Disfunción eréctil (impotencia): causas y tratamiento

Dr. Pedro Pinheiro

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Introducción

La impotencia sexual, también conocida como disfunción eréctil, es la incapacidad de los hombres para iniciar o mantener una erección del pene suficiente para tener relaciones sexuales.

La impotencia masculina es una afección bastante común, que puede tener un gran impacto en la autoestima y la calidad de vida de los pacientes, así como en sus relaciones románticas.

Hay varias causas de impotencia masculina, como la vejez, los problemas físicos y los trastornos psicológicos. Algunas de las causas físicas son la diabetes, las enfermedades cardiacas y la hipertensión. Entre las causas psicológicas están la ansiedad, el estrés y la depresión.

El tratamiento de la impotencia masculina depende de la causa subyacente del trastorno. Algunas opciones de tratamiento son los fármacos recetados, la terapia sexual, los cambios en el estilo de vida, como el ejercicio y la alimentación sana, y la cirugía en casos extremos.

Si tienes problemas de impotencia masculina, es importante que hables con tu médico. Con el tratamiento adecuado, es posible superar esta afección y recuperar una vida sexual satisfactoria.

En este artículo exploraremos las causas, los síntomas y las opciones de tratamiento de la impotencia masculina. Sigue leyendo para saber cómo tratar esta afección y recuperar la confianza en ti mismo.

Disfunción eréctil

Los hombres tienen cuatro grupos principales de problemas sexuales:

  • Disfunción eréctil.
  • Eyaculación precoz.
  • Falta de libido.
  • Dificultades para eyacular.

Cuidar la salud sexual es esencial para una vida plena y satisfactoria. Por desgracia, la impotencia sexual puede convertirse en un obstáculo importante, que afecta a la calidad de las relaciones y daña la autoestima. Además, la disfunción eréctil puede provocar depresión y otros problemas emocionales. Aunque no sea una afección potencialmente mortal, la impotencia sexual merece atención y un tratamiento adecuado para garantizar el bienestar y la felicidad del paciente.

Es importante subrayar que tener dificultades ocasionales de erección no se considera impotencia. Para que se considere disfunción eréctil, el hombre tiene que ser incapaz de tener o mantener erecciones en al menos el 75% de los intentos. No poder tener una erección satisfactoria en un momento u otro es completamente normal y les ocurre a todos los hombres, incluso a los más jóvenes.

También es importante diferenciar entre impotencia sexual y falta de libido. En la disfunción eréctil, el hombre siente deseo sexual, pero es incapaz de mantener o iniciar una erección satisfactoria. En la falta de libido, la erección no se produce por falta de interés sexual.

La prevalencia de la impotencia sexual aumenta con la edad y con la presencia de otras enfermedades, como diabetes, hipertensión, cardiopatías, obesidad, etc. Se calcula que entre el 30 y el 40% de los hombres mayores de 40 años presentan algún grado de disfunción eréctil.

¿Cómo se produce la erección del pene?

La función sexual masculina está controlada por la interacción de los sistemas neurológico, hormonal, vascular y psicológico. Cualquier alteración en uno de estos sistemas puede causar problemas de erección.

Saber cómo se produce la erección es importante para comprender la impotencia sexual y cómo funcionan los tratamientos actuales, como el Viagra.

A grandes rasgos, podemos resumir la erección como un acontecimiento vascular, desencadenado por señales neurológicas y facilitado por un medio hormonal y psicológico adecuado. Me explico.

La erección del pene se produce cuando los cuerpos cavernosos, dos estructuras esponjosas cilíndricas paralelas del interior del pene, se llenan de sangre. El pene se llena tanto que comprime sus venas, impidiendo que la sangre vuelva al resto del cuerpo.

Anatomía del pene
Anatomía del pene

El cuerpo cavernoso se llena así de sangre, manteniendo la erección hasta el final del estímulo sexual. Cuando se produce un orgasmo o cuando finaliza el estímulo para la erección, el cuerpo cavernoso se vacía y el pene vuelve a estar flácido.

Para que el cuerpo cavernoso se llene de sangre, necesita una señal del sistema nervioso central, que libera una sustancia llamada óxido nítrico. Este neurotransmisor actúa relajando los vasos sanguíneos del cuerpo cavernoso, facilitando la entrada de sangre en él. Mientras haya óxido nítrico en el cuerpo cavernoso, el pene permanecerá lleno de sangre y, en consecuencia, erecto; cuando los niveles de óxido nítrico descienden, la erección termina.

Los factores psicológicos y hormonales, como las alteraciones de los niveles de testosterona y hormonas tiroideas, por ejemplo, pueden interferir en este eje neurológico-vascular de la erección.

Erección nocturna

La erección nocturna del pene es un fenómeno normal que se produce durante el sueño profundo y no está relacionado con la existencia de sueños eróticos. Este tipo de erección comienza en la adolescencia y persiste durante la mayor parte de la vida.

La presencia de erecciones nocturnas normales en hombres con disfunción eréctil habla a favor de causas psicológicas para ello, mientras que los hombres que no presentan erecciones ni siquiera durante el sueño, normalmente tienen algún problema orgánico detrás. Los hombres con dificultades para alcanzar fases de sueño profundo también pueden no presentar este tipo de erección.

Causas y factores de riesgo

Aunque la edad se conoce popularmente como el principal factor de riesgo de la disfunción eréctil, en realidad, el envejecimiento en sí no tiene tanta culpa como las enfermedades que lo acompañan.

Una persona mayor, completamente sana y sin medicación, es plenamente capaz de lograr erecciones satisfactorias en la mayoría de los casos. Un hombre sano de 65 años puede tener más “potencia” que un hombre de 40 años con antecedentes de diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Entre las enfermedades y problemas más relacionados con la disfunción eréctil están:

Cualquier enfermedad crónica puede aumentar los riesgos de impotencia sexual y, para empeorar las cosas, muchos de los fármacos utilizados en el tratamiento de estas enfermedades también colaboran a la disfunción eréctil. Se calcula que hasta 1/4 de los casos de impotencia están causados por estos fármacos. Los antidepresivos y los fármacos para la hipertensión (de todas las clases) son los principales villanos.

Hablamos más específicamente de la impotencia inducida por fármacos en el artículo: 86 medicamentos que pueden causar disfunción eréctil.

Existen aún otras causas de la disfunción eréctil, entre ellas, los traumatismos en la región pélvica, la quimioterapia, la radioterapia en la región pélvica, las intervenciones quirúrgicas por cáncer de próstata, las intervenciones quirúrgicas en la región pélvica y montar en bicicleta durante demasiado tiempo (ciclistas profesionales).

La mayoría de estas enfermedades provocan alteraciones en uno de los dos sistemas principales de erección:

  • Impiden una buena vascularización del pene.
  • Perturban la producción y liberación de óxido nítrico.

Impotencia de origen psicológico

No todas las disfunciones eréctiles están relacionadas con alguna enfermedad orgánica; los factores psicológicos también pueden ser responsables. El estrés cotidiano puede provocar una pérdida de concentración y un descenso de la libido, interfiriendo en el rendimiento masculino. Los problemas profesionales, financieros o matrimoniales son las causas más comunes.

Además del estrés cotidiano, la ansiedad ante el acto sexual también es una causa frecuente de impotencia. La obligación que la sociedad impone a los hombres de tener que estar siempre listos para satisfacer a las mujeres, convirtiendo el fracaso en algo vergonzoso, acaba siendo demasiada presión para algunos.

La ansiedad sobre el rendimiento aumenta si el hombre ha experimentado dificultades de erección anteriormente. En algunos casos, la preocupación por tener y mantener una erección se convierte en el objetivo principal, haciendo que el acto sexual en sí sea secundario. Este nerviosismo se convierte en un efecto de bola de nieve, provocando nuevos episodios de impotencia, que a su vez provocan más ansiedad.

La depresión es otra causa de disfunción eréctil. Como ocurre con la ansiedad, este proceso puede autoalimentarse. Muchos hombres no aceptan que su rendimiento sexual disminuya con los años, y en algunos casos, los episodios de incapacidad para mantener una erección pueden conducir a la depresión.

Tratamiento

Durante muchos años hemos tratado la impotencia sexual como una consecuencia natural del envejecimiento, como si las personas mayores no tuvieran derecho a una vida sexual activa. Hasta hace unos años, las personas mayores no buscaban ayuda médica cuando desarrollaban impotencia, aceptando la disfunción eréctil como algo inevitable.

Como ya se ha explicado, en la mayoría de los casos de disfunción eréctil, hay una causa orgánica detrás. Cuando no hay ninguna enfermedad crónica conocida, es necesario realizar dosajes sanguíneos de hormonas tiroideas, testosterona y prolactina para determinar si existe un entorno hormonal adecuado para la erección.

Un mejor control de las enfermedades crónicas, del entorno hormonal y la suspensión, cuando sea posible, de los medicamentos que puedan estar dificultando, son importantes en el tratamiento de la disfunción eréctil.

Perder peso, practicar ejercicios regulares y dejar de fumar son medidas que han demostrado mejorar la disfunción sexual.

Inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5

A finales de la década de 1990 se produjo una revolución en el tratamiento de la impotencia sexual con la aparición de fármacos de la clase de los inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (inhibidores de la PDE5).

Los principales inhibidores de la PDE5 disponibles en el mercado son:

  • Sildenafilo (Viagra®).
  • Vardenafilo (Levitra®).
  • Tadalafilo (Cialis®).
  • Avanaafil (Spedra®).

La fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5) es una sustancia que actúa eliminando el óxido nítrico del torrente sanguíneo, provocando una disminución de la cantidad de sangre en el cuerpo cavernoso. Por lo tanto, los fármacos que inhiben la acción de la PDE5, aumentan el tiempo de permanencia del óxido nítrico y, en consecuencia, facilitan el inicio y el mantenimiento de la erección.

Estos nuevos fármacos para la impotencia no deben utilizarse sin evaluación médica, no sólo por los riesgos de efectos adversos, sino también porque, sin una evaluación completa, pueden resultar ineficaces.

Si el paciente presenta, por ejemplo, deficiencia de testosterona, sólo un medicamento para la impotencia no resolverá el problema. En los diabéticos, solamente el 50% responde a las pastillas. Si el problema es vascular, aumentar el óxido nítrico no siempre funcionará.

1. Sildenafilo (Viagra®): fue el primer fármaco de esta clase que se lanzó al mercado. Debe tomarse una hora antes del coito y su acción se inicia a los 30 minutos y dura una media de 4 horas.

2. Vardenafilo (Levitra®): es un fármaco similar al sildenafilo, con más o menos la misma eficacia, tiempo de acción y efectos secundarios.

3. Tadalafilo (Cialis®): su principal diferencia es que el fármaco empieza a actuar tras sólo 15 minutos y puede durar hasta 36 horas. Esto no significa que el paciente vaya a tener una erección que dure 36 horas, sino que, en un intervalo de 36 horas, le resultará más fácil tener erecciones cuando haya un estímulo sexual.

4. Avanafil (Spedra®): es el fármaco más nuevo de la clase y presenta un efecto rápido, ya que puede tomarse 15 minutos antes del coito. De esta clase de fármacos parece ser el de mayor acción sobre la PDE5.

Al final, las cuatro opciones presentan una eficacia similar, y corresponde al paciente elegir la que le resulte más adecuada, teniendo en cuenta el precio y la dosis.

Los inhibidores de la PDE5 pueden provocar un descenso de la tensión arterial y nunca deben tomarlos los pacientes que utilizan nitratos. Los pacientes con enfermedades cardiacas o que toman medicación para la hiperplasia de próstata también deben tener cuidado con este medicamento.

Los inhibidores de la PDE5 son actualmente la primera elección en el tratamiento de la disfunción eréctil y tienen una tasa de eficacia superior al 70%.

Cuando no hay respuesta o cuando el paciente no puede tomar estos fármacos, existen otras opciones para el tratamiento de la impotencia; entre ellas podemos mencionar la administración de fármacos con inyección intrapene o intrauretral. También existen algunos dispositivos que actúan creando un vacío, favoreciendo la circulación sanguínea hacia el pene.

La implantación de una prótesis de pene es actualmente un tratamiento de 3.ª línea, y sólo está indicada cuando los tratamientos descritos anteriormente no tienen éxito.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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