Hipertensión arterial: qué es, síntomas y tratamiento

Dr. Pedro Pinheiro

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¿Qué es la hipertensión?

La hipertensión arterial sistémica, conocida popularmente como presión arterial alta, es una de las enfermedades más prevalentes en el mundo, afectando alrededor de un tercio de la población.

La hipertensión puede presentarse en cualquier momento de la vida, inclusive durante el embarazo, pero es mucho más común en la población adulta y en ancianos. Se estima que hasta el 80% de la población con más de 60 años es hipertensa.

En las últimas décadas, el número de hipertensos ha aumentado progresivamente debido a factores como mayor esperanza de vida, mayor incidencia de obesidad, sedentarismo y malos hábitos alimenticios.

La alta prevalencia, asociada con el hecho de que solamente la mitad de los pacientes hipertensos puede mantener su presión arterial adecuadamente controlada, mantiene la hipertensión con el título de principal factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y ACV.

Explicamos la enfermedad hipertensiva durante el embarazo en un texto aparte: Hipertensión en el embarazo.

Síntomas

Uno de los principales problemas de la presión arterial alta es el hecho de ser asintomática hasta fases muy avanzadas de la enfermedad. No existe un síntoma típico que puede servir como una alarma para estimular la búsqueda por un médico.

Creer que es posible adivinar si la presión arterial está alta o normal con base en la presencia o en la ausencia de síntomas, como dolor de cabeza, cansancio, dolor en el cuello, dolor en los ojos, sensación de peso en las piernas o palpitaciones, etc., es un error muy común. Un individuo que no suele medir su presión arterial simplemente porque no presenta ningún síntoma puede ser hipertenso y no saber.

Por otro lado, si el paciente es sabidamente hipertenso, pero tampoco mide la presión arterial periódicamente, puede tener la falsa impresión de que la tiene controlada. No existe ninguna manera de evaluar la presión arterial sin que se haga la estimación de la misma a través de un aparato específico, llamado esfigmomanómetro, conocido popularmente como “aparato de presión” o “tomador de presión”.

El hecho de que algunas personas tienen dolor de cabeza o malestar solamente cuando presentan presiones arteriales muy elevadas no significa que estos síntomas sirvan de parámetro. Estas mismas personas pueden tener picos de hipertensión asintomáticos y no se dan cuenta de esto. Es bueno destacar que el dolor aumenta la presión arterial, siendo difícil saber en estos casos si la presión subió por el dolor de cabeza o el dolor de cabeza surgió por la presión alta.

Tenemos un artículo específico sobre los síntomas de la hipertensión, que puede accederse en el siguiente enlace: Síntomas de hipertensión arterial.

¿Con qué frecuencia debemos medir la presión arterial?

Cada individuo adulto debe, por lo menos, una vez cada uno o dos años medir la presión arterial. Si el paciente es obeso, fumador, diabético o tiene antecedentes familiares de hipertensión arterial, se debe medir la presión con una frecuencia mayor, alrededor de dos veces al año.

Ya los pacientes sabidamente hipertensos deben medir la presión arterial por lo menos una vez a la semana para saber si la hipertensión está bien controlada. Hoy en día ya existen aparatos de medir la presión arterial, automatizados y digitales, que pueden ser adquiridos por los pacientes para estimación de la presión arterial en casa.

Diagnóstico

Un error común en el diagnóstico de la hipertensión es que el paciente puede ser etiquetado como hipertenso basándose únicamente en una medición aislada de la presión arterial.

Un paciente hipertenso puede presentar momentos en el día en que la presión está dentro o próxima a la franja de normalidad, así como una persona sin hipertensión puede presentar elevaciones específicas de presión arterial debido a factores como estrés y esfuerzo físico. Por lo tanto, no se hace diagnóstico, ni se descarta la hipertensión basado en una única medida.

Varios factores pueden alterar la presión arterial de vez en cuando, entre ellos estrés, esfuerzo físico, uso de alcohol, cigarrillos, etc. La mayoría de las personas solamente busca medir la presión después de eventos de estrés emocional o dolor de cabeza, situaciones que por sí solas pueden aumentar los niveles de tensión.

Para hacer el diagnóstico de la hipertensión arterial son necesarias de tres a seis mediciones con resultados altos, realizadas en días diferentes, con un alcance superior a un mes entre la primera y la última medición. De esta manera se minimizan los factores externos de confusión. El paciente considerado hipertenso es aquél que presenta la presión arterial elevada frecuentemente y durante varios periodos del día.

¿Qué es el MAPA?

Cuando después de algunas mediciones de la presión todavía hay duda si el paciente es realmente hipertenso o presenta solamente presión alta por quedarse nervioso durante la medición de la presión arterial, lo ideal es pedir un examen llamado MAPA (Monitorización Ambulatoria de la Presión Arterial).

Este examen es básicamente un aparato de presión que se posiciona en el brazo del paciente durante 24 horas, comprobando y registrando los valores de la presión arterial varias veces al día, en situaciones cotidianas, tales como dormir, comer, trabajar, etc.

Después de 24 horas de registros, el aparato es entregado al médico, que hace la interpretación de los registros. Personas con más del 50% de las estimaciones elevadas son consideradas hipertensas. Pacientes que presentan entre 20% y 40% de las mediciones elevadas no son considerados hipertensos, pero presentan un gran riesgo de desenvolver hipertensión arterial, lo que ya indica cambios en los hábitos de vida y de alimentación. Individuos con resultados normales son aquellos que presentan la presión controlada por más del 80% del día.

El MAPA. puede ser utilizado para hacer el diagnóstico de hipertensión arterial en los casos dudosos, pero también sirve para el médico tener una idea de la efectividad del tratamiento antihipertensivo en aquellos pacientes ya sabidamente hipertensos y bajo tratamiento. Si el paciente es hipertenso, está tomando medicamentos y presenta en el MAPA presiones altas a lo largo del día, esto es un fuerte indicio de que el actual tratamiento propuesto no está siendo eficaz.

Criterios para hipertensión arterial

La definición más aceptada hoy en día sobre la hipertensión es la siguiente:

  • Normal: presión inferior o igual a 120/80 mmHg.
  • Prehipertensión: Presiones entre 121/81 y 139/89 mmHg.
  • Hipertensión grado I: Presiones entre 140/90 y 159/99 mmHg.
  • Hipertensión grado II: Presiones mayores o iguales a 160/100 mmHg.

Para saber más sobre los valores de presión arterial acceda al siguiente artículo: Valores de presión arterial normal.

¿Qué es la hipertensión de bata blanca?

Se denomina hipertensión de bata blanca cuando nos encontramos con pacientes que solamente presentan presión arterial alta durante las consultas médicas. Son personas que tienen ansiedad en presencia del doctor y la presión sube puntualmente. En casa, fuera de las consultas, estas personas tienen la presión arterial dentro del rango normal. A veces es difícil diferenciarlas de los verdaderos hipertensos. En general hay que hacer el MAPA para tener certeza.

La hipertensión de bata blanca no es una hipertensión propiamente dicha, pero acomete personas que presentan mayor tendencia de desarrollarla, siendo un factor de riesgo para la hipertensión real. Estos pacientes tienen indicación para cambiar los hábitos de vida con miras a impedir la progresión para la enfermedad establecida.

Consecuencias de la hipertensión

La hipertensión está asociada con varias enfermedades graves, tales como:

La hipertensión raramente tiene cura y el objetivo del tratamiento es evitar que órganos como el corazón, los ojos, el cerebro y los riñones, llamados “órganos diana”, sufran lesiones que causen las enfermedades descritas anteriormente.

Como ya se mencionó, las lesiones iniciales de la hipertensión son asintomáticas; sin embargo, hay pruebas que pueden detectarlas tempranamente.

Daño renal

Una manifestación temprana de la lesión renal causada por presión alta es la presencia de proteínas en la orina, llamada proteinuria. Estas proteínas pueden ser detectadas fácilmente a través de un simple examen de orina.

Pequeñas cantidades de proteínas son asintomáticas. Lesiones renales avanzadas llevan a grandes proteinurias, que se manifiestan como una gran formación de espuma en la orina (tipo espuma de cerveza). Otro signo  de enfermedad avanzada es la elevación de la creatinina sanguínea.

La presión alta, si no es tratada, puede, a largo plazo, llevar a la insuficiencia renal terminal con necesidad de hemodiálisis.

Retinopatia hipertensiva

La hipertensión arterial lleva a lesiones de los vasos que irrigan los ojos causando la pérdida progresiva de la visión. Un examen de fondo de ojo puede revelar lesiones tempranas que aún no causan síntomas.

El examen de fondo de ojo es un examen en que el médico dilata la pupila y entonces observa el ojo con una linterna especial.

fondo de ojo normal
Fondo de ojo normal
retinopatia hipertensiva
Ojo con retinopatía hipertensiva

Comparen las dos imágenes de un fondo de ojo. El primer es de un ojo normal. El segundo es un ojo con retinopatía hipertensiva avanzada. Las manchas rojas redondas son hemorragias y las manchas claras son pus. Fíjate en la deformidad de los vasos.

Daño cardíaco

El corazón es tal vez el órgano que más sufre con la hipertensión. La presión arterial elevada hace con que él tenga que bombear la sangre con más fuerza para vencer esta resistencia. El corazón es un músculo y por esto sufre hipertrofia (aumento de la masa muscular) cuando sometido a esfuerzos crónicamente.

Un corazón con masa muscular aumentada presenta un espacio más pequeño en su cavidad para recibir sangre. Esta disminución en el espacio para la sangre dentro del corazón causa la llamada disfunción diastólica.

La hipertrofia ventricular izquierda y la disfunción diastólica son los primeros signos de estrés cardiaco causado por la hipertensión. Pueden ser detectadas en el electrocardiograma, pero son más fáciles de ver en el ecocardiograma.

Como un elástico que durante mucho tiempo fue estirado y acaba por perder su elasticidad, quedando flojo, el corazón, después de años de estrés debido a la hipertensión, deja de hipertrofiar y comienza a dilatarse, perdiendo la capacidad de bombear la sangre. Esta fase se llama insuficiencia cardíaca.

La hipertensión también aumenta el riesgo de enfermedades coronarias, con los pacientes hipertensos mal controlados bajo mayor riesgo de sufrir infarto de miocardio.

Daño cerebral

Uno de los más importantes factores de riesgo para el ACV (derrame cerebral) es la hipertensión arterial.

Muchas veces los infartos cerebrales son pequeños y no causan grandes secuelas neurológicas. Conforme el tiempo pasa y la hipertensión no es controlada, esas pequeñas lesiones se multiplican, siendo responsables de la muerte de miles de neuronas. El paciente comienza a presentar un cuadro de pérdida progresiva de las capacidades intelectuales, que suele pasar desapercibida por la familia en las fases iniciales, pero que al final de varios años lleva a un cuadro llamado demencia multiinfarto o demencia vascular.

En gran parte de las veces, estas lesiones de órganos importantes causadas por hipertensión arterial mal controlada pueden revertirse si tratadas a tiempo. Pero esto requiere concientización de que se debe tratar la hipertensión antes de que aparezcan los síntomas de las lesiones de estos órganos, y no tiempos después.

Causas

Dividimos la hipertensión en dos clasificaciones, según sus causas: hipertensión esencial (hipertensión primaria) e hipertensión secundaria.

La hipertensión primaria es la que ocurre sin una causa definida. Esta forma de hipertensión es responsable de un 95% de los casos.

La hipertensión arterial primaria no tiene una causa claramente identificada, pero sus principales factores de riesgo son bien conocidos:

Crisis hipertensiva

La hipertensión maligna es una emergencia médica y ocurre cuando hay un aumento súbito de los niveles de la presión arterial, causando lesión aguda de órganos nobles, como riñones, corazón, cerebro y ojos. La hipertensión maligna normalmente se presenta con valores de presión sistólica por encima de 220 mmHg o diastólica por encima de 120 mmHg.

Las manifestaciones más comunes son insuficiencia renal aguda, hemorragias de la retina, edema de la papila del ojo, insuficiencia cardíaca aguda y encefalopatía (alteraciones neurológicas debido a la presión elevada).

Ni todo paciente con niveles elevados de presión arterial presenta hipertensión maligna. Para que esto ocurra es preciso, además de la hipertensión grave, haber síntomas y lesiones agudas de órganos vitales. Cuando los niveles de tensión están muy elevados, normalmente por encima de 180/120 mm Hg, pero no hay síntomas ni lesiones agudas de órganos, llamamos urgencia hipertensiva.

La hipertensión maligna es una indicación de internación y reducción rápida de los valores de la presión. En la urgencia hipertensiva no hay necesidad de hospitalización y la presión puede ser reducida gradualmente a lo largo de 24-48 horas.

Para saber más sobre la crisis hipertensiva y la hipertensión maligna, lee: Crisis hipertensiva.

Tratamiento

Una vez hecho el diagnóstico de la hipertensión, los pacientes deben experimentar cambios de estilo de vida antes del inicio de la terapia con medicamentos. Los principales son:

  • Reducción de peso.
  • Iniciar ejercicios físicos.
  • Dejar el cigarrillo.
  • Reducir el consumo de alcohol.
  • Reducir el consumo de sal.
  • Reducir el consumo de grasa saturada.
  • Aumentar el consumo de frutas y verduras.

La reducción de la presión arterial con estos cambios suele ser pequeña y difícilmente una persona con hipertensión arterial alta (mayor que 160/100 mmHg) logra controlar la hipertensión sin la ayuda de los remedios.

Sin embargo, en las hipertensiones leves, hay casos en que solamente con control del peso, dieta apropiada y práctica regular de ejercicios se consigue el control de la presión arterial. El problema es que la mayoría de los pacientes no acepta cambios en los hábitos de vida y acaban teniendo que tomar medicamentos para controlar la presión.

Aquellos pacientes que ya llegan al médico con presión alta y señales de lesión de algún órgano diana deben iniciar tratamiento medicamentoso luego, una vez que el hecho indica hipertensión de larga data. Obviamente, los cambios de estilo de vida también están indicados en este grupo.

Solamente pacientes con signos de lesión de órganos diana, insuficiencia renal crónica, diabetes o con enfermedades cardíacas deben iniciar el tratamiento con drogas inmediatamente.

Remedios para hipertensión arterial (antihipertensivos)

Existen docenas de diferentes drogas disponibles en el mercado para controlar los niveles de presión arterial. Al contrario de lo que se predicaba hace poco tiempo, no importa mucho la droga de elección en el tratamiento de la hipertensión arterial, siempre y cuando sea eficaz en la reducción de los niveles de presión arterial por debajo de 140/90 mmHg.


Referencias


Autor(es)

Médico licenciado por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con títulos de especialista en Medicina Interna por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y de Nefrología por la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ) y por la Sociedad Brasileña de Nefrología (SBN). Actualmente vive en Lisboa, Portugal, tiene títulos reconocidos por la Universidad de Oporto y por el Colegio de Nefrología de Portugal.

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Una respuesta a «Hipertensión arterial: qué es, síntomas y tratamiento»

  1. Aris Visión México

    ¡Muchas gracias por la información de este artículo! Resalta la importancia de consultas periódicas con los proveedores de salud ya que la presencia de esta y otras enfermedades no serán notorias a simple vista, los órganos diana están en exposición y es nuestro deber velar por su bienestar.