastorno psiquiátrico, la anorexia puede causar graves cambios físicos. La desnutrición provocada por la enfermedad puede ser lo suficientemente grave para causar problemas en diversos órganos, incluyendo el corazón, el sistema nervioso y los riñones.

A pesar de la alta tasa de mortalidad, con el tratamiento adecuado, 3 de cada 4 pacientes presentan mejoría del cuadro, logrando normalizar el peso y mantener un consumo aceptable de calorías diarias.

¿Qué es la anorexia nerviosa?

La anorexia nerviosa es una enfermedad que forma parte del grupo de patologías psiquiátricas llamado trastornos alimentarios. La anorexia acomete cerca del 1% de las mujeres y el 0,3% de los hombres, siendo más común en las clases sociales más altas, en blancos y en los jóvenes. La enfermedad rara vez aparece antes de la pubertad o después de los 40 años.

Además del bajo peso corporal, las características más típicas del paciente con anorexia nerviosa son el miedo intenso de volverse gordo y la errónea percepción de la propia forma, creyéndose gordo incluso cuando ya se encuentra por debajo del peso considerado sano.

Con el objetivo de perder peso (o evitar su aumento), las personas con anorexia generalmente restringen gravemente la cantidad de comida que consumen, incluso estando hambrientas. Para ayudar a limitar las calorías ingeridas y la pérdida de peso, muchos pacientes lanzan subterfugios tales como: abuso de laxantes, inducción del vómito después de haber comido, uso abusivo de diuréticos, uso de enemas, práctica frecuente y prolongada ejercicios físicos y adopción de dietas extremadamente restrictivas, de baja caloría.

La anorexia nerviosa se puede dividir en dos subtipos:

  1. Subtipo restrictivo: el principal medio para la pérdida de peso es a través de la relevante limitación del consumo de alimentos y de la práctica excesiva de ejercicios físicos. No hay episodios recurrentes de compulsión alimentaria o comportamiento purgativo, como inducción de vómitos, uso de laxantes o diuréticos.
  2. Subtipo compulsión alimentaria purgativa: los episodios recurrentes de compulsión alimentaria purgativa, con vómitos autoinducidos o uso indebido de laxantes, diuréticos o enemas como medio para impedir el aumento de peso.

¿Anorexia y anorexia nerviosa son la misma cosa?

Aunque la enfermedad de la anorexia nerviosa a menudo se llama simplemente anorexia, esto no es muy adecuado desde el punto de vista académico. “Anorexia” es un término de origen griego que significa literalmente “ausencia de apetito”. El problema es que los pacientes con anorexia nerviosa suelen tener el apetito preservado. Ellos sienten hambre, pero no comen adecuadamente porque tienen pavor de ganar peso.

Por lo tanto, como anorexia es un término inapropiado en esta situación, muchos autores sugieren que utilizamos la palabra “anorexia” de forma aislada solamente cuando el objetivo es describir el síntoma “pérdida del apetito”. Por otro lado, cuando el objetivo es hablar del disturbio alimentario que se caracteriza por bajo peso corporal y restricción intencional de la alimentación por intenso miedo de ganar peso, el término más correcto sería “anorexia nerviosa”.

Como este artículo se dirige al público laico, no voy a prenderme a preciosismos académicos y voy a usar a lo largo del texto los términos “anorexia” y “anoréxico” como sinónimos para “anorexia nerviosa” y “pacientes portadores de anorexia nerviosa”, respectivamente.

Diferencias entre bulimia y anorexia nerviosa

La distinción entre anorexia nerviosa y bulimia nerviosa puede ser difícil en algunos casos, pues hay considerable superposición de síntomas en los pacientes con el subtipo compulsión alimentaria purgativa.

Uno de los principales factores que diferencian la anorexia de la bulimia es el peso del paciente. Los individuos con bulimia nerviosa presentan habitualmente un peso corporal normal o poco por encima de lo normal (IMC alrededor de 25 kg/m²). Por otro lado, el paciente anoréxico es típicamente muy delgado, con peso por debajo del normal (IMC por debajo de 18,5 kg/m²).

Para saber más sobre el peso ideal y el índice de masa corporal (IMC), lee: Calcula tu peso ideal e IMC (masa corporal).

Además, algunos pacientes anoréxicos con el subtipo purgativo no presentan la fase de compulsión antes de la inducción de los vómitos. Ellos comen poco y aun así sienten necesidad de inducir vómitos. En la bulimia nerviosa, el paciente siempre tiene una fase de compulsión con la ingestión de gran cantidad de alimentos antes de sentirse culpable e iniciar la fase de purga.

Otro punto importante es el hecho de que los pacientes con anorexia nerviosa frecuentemente presentan secuelas fisiológicas como, por ejemplo, anemia, alteraciones de la piel y de los cabellos, reducción de la masa cardiaca y de la densidad ósea y varios otros hallazgos clínicos que no suelen estar presentes en la bulimia nerviosa.

Explicamos la bulimia nerviosa en detalles en el artículo: Bulimia Nerviosa – Qué es, Síntomas y Tratamiento.

Factores de riesgo

Así como ocurre en la mayoría de los trastornos mentales, no sabemos exactamente cuáles son las causas de la anorexia. Sabemos, sin embargo, que surge debido a una combinación de factores genéticos, psicológicos y ambientales.

Entre los principales factores de riesgo para la anorexia, se destacan:

  • Sexo femenino.
  • Adolescencia y edad adulta joven.
  • Historia familiar de trastornos alimentarios.
  • Ocupaciones que incentivan la delgadez, como son los casos de actrices, modelos y atletas de élite.
  • Vivir en sociedades y culturas que valoran excesivamente la delgadez.
  • Personas ansiosas, depresivas o con rasgos obsesivos.
  • Cambios de vida que acarrean gran estrés psicológico, tales como fallecimientos, separación o incluso cambio de ciudad o trabajo.

La adherencia a las dietas muy restrictivas también parece ser un factor de riesgo. El hambre y la pérdida de peso pueden cambiar la forma en que el cerebro funciona en individuos genéticamente susceptibles, lo que puede perpetuar comportamientos alimentarios restrictivos y dificultar el retorno a los hábitos alimentarios normales.

Signos y síntomas

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-V) de la Asociación Americana de Psiquiatría, las tres características clínicas esenciales de la anorexia nerviosa son:

  • Restricción de la ingestión calórica en relación con las necesidades del organismo, llevando a un peso corporal significativamente bajo.
  • Miedo intenso de ganar peso o de quedar gordo, lo que lleva a actitudes que impiden el aumento de peso, aun estando el paciente ya con peso significativamente bajo.
  • La alteración en el modo en que el peso y la forma corporal se perciben, la influencia indebida del peso o de la forma corporal en la evaluación que el paciente hace de sí mismo o ausencia de reconocimiento de la gravedad del bajo peso corporal actual.

Características conductuales asociadas a la anorexia nerviosa

Además de las tres características clínicas descritas anteriormente, que se utilizan como criterios para el diagnóstico de la anorexia nerviosa, el paciente también suele presentar una serie de otros síntomas psicológicos y conductuales, incluyendo:

  • Fijación y persecución de la idea de quedarse delgado.
  • Preocupación obsesiva con la comida (por ejemplo, recoger recetas, controlar el tipo de comida comprada y controlar el lugar donde se compra la comida).
  • Miedo de ciertos alimentos “que engordan”.
  • Repertorio pequeño de alimentos “que no engordan”.
  • Preferencia por alimentos de baja caloría.
  • Sobreestimación de la cantidad de calorías consumidas.
  • Rituales extraños relacionados con la comida (por ejemplo, cortar alimentos en pedazos muy pequeños o rechazar mezclar diferentes tipos o colores de alimentos en el plato).
  • Incómodo de comer en frente de los demás.
  • Inhibición y retracción social.
  • Rituales obsesivos relacionados con el ejercicio (por ejemplo, obligación de caminar, correr o nadar una distancia predeterminada todos los días, incluso en la lluvia o cuando se está herido).
  • Vómito auto inducido para deshacerse de alimentos ingeridos.
  • Tentativas de purga con uso abusivo de laxantes, enemas o diuréticos.
  • Inquietud o hiperactividad.
  • Poca percepción o negación de la propia condición clínica.
  • Resistencia al tratamiento.
  • Dificultad para dormir.
  • Baja libido.
  • Humor deprimido.
  • Pensamiento inflexible (terquedad).
  • Perfeccionismo.
  • Incapacidad de aceptar cambios en el cronograma o en el ambiente.

Cambios s físicos comunes de la anorexia nerviosa

La baja ingesta crónica de calorías puede provocar diversos signos y síntomas físicos en el paciente. Los más comunes son:

  • Delgadez excesiva – IMC por debajo de 18,5 kg/m².
  • Cansancio fácil.
  • Hipotensión arterial.
  • Hipotermia.
  • Bradicardia (latidos del corazón lentos).
  • Latidos del corazón irregulares.
  • Mareo.
  • Debilidad.
  • Coloración azulada de los dedos.
  • Cabellos débiles.
  • Vello suave por todo el cuerpo.
  • Estreñimiento.
  • Dolor abdominal.
  • Piel seca.
  • Piel amarillenta.
  • Intolerancia al frío
  • Boca seca.
  • Hinchazón de los brazos o piernas.
  • Dientes con erosión y callosidades en los dedos provocados por frecuente inducción de vómitos.
  • Dermatitis (eczemas).
  • Picazón.
  • Heridas que tardan en cicatrices.
  • Acné.

Complicaciones

La anorexia nerviosa puede provocar numerosas complicaciones médicas que están directamente relacionadas con la pérdida de peso y la desnutrición. Estas complicaciones afectan a varios sistemas y órganos, incluyendo el sistema cardiovascular, reproductivo, endocrino, musculoesquelético y hematológico. Los cambios más comunes son:

Sistema cardiovascular

Sistema reproductor

  • Anovulación (la paciente para de ovular todos los meses).
  • Amenorrea (ausencia de menstruación).
  • Infertilidad.
  • Disminución del tamaño del útero.
  • Disminución del tamaño de los ovarios.

Sistema musculoesquelético

  • Gran pérdida de masa muscular.
  • Osteopenia y osteoporosis (reducción de la densidad ósea).
  • Aumento del riesgo de fracturas óseas.
  • Restricción al crecimiento (en los pacientes jóvenes aún en fase de crecimiento).

Sistema endocrinológico

  • Reducción en la producción de testosterona y estrógeno.
  • Hipoglucemia.

Sistema gastrointestinal

  • Reducción de la motilidad de los intestinos.
  • Gastritis.
  • Gastroparesia (reducción de la velocidad de vaciamiento del estómago).
  • Diarrea por atrofia de la mucosa intestinal.
  • Alteraciones de las pruebas de función hepática.

Sistema renal

  • Insuficiencia renal.
  • Orina excesiva.
  • Hiponatremia (sodio sanguíneo bajo).
  • Hipocalemia (potasio sanguíneo bajo).
  • Hipofosfatemia (fósforo sanguíneo bajo).

Sistema hematológico

  • Anemia.
  • Leucopenia (reducción del número de leucocitos – glóbulos blancos).
  • Trombocitopenia (reducción del número de plaquetas).

Sistema neurológico

  • Atrofia cerebral.
  • Encefalopatías (reducción del funcionamiento cerebral).

Tratamiento

En los casos más graves, en los que el paciente se encuentra muy desnutrido y con IMC por debajo de 15 kg/m², o cuando hay complicaciones graves, como hipotensión o arritmias cardiacas, el tratamiento suele ser hecho con internación hospitalaria. Tratamiento médico y psiquiátrico conjunto suelen ser necesarios para estabilizar al paciente.

Si el paciente no presenta riesgo de muerte inminente, el tratamiento puede realizarse de forma ambulatoria, con psicoterapia, rehabilitación nutricional y medicamentos.

Rehabilitación nutricional

Los objetivos de la rehabilitación nutricional son revertir las complicaciones médicas derivadas del bajo peso y restaurar el peso adecuado y los patrones normales de alimentación, interrumpiendo comportamientos problemáticos, como purga.

El proceso de realimentación debe iniciarse lentamente, preferentemente mientras el paciente todavía está internado. El objetivo es corregir los disturbios hidroelectrolíticos y aumentar lentamente la ingesta calórica diaria para hacer que el paciente gane entre 0,5 y 1 kg por semana hasta conseguir mantener su IMC por encima de 19,5 kg/m².

La rehabilitación nutricional necesita ser hecha de forma lenta y por un equipo de nutrición, para reducir el riesgo del paciente de desarrollar el síndrome de realimentación, que es una complicación de origen cardíaco que surge como resultado de los rápidos cambios de fluidos y electrolitos en los pacientes con grave desnutrición.

Terapia cognitiva conductual (TCC)

La terapia cognitiva conductual debe iniciarse juntamente con la rehabilitación nutricional. La TCC es una forma de psicoterapia que combina terapia cognitiva y terapia conductual, actuando sobre los pensamientos y creencias que el paciente tiene en relación con su peso y forma corporal.

Otras formas de psicoterapia, como la terapia familiar y la psicoterapia psicodinámica, también pueden utilizarse.

Medicamentos

De las tres modalidades de tratamiento, la farmacológica es lo que presenta menos evidencias clínicas. En general, los medicamentos se utilizan sólo para los pacientes que no responden al tratamiento conjunto con la rehabilitación nutricional y terapia cognitiva conductual.

Buena parte de la falta de respuesta al tratamiento farmacológico reside en la negativa de los pacientes a aceptar los medicamentos, particularmente aquellos cuyos efectos secundarios incluyen aumento de peso. Esta negativa tiene relación con la falta de reconocimiento de la gravedad de la enfermedad por parte de los pacientes. Otro factor importante es la mayor tasa de efecto secundario que se produce debido al bajo peso.

El fármaco más utilizado actualmente es el antipsicótico Olanzapina.

Pronóstico

Aproximadamente el 50% de los pacientes anoréxicos tiene buenos resultados, el 25% tiene resultados intermedios y el 25% tiene un mal resultado. Los resultados malos suelen estar asociados a pacientes con larga duración de enfermedad, edad más elevada, grave desnutrición y asociación con otros problemas psiquiátricos, como trastornos de humor, trastornos de personalidad y trastornos relacionados con el uso de alcohol u otras sustancias.

El paciente con anorexia nerviosa tiene una tasa de mortalidad que es de 4 a 14 veces mayor que la población en general. Las complicaciones cardiovasculares son las principales causas de fallecimiento.

Suicidio

Alrededor del 10 al 25% de los pacientes anoréxicos presenta al menos un intento de suicidio durante el curso de la enfermedad. La tasa de muerte por suicidio es 3 a 6 veces mayor que en la población en general.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

Psiquiatra e investigadora del Laboratorio Interdisciplinario de Investigación en Atención Primaria de Salud (LIPAPS). Profesora Asistente, Disciplina de Psicología Médica, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad del Estado de Rio de Janeiro (FCM/UERJ). Coordinadora del Centro de Salud Mental de la Policlínica Piquet Carneiro/UERJ.

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